“Tanto el sistema neoliberal y el capitalista genera prostituciones porque está pagando por tu fuerza laboral, está pagando por tu cansancio físico, por tu tiempo, por tu cuerpo”, nos explica Josecarlo como previa del lanzamiento de la segunda edición de su libro #SoyPuto.

¿Puede el feminismo ser patriarcal? La activista, prostituta y feminista argentina Georgina Orellano cree que el feminismo abolicionista es un poco patriarcal “pero con cara de mujer”. Esto, porque constantemente trata de educar desde un lugar privilegiado sobre el uso que se debe dar o no al cuerpo de las trabajadoras sexuales.

Una de las críticas permanentes al trabajo sexual, por parte de ciertos feminismos, tienen que ver con la procedencia de quiénes lo ejercen. El repudio principal aparece cuando entre las múltiples lecturas se entiende la clase como un factor determinante en la población puta. Se cree que vienen de sectores populares y que no tienen otra alternativa a la prostitución; pero tal como dice Josecarlo Henríquez, prostituto, escritor, actor, performer y activista del Colectivo Universitario/Utópico de Disidencia Sexual (CUDS), “ya sabemos que hay feminismo y feminismos”, movimientos de mujeres y esencialismos que niegan las estructuras post-identitarias que florecen desde las rebeldías disidentes sexuales.

Hay feminismos abolicionistas, demócratas, socialistas, concertacionistas, conservadores, liberales, religiosos, blancos, que desean a todo pulso acabar con la prostitución, como argumento la cosificación del cuerpo prostituido, como si la erotización fuera patrimonio del sexo, como si “las promotoras, las secretarias, las modelos, las vedettes…” continúa Orellano, no erotizaran su trabajo.

Josecarlo, que hoy se encuentra a punto de lanzar la segunda edición de su exitoso primer libro #SoyPuto, también lee estas posturas rígidas del feminismo con comparaciones articuladas desde su propia biografía, esas que nacen desde la discusión juvenil viendo televisión, escuchando a la en ese entonces opinóloga Pamela Jiles conversando de farándula en paneles matutinos. Nicole Moreno, Valentina Roth o Anita Alvarado, famosos rostros de la TV en Chile, mujeres que han utilizado su cuerpo, lo han explotado, erotizado y expuesto hasta llegar a ser referentes para este puto que logra encontrar puntos en común con su trabajo.

En esta edición de #SoyPuto hay nuevos capítulos, historias contadas por sus compañeras y además el lanzamiento de su propia editorial independiente. La conversación con Josecarlo se llevó a cabo en el -01 de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, ahí nos reunimos horas antes que se comenzara a quitar la ropa gratis para desenvolverse en una exquisita performance de cruces con quien ya ha compartido tablas en otras ocasiones: Irina la Loca, la actriz, performer, cantante y activista que ha dejado su marca en la discusión nacional con su terrorismo de lengua ametralladora de realidad al analizar desde la música la situación actual del Servicio de Menores del país (Sename), la violación infantil y el aborto.

“Yo creo que una de nuestras venganzas es la felicidad, porque por todos lados nos quieren matar tanto de tristeza como de un montón de otras cosas”

El gusto y la prostitución

Nos podrías contar un poco sobre el gusto, el deseo, el placer. En #SoyPuto y en tu carrera te has preocupado de deconstruir el gusto, y de separarlo de la idealización romántica logrando problematizar este concepto. 

JCH: El tema del gusto en particular -más que con el deseo y el placer-, me ha significado un desafío a deconstruir en mi propia biografía como prostituto. Negocio con los gustos de mucha gente y con mi propio gusto para volver más rentable tal actividad, porque la prostitución apela directamente como una práctica comercial, pero también apela a ese gusto construido en ti.

Cuando tú haces algo que no te gusta pareciera que hubiera una violación, porque tiene que haber un gusto para las prácticas sexuales. Entonces ¿Cómo abordar el gusto desde la prostitución?

Hay un grupo de esta ola feminista más hegemónica que es anti-prostitución, anti-trabajo sexual y el mayor argumento de esto es que son personas que están teniendo sexo por plata, no por gusto o placer. Si sólo es por plata es una violación igual, ese es el argumento.

En mi propia biografía respecto al gusto me he ido dando cuenta que así como todo gusto es adquirido, todo gusto es adquirible también. La puta en sí es un sujeto mutable respecto al gusto, en el fondo al ir adquiriendo el gusto se va generando ese placer.

Cuando hablas de deconstruir el gusto podemos entender este proceso desde el territorio de conquista con el que has trabajado la prostitución. ¿De qué manera el resto de nosotros podemos comenzar a deconstruir nuestro gusto? ¿Por qué es necesario?

Cuando me empecé a dar cuenta que mi gusto estaba variando bastante -hoy en día me gustan prácticas que conocí sólo en el contexto de la prostitución, y sólo en este contexto siguen pasando-. Es accidental, nunca me lo esperé, es algo a lo que le he ido tomando conciencia. No he seguido ninguna lógica para irme quitando ciertos disgustos y para que se conviertan en gustos.

Son esas mismas capacidades que tenemos para adaptarnos y poder sobrevivir. Muchas veces en la clase obrera, mi padre es panadero y recién ahora le encanta hacer pan. Es esa capacidad de los pobres de hacer de una condena, como el trabajo, algo entretenido.

Tiene que ver con la sexualidad. Es un terreno en constante experimentación, querámoslo o no, lo que quiere el sistema es que no experimentemos sino que sigamos los cánones, las normas y deconstruir el gusto sería un acto reivindicativo.

Uno de tus gustos adquiridos ha sido el fisting. ¿Qué otros gustos has aprendido?

Me quedó gustando meter el puño por el culo de mis clientes y de muchos otros, sin guantes porque me gusta palpar la carne, dar de comer mi excremento me quedó gustando desde el año pasado cuando lo experimenté por primera vez en Buenos Aíres.

Un cliente me escribió por Grindr para preguntarme cuánto le cobraba por dejarme hacer sexo oral anal. Él quería que no me lavara, me insistió mucho en que si iba al baño antes no me limpiara. Yo pensé que iba a ser un trámite, él acabó antes de lo que yo quería acabar.

Hay prácticas que tienen que ver con el riesgo y el semen. Me pasa que con la garganta profunda, el gagging, y que acaben en tu garganta y que tú expulses una babosa densa me gusta mucho, más que el sexo oral. Un orgasmo de amígdalas.

Estas prácticas me han empezado a gustar en el último tiempo.

¿Cómo nos afecta el gusto aprendido desde el heterocapitalismo?

Yo creo que una de nuestras venganzas es la felicidad, porque por todos lados nos quieren matar tanto de tristeza como de un montón de otras cosas.

Muchos de estos gustos adquiridos a la fuerza, porque no se nos dio un espacio de experimentación, inyectados a la fuerza, más que provocarte placer generan otras realidades, otros cuerpos, otros deseos excluídos deslegitimados, patologizados, criminalizados, lo único que genera este gusto es que hoy en día exista un montón de códigos que nos dicen que este comportamiento es patologizado, este tipo de cuerpo es enfermo, que estas prácticas son dementes, inhumanas, como lo fue la sodomía en un momento cuando nos metían a la cárcel a las que nos gustaba que nos dieran por el culo.

“Tanto el sistema neoliberal y el capitalista genera prostituciones tanto o simplemente porque está pagando por tu fuerza laboral, está pagando por tu cansancio físico, por tu tiempo, por tu cuerpo”

Abolicionismo

En charlas y jornadas varias te he escuchado hablar sobre cómo finalmente todos somos prostitutos, vendemos nuestros cuerpos durante un tiempo en un lugar y nos pagan por eso ¿Dónde empieza y dónde termina la prostitución? ¿Desde dónde parte y con quiénes parte? ¿Quién es el cabrón en nuestras vidas de prostitutos?

Uno de los falsos sinónimos, uno de los conflictos que ha inventado y que ha generado respecto de la prostitución el abolicionismo en el mundo es este feminismo de mujeres blancas burguesas, marxistas con nanas que hablan, generan límites y cierran las múltiples dimensiones respecto un concepto como la prostitución descaradamente, olvidando la misma realidad económica que estamos viviendo y que no son ni los 70 ni los 80, no es el principio del siglo XX, lo único que nos queda es resistir en tanto lo que seamos y en tanto las herramientas que tengamos a mano porque no somos estas feministas, blancas, con un entendimiento revolucionario marxista que tienen el privilegio de poder aislarse del sistema. No sé si nosotros tenemos el privilegio de dejar de participar en el sistema.

Tanto el sistema neoliberal y el capitalista genera prostituciones tanto o simplemente porque está pagando por tu fuerza laboral, está pagando por tu cansancio físico, por tu tiempo, por tu cuerpo.

Lo que hace un panadero con sus brazos es similar tanto en mecánica como en tiempo a lo que hace una prostituta con su entrepierna. Ya sabemos que los discursos moralistas cristianos le van a tomar otra importancia a la prostitución haya o no haya explotación porque en su mayoría el discurso está abanderado por mujeres trabajadoras sexuales y cuando las mujeres se empoderan el cristianismo va a querer tacharles la moral.

El trabajo sexual ha sido tachado así, pese a que existe desde el inicio de la historia del feminismo en el mundo. Ahora las putas deberíamos también hacernos cargo de cómo desenmarañar esto de ser parte del sistema, esto de ser sujetas que están generando placer al patriarcado, generando ganancias al capitalismo. Bueno, quién no de ustedes que también tiene que trabajar, y de nosotras que tenemos que trabajar en la medida de lo posible con lo que tengamos a mano.

“No es lo mismo el feminismo que busca la igualdad entre hombres y mujeres que, por ejemplo, las que pensamos que el género es el enemigo y no la desigualdad de género”

¿Sientes que algunas feministas son policías cuando hablan de trabajo sexual? ¿De qué sector feminista vienen las críticas a la prostitución? 

Son las que no dejan que los movimientos de trabajadoras sexuales crezcan y se articulen, por eso pareciera que no hay nada. Pero son las mismas feministas cuando se meten ahí nos silencian y nos quieren acabar.

¿Por qué crees que las feministas esencialistas no reconozcan la política sexual post-identitaria y sigan considerando a todas las personas con pene como varones, hombres o machos?

Porque estas mismas feministas acomodadas son también feministas que leen sólo lo que les gusta leer. Hay una cosa de marcos teóricos, si el feminismo no es una corriente de gente ignorante. Es una corriente de gente que tenemos una conciencia de una genealogía, de oleadas del feminismo, son decisiones políticas ser una feminista de la diferencia, una transfeminista.

Las feministas sabemos eso, ¿o no?

Claramente.

No es lo mismo el feminismo que busca la igualdad entre hombres y mujeres que, por ejemplo, las que pensamos que el género es el enemigo y no la desigualdad de género. Como nosotras adherimos a otro feminismo, que como cosas de la vida se cruza y choca con otras feministas, y como es en la política se enfrentan discursos, y no por ser feministas todas vamos a ser iguales.

Son sujetas, las feministas con vagina o movimientos con mujeres o hembristas, que no están entendiendo o decodificando los conflictos sexuales y de género como lo decodificamos tú y yo, nosotras, que somos la mayoría pobretonas, de población, sin nana y entendemos que a nosotras el feminismo nos rescata desde la opresión y la tortura que significa la obligación a ser hombre. A nosotras nos discriminaban, me pegaban mis propias compañeras me tiraban piedras por no ser hombre, por ser un maricón, porque para la sociedad ser un maricón no es ser hombre y yo estoy de acuerdo porque no me siento hombre. Eso, una feminista básica que tiene nana y que por ende la vida no se le vuelve tan compleja como si es el feminismo, solamente va a ver un genital, un biologicismo cristiano que te dice que eres hombre porque tienes pene.

¿Quién te paga por tener sexo? ¿Qué busca la gente que le paga a Josecarlo el prostituto?

Tengo mucho tipo de cliente. Me pierdo en un océano infinito de clientela. Son varios. Buscan siempre lo mismo: sexo genital, más que compañía y sanación. Activo y pasivo.

¿No salen de eso?

No, y yo tampoco me vendo como un BDSM, pero no le hago el quite, pero lo que más llega es sexo genital.

Siempre prácticas penetrativas.

Siempre y en su mayoría han surgido estos clientes que me llaman la atención, como los que tienen fetiches con mis pies, los que sólo quieren follarte la boca, pero sí, siempre es muy genital, porque es también el general de la sociedad.

¿Qué otro tipo de prácticas sexuales deberían comenzar a cobrar importancia para dejar lo aburrido del sexo heteronormativo?

La voluntad de experimentación es un gran desafío político para muchas. Tanto para activistas como para no activistas. Es voluntad de experimentación, y para poder darle rienda suelta a la voluntad de experimentación, con una ética feminista por supuesto, ¡no vamos a experimentar con niños!.

Es necesario vencer ciertos conflictos morales y valóricos respecto a nuestras sexualidades como occidentales cristianos, porque aunque seamos ateos seguimos siendo cristianos es cosa de mirar nuestra sexualidad solamente. Ante eso tu cuerpo siempre te va a decir y dar pistas para dónde ir, pero si no le das importancia a tu cuerpo y le das importancia a la construcción cultural que te metieron en la cabeza tanto como moral, valores, religión no vas a entender tu cuerpo y tu cuerpo te va a estar diciendo tócame acá y no lo vas a escuchar.

Anita Alvarado, Kenita Larraín y Valentina Roth aparecen en tu libro como “putas conspiradoras”, dices que no hay mucha diferencia entre tu trabajo y el de una bailarina de programa juvenil televisado. ¿Qué tanta prostitución hay en el trabajo de estas heroínas tuyas?

Ellas son en sí putas de pies a cabeza. Se han estado valiendo de su propio erotismo, de su propia sexualidad. Ser una chica con tales características en un programa en la televisión chilena que es una sociedad que consume sexualidad femenino a graneles, son putas. Siendo víctimas de este patriarcado que las quiere como objeto sexual, ellas se empoderan de esa condición y lo convierten en sujetos sexuales, pero además putas.

No son sujetas sexuales que hablan en nombre del amor gratis, sino que le ponen precio al placer del ojo ajeno. Es prostitución.


Toda la información sobre el lanzamiento la puedes encontrar aquí.

#SoyPuto 2da edición será publicado por Logo Kuir Editorial.

El precio de lanzamiento será de US$15,80 (CLP$10.000).

Las fotografías bajo el ojo de Jorge Matta.