El concejal, escritor y activista Jaime Parada decidió contar su experiencia tras ver el documental “Leaving Neverland”.

En un principio fue calificado por la crítica como un intento entre dos personas de sacar provecho de la imagen de Michael Jackson, pero a los pocos días de su estreno, Leaving Neverlando terminó por convencer a la audiencia de forma absoluta el daño causado por el ahora llamado ex rey del pop a niños cuando eran pequeños.

Diversas estaciones de radio alrededor del mundo han dejado de reproducir canciones de Jackson, Los Simpson sacaron de circulación un episodio en el que el cantante prestaba su voz y marcas de moda han quitado de sus tiendas colecciones basadas en la figura del que sigue siendo el cantante con más discos vendidos en la historia de la música.

El testimonio que entrega Leaving Neverland es tan duro y cruento que difícilmente se puede rebatir -o incluso terminar de ver- siendo recibido como un testimonio de valentía por quienes sufrieron abusos sexuales cuando eran solo unos niños.

Jaime Parada, concejal de Providencia, escritor y activista por los derechos LGBTQI+, habló de forma abierta sobre su propia historia en su libro titulado “Yo, Gay”. Sin embargo, tal como comentó en sus redes sociales, este documental reabrió estos episodios gracias a las similitudes del comportamiento de Jackson con aquellos que amedrentan, abusan y manipulan a niños de forma sostenida a través de los años.

Esta es su historia:

Hice un hilo de twitter que quiero compartir por acá. Espero que mi experiencia pueda ayudar a otros, publicó tanto en su Facebook como en la susodicha red social.

0) Nunca hice un hilo. Pero vi Leaving Neverland y quiero compartir una experiencia personal de abuso. Hay patrones comunes con lo que muestra el documental

1) Jackson llegó a los menores de edad a través de sus familias. Lo hizo victimizándose, diciendo que no tenía amigos y que su fama era la causa de su soledad.

2) Cuando ganó la confianza familiar, comenzó a fijar atención en los niños; mostró con ellos una actitud algo infantil, algo fraternal.

3) Lo mismo pasó en mi caso.

4) Quien abusó de mí se llama Esteban Rodríguez Correa. Tenía 17 años más que yo. Era el profesor de Karate de uno mis hermanos y decía sentirse muy solo.

5) Yo tenía 9 años cuando apareció en nuestra vida. Abusó de mi hasta los 17.

6) Mis padres lo acogieron como un hijo. Y él se aprovechó. En parte, usó sus recursos económicos para hacerse indispensable en una familia de clase media- alta empobrecida.

7) Pagó nuestras vacaciones, compró autos caros para mis padres, renovó nuestra casa. Fue nuestro Neverland.

8) Él decía ser hijo (no reconocido) de Enrique Ortúzar, Presidente de la comisión redactora de la Constitución. Ortúzar es un personaje siniestro de la dictadura, a quien conocí.

9) Para mis padres, personas de derecha, esto era un plus. Esteban ganó su confianza contando historias medio inventadas, medio reales, sobre lo que ellos querían oír.

10) Jackson hizo lo mismo: abrió un mundo nuevo a las familias de sus víctimas y abusó de esa confianza que se había creado.

11) Una vez que Jackson consiguió aislar a los chicos de sus familias, empezaron los abusos. Una vez que Esteban consiguió estar a solas conmigo, comenzaron los abusos…

12) La relación que había creado con mi familia era suficiente sólida como para que mis padres entraran en un espiral de confianza ciega. Es difícil de entender, pero funciona así.

13) Durante esos años, fui sometido a toda clase de abusos y manipulaciones psicológicas.

14) Jackson puso a los chicos en contra de sus madres. Les decía que debían desconfiar de las mujeres. Esteban se dedicó a ponerme en contra de mi familia. A decir que yo no era importante.

15) Usó mi vulnerabilidad para reducirme. Usó la vulnerabilidad de mi familia para reducirlos.

16) Hacia el final del proceso, la decisión fue: o me quito la vida o lo enfrento. Y lo enfrenté. Salí solo de eso.

17) Cuando eso pasó, hizo una serie de cosas en mi contra: llamó a amigos y familiares para decir que yo era homosexual. Que estaba metido en “cosas raras”. Así de loco.

18) Me costó mucho recuperarme. Me costó entender que mis padres no lo vieran. Si bien lo hice, ya no los juzgo. Las lógicas de esto son muy extrañas y escapan de todo patrón.

19) Después de años de terapia, siento que pude vivir con ello. Y que afortunadamente, transformé todo lo malo, en algo bueno. Aquí estoy, siempre queriendo crecer. Un abrazo a todxs.