La ciencia lo hace otra vez: La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) dio luz verde al medicamento Apretude, que promete revolucionar el mundo científico y evitar la transmisión del VIH en un 70%. Te contamos los detalles. 

Desde este lunes está aprobado el uso del primer medicamento inyectable para prevenir la transmisión de VIH en el mundo. El fármaco, llamado Apretude, llega como una alternativa al medicamento oral de profilaxis previa a la exposición (PrEP) al virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

La farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK), propietaria de ViiV Healthcare y productora de Apretude, explicó que el medicamento, “demostró una eficacia superior a la de una opción de PrEP oral diaria”. 

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso de Apretude en adultos y adolescentes de más de 35 kilos, que estén en riesgo de contraer VIH y que hayan presentado un resultado negativo previo al inicio del tratamiento. El fármarco debe ser administrado cada 60 días después de que el paciente reciba las dos primeras dosis con un mes de distancia. 

Este gran descubrimiento surgió por el estudio Mosaico, que incluyó estudios en ocho países, de los cuales cuatro eran latinoamericanos. Para medir su eficacia y seguridad realizaron dos ensayos. El primero, que incluyó a 4.566 hombres cisgénero y mujeres transgénero que mantenían relaciones sexuales con hombres, demostró que los participantes inoculados tenían 69% menos de probabilidades de contraer VIH que quienes tomaban la versión oral, llamada Truvada.

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Por otra parte, el segundo ensayo incluyó a 3.224 mujeres cisgénero y alcanzaron un 90% menos de probabilidades de contraer VIH en comparación con las que tomaron la pastilla. Eso sí, en ambos estudios existieron efectos secundarios que se acentuaron con mayor frecuencia en las personas inoculadas con Apretude. Entre ellos estaban reacciones cutáneas locales, dolor de cabeza, fatiga, dolor de espalda e inflamación de la piel. 

Sin embargo, no dejan de destacar que este hallazgo es crucial para combatir la transmisión del VIH y para generar conciencia sobre la prevención, sobre todo porque es una lucha que la comunidad científica lleva décadas librando.