Cada cuadro, que mide dos metros, es una explosión de información y colores que tienes que ver.
“El cuadro al principio te bota, como un toro mecánico”. Así explicó José Prieto Donoso (33), pintor y hoy aprendiz de tatuador, la sensación que un espectador puede encontrarse frente a un cuadro suyo. En telas enormes, que se demorase despliegan personajes, que están dentro del imaginario colectivo de toda una generación de adultos que bordean entre los 25 y los 35 años, en situaciones agresivas, cotidianas o simplemente irreales; peleando, conversando, salvando el mundo. Son tus personajes favoritos de la televisión, de los videojuegos, del cine o de esa pintura que tienes puesta de fondo de pantalla en el celular. Los tigres de Dalí reversionados, Gary Medel como un santo y guerrero a la vez, el elefante de Dumbo montado por Hell Boy: son todos partes de una pintura de Prieto, un bombardeo visual que es difícil de dejar de mirar.
Pero esto es parte del imaginario propio de Prieto, quien presentó su primera exposición “Imaginario 1” en la Galería Mutt durante enero, habla y ejemplifica con escenas de películas o referencias directas a la cultura de la globalización, uno que comparte con quien ve su arte pero que es puramente suyo. “Yo me hago cargo de mi experiencia. Yo juego con personajes de muchos universos diferentes, como si fuera un play date (“cita de juego”). Es mi juego. Es yo sentarme a lo Toy Story en el living de mi casa a jugar. Aquí viven estos personajes, que puede ser interpretados por alguien que se va a encontrar de frente con la saturación, la agresividad, con todos los ingredientes de la receta de este bombardeo de información al que estamos expuestos. No nos damos cuenta, pero es todo lo que disponemos en nuestro cerebro”, dijo.
Es algo que, explica, nunca dejó de hacer, nunca dejó de jugar. Para muchos, la primera aproximación de la comunicación y la representación, a parte del habla, es el dibujo: “El arte es de esas habilidades blandas que se empieza a castigar, y eventualmente el jugar, que se te empuja a abandonar. Para mi el pintar era literalmente ir a un lugar donde podía jugar de manera que no podía hacer en el mundo real. En mi caso, como no podía apropiarme de esto empecé a hacerme de esos juguetes, los ponía en el papel o a veces con masa Play-Doh hacía figuras que se endurecían y hacía mi pseudo juguete. En el estilo que estoy ahora vuelvo a ese juego más infantil”.
De pasar de estudiar en la Universidad Católica, saltó a New York por un período, a la NYU, para seguir perfeccionándose. Fue aquí, en la “capital del mundo” donde todas esas herramientas de las que iba armado, en teoría, en técnica, en crítica, se vieron destruidas ante la posibilidad de hacer lo que él quisiera. Es en este punto cuando decide volver a abrazar a la pintura.
El artista es alguien sensible que va a resonar con varios fenómenos del que todos somos víctimas; yo no estaba tan en control como había supuesto con mi discurso prefabricado”.
“La primera asociación que hice fue la de estos juegos que hacía cuando niño donde todos mis personajes favoritos eran parte de un mismo universo. Me puse a jugar con la pintura, no solo agarrando las figuras de acción de mis superhéroes favoritos, sino que también vi que se me había complejizado un poco el panorama al insertar otros referentes. Los puse a jugar en esta idea de un universo común que tenía de chico”, recordó.
Es cosa de ver detalle a detalle un cuadro suyo. Al tenerlo en persona, es capaz de llevarte personaje por personaje, escena por escena, de una pintura que parece inabarcable, pero que en la realidad está toda conectada. Nada está puesto ahí al azar, ya que toda figura cumple una función, tiene un referente, literal o no, dentro de la pintura. Para entrar solo tienes que identificar un personaje, pero cuidado, que cuando veas a otros ellos pelearán por tu atención, tal como lo hace el inicio de tu Facebook.
“Hoy con el mundo hiperconectado esto una realidad porque tenemos más fuentes de información. Esta misma saturación del cuadro reflejaba ese exceso, ese bombardeo de información al que estamos expuestos, donde las imágenes pelean por el spotlight, por el espacio, por la identidad. Las imágenes en tu celular también pelean por esa aprobación, ese like, esa validación que se maquilla y se filtra. Nosotros nos encontramos donde todo vale, muy diferente a la generación de nuestros viejos, donde el primer discurso que me encontré en arte es que todo está hecho, solo tienes que ver como lo reciclas mejor, que es algo que se ve reflejado en mi trabajo”, agrega.
Puedes ver el trabajo de José en su sitio web o seguirlo en Instagram/Facebook.