Y a esta nueva tendencia que involucra a los pepinillos le damos un rotundo:


Existen dos tipos de personas: las que comen papas fritas con kétchup a un costado del plato y las que sirven el condimento sobre ellas; también están las que prefieren tomar pisco con blanca y las tradicionales con negra; y como olvidar a las que sacan sus pepinillos de las hamburguesas y aquellos que los consideran un riquísimo snack.

Los pepinillos son polémicos: siempre han sido rezagados de los cumpleaños y juntas varias terminando siempre a un costadito de las bandejas de madera donde priman las papitas y aceitunas verdes. Sus defensores son pocos y silenciosos, y generalmente nunca admiten sentir una pasión real por ellos por vergüenza a ser vilipendiados.

Sin embargo, en Estados Unidos comenzó una tendencia que tiene a los comerciantes estupefactos: cientos de personas se acercan hasta las tiendas para comprar frascos de pepinillos y tomar su jugo dejando de lado el producto en sí.

La razón de este comportamiento radica en las aparentes propiedades regenerativas que otorga el jugo de pepinillos, además de hidratar a los deportistas de alto rendimiento de una forma “mucho más rápida” según su propio testimonio.

Lo anterior no se aleja mucho de la realidad, porque las propiedades acreditadas al jugo de pepinillos en salmuera son varias según doctores especializados en nutrición. Ojo que en esta oportunidad hablamos del líquido salado y no el de su versión agridulce.


Theodore Strange, neoyorquino y nutriólogo que ha corrido 25 maratones a lo largo de su vida, asegura que este jugo efectivamente puede ayudar a reemplazar los fluidos y electrolitos perdidos después de realizar ejercicios de alta intensidad.

“El jugo de pepinillos es alto en sodio y potasio, que ayuda a normalizar los desbalances que ocurren a nivel muscular previniendo calambres causados por la deshidratación” afirmó en entrevista para The New York Post.  

Sin embargo, también se muestra alarmado porque no se debe considerar esta tendencia como “el nuevo Gatorade natural” ni mucho menos. Las personas con problemas cardiacos no deben tomar este jugo por los peligros que se presentan para su salud; tampoco debería ser una técnica diaria por la enorme cantidad de sodio que presenta tan solo un frasco pequeño (que lógicamente es perjudicial para la salud).

Acá es donde está el problema, porque diferentes marcas han sido visionarias y comenzaron a comercializar este jugo jactándose de la vorágine deportiva que busca el alimento milagroso a como de lugar. La situación no llega a ser preocupante porque es un asunto de lógica, pero las bebidas energéticas que patrocinaron a diferentes deportistas durante décadas ahora resultan ser dañinas para la salud y este jugo se perfila como un reemplazante “natural” (y que no lo es, de verdad).


Si los “gender reveal” llegaron a Chile no sería de extrañar que esta tendencia también apareciese pronto. Porque si el agua de coco, el aceite de oliva, la chía, los piñones y guaraná tuvieron su momento de gloria, lo lógico es que nuestro mercado también viesen con buenos ojos hincar sus dientes en esta moda. Sin embargo y con todo respeto, por el sabor que implica para las papilas gustativas hacer esto luego de realizar ejercicio, le decimos a la modalidad gringa un gran: