En la vida de todos, cada cierto tiempo hay algo así como epifanías que te hacen decir “woooow…esto es” en distintos aspectos de tu vida. Esas epifanías son tan intensas, que pueden definir desde el corte de pelo que llevarás durante los próximos 10 años, hasta a qué te dedicarás durante el resto de tu vida. Cuando eres niño a veces ocurre con una banda, una película, un hobbie, una revista que te abrió los ojos, etcétera, etcétera. Desde esa misma perspectiva, existen tres cosas clave que ocurren en tu vida y que definen el que dejaste de ser un niñ@.

Tus amigos serán tus amigos porque tú lo decidiste

Cuando eres niño, resulta que la mayor parte de tus amigos o grupo de personas con las que te juntas, lo son simplemente porque la vida te las puso ahí. Amigos del barrio, colegio, primos, primas, da lo mismo. Lo gracioso es que durante esa época, casi siempre las conversaciones con gente desconocida parten con un “qué música te gusta”, “de qué colegio eres” o preguntas similares, pues necesitas demasiado tener algo en común con la otra persona para sostener la conversación.

Bien, todo eso es mierda.

Al crecer tu mismo depurarás tu “lista de amigos y amigas” y al final te quedarás con una lista VIP, con los reales, bacanes y verídicos. Esos son los amigos de la vida. Gran parte de esos amigos son personas con quienes a pesar de que no tengas mucho en común, habrán lazos mucho más profundos, como intereses en común, historias divertidas, o el más importante de todos: la mentalidad.

El resto no digo que dejarán de ser tus amigos, pero evidentemente la intensidad que había cuando tenías 15 años, se revivirá cada 3, 6 o 12 meses sucesivamente. No más que eso.

(Lo trágico que es cuando sientes que algunos de tus amigos de la infancia tienen caca en la cabeza, pero eso es para otro post)

Sabes reconocer y enfrentar :v:el miedo:v:

Desde que nacemos nos enseñan a temerle a un montón de cosas. Es un acto de supervivencia milenaria, y a ninguno de nuestros padres les enseñaron a enseñarnos lo contrario. Sacarse el miedo de encima puede tomar toda una vida, pero cuando lo logras, es cuando puede aparecer quien realmente eres. En su contraparte, resulta que cuando vives en un estado de miedo constante, probablemente vivas como una persona muy poco genuina.

Foto de stock genérica sobre crecimiento personal. Via UNSPLAH.
Foto de stock genérica sobre crecimiento personal. Via UNSPLAH.

El miedo con el que debemos vivir constantemente funciona en distintas cosas: salir de la zona de confort, miedo al rechazo familiar/social, etc, etc. La importancia de vivir sin miedo, es que es la única forma de que puedas ser quien realmente eres. Si no me creen, pregúntense por qué, por ejemplo, tanta gente cuando sale del closet, pareciera que sufren un “blossoming” en su personalidad, y cambian radicalmente (y para bien).

Trabajas y pagas tus cosas, casi que por ética

Como consecuencia de todo lo anterior, la persona que eres claramente está empoderada, a pesar de que tu inteligencia emocional puede ser mucho mayor que antes, resulta que ahora es cuando pueden surgir diferencias irreconciliables, sobre todo con tus padres.

Esto no significa que haya una mala relación o alguna pelea en particular. Simplemente hay un momento en el que necesitas tener un espacio vital que se rija por tus propias reglas, y estas en muchas ocasiones pueden rozar con la de tus padres, familia, o amigos de la infancia. Todos conocemos a padres súper choros y buena onda, pero que te obligan a dormir con la puerta abierta si es que hay alguien más en tu dormitorio.

(FAIL)

De plano, el problema es que tu tolerancia a que te digan cómo vivir o qué hacer, llega a un punto de inflexión, y al final del día dependiendo de qué tanto valores tu libertad, llegará el punto en el que dices basta, y simplemente te emanciparás. Cuando eso pasa, bienvenido, ya eres un maldito adulto joven.