Las aproximaciones estéticas y las paralelas aventuras musicales del colombiano y el canadiense nos llevan a una improbable pero certera conclusión.
De 31 años, tradición reggaetonera y con estudios de negocios internacionales y comunicación social, la de José Osorio podría haber sido una historia cualquiera en el mundo de los one hit wonders del estilo urbano, pero al asociarse con los partners indicados, logró torcer al destino y demostrar que su forma de hacer música se puede proyectar hasta lo impensado. Así es como volverá a suelo chileno, tras un discreto pero exitoso show en 2015, cuando corone la noche final del Festival de Viña del Mar del 2017.
Con la ayuda de su nuevo amigo Pharrell, Balvin lanzó este año ‘Energía’, que lo alejó de su inicial (y predecible) reggaetón y lo acercó a un estilo más refinado y masivo. Los beats que escuchamos en temas como ‘Veneno’, ‘Hola’ y ’35 Pa’ Las 12′ nos recuerdan a lo que ha hecho Drake desde el inicio de su carrera, demostrando que el hip hop no tiene por qué ser solo rapeado. El colombiano, por su parte, demuestra que se puede hacer reggaeton sin acudir al asqueroso sexismo que, por años, ha puesto a las mujeres en franca contradicción de disfrutar el ritmo teniendo que hacer oídos sordos a las letras que las objetifican.
[clickToTweet tweet=”J. Balvin demuestra que se puede hacer reggaeton sin acudir al asqueroso sexismo.” quote=”J. Balvin demuestra que se puede hacer reggaeton sin acudir al asqueroso sexismo.”]Ambos artistas saben que un buen featuring puede hacer que sus hits se disparen en los rankings. J Balvin ha hecho lo propio con otros próceres del reggaeton, como Zion & Lennox y Daddy Yankee, pero también ha puesto sus fichas con MØ, Justin Bieber y Becky G, dándose a conocer en el mercado anglosajón sin tener que cantar en inglés. Drake, por su parte, logró la notoriedad mundial con “What’s My Name” junto a Rihanna; sumado a sus duetos con Lil Wayne, Nicki Minaj y Kanye West, lograron que se asocie al antes actor con lo más selecto del hip hop. Ambos también han sabido combinarse con los mejores exponentes de sus géneros para potenciar sus canciones, como ocurre con “Ginza” y “Forever”.
En cuanto a la imagen, Balvin y Drake son íconos del street style urbano y cuidado, incluso cuando usan ropa tres o cuatro tallas más de las que les corresponden, no hay elemento es al azar. En el ámbito del amor es donde más se marca la diferencia entre el canadiense y el colombiano.
Quizás, con una diva a lo Rihanna, J Balvin se catapultaría definitivamente como el Drake de la música urbana latina. De momento, sus estilos en vestuario y música los hermanan sin caer en la copia.