Spoiler: parando carros cuando fue necesario y preocupándose de hacer un montón de canciones buenas.

Antes de escribir este post, paseé un poco por las redes sociales para captar lo último con respecto al tour que promociona el tercer trabajo discográfico del canadiense. ¿Qué vi? Bastantes noticias que apuntaban de forma negativa al cantante (que le había dicho a una fan que “le daba asco”, por ejemplo). A solo días de que se presente en Chile, es momento de ir en defensa de Bieber, no solo por cómo ha podido evolucionar su sonido y estilo, sino por la forma en que ha manejado la fama. ¿Tendremos que reinventar el fanatismo? Todo parece indicar que sí. El asedio al artista ya no se lleva, amigos.

Creo sinceramente que la etiqueta de “asshole” que han utilizado contra Justin es el afán de la industria del entretenimiento por ver caer a otro artista pop que comenzó su carrera en su infancia. Ya lo hicieron con Lindsay Lohan y Britney Spears, por solo nombrar exponentes femeninos. Con el fin de entender cómo surgió la figura de Bieber en el mundo de la música, he aquí una pequeña retrospectiva.

Cuando solo era un chico común y corriente de London, Canadá, Bieber probó suerte en  YouTube cuando esta plataforma no llevaba más de 2 años funcionando. Justin fue visionario, subiendo diversos covers de solistas pop. Una canción de Ne-Yo fue la que captó más la atención. Luego de ello, vino la fortuna de que el productor Scooter Braun quisiera darlo a conocer, y que artistas como Usher y Ludacris se decidieran a colaborar con él, lo impulsaron a la fama. Pero no fue solo mérito ajeno. Pese a que su música antes se trataba de un pop bien dulzón y angelical, hay que aceptar que Bieber lograba una novedosa combinación entre el adolescente guapo, buenos pasos de baile y melodías más que pegajosas. Si no luchaste contra la letra de “Baby”, no sé qué estabas haciendo durante el 2009.

Bieber junto a su primer manager y “descubridor”, Scooter Braun, al inicio de su carrera.

 

Posteriormente, Bieber siguió cosechando éxitos al tiempo que hacía polémica por su relación con Selena Gomez y sus altercados con la prensa. Hay que admitir que, en primera instancia, el artista podría parecer un divo. Más bien, (y, en especial, revisando este video donde todo el mundo lo apuntó con el dedo), se trata de un ser humano frágil, con los focos directos en su cara desde los 14 años. Imagina, por un minuto, cómo sería si en el desarrollo de tu carrera hubiese un sector de bullies que no paran de decir que tu música es una basura, mientras otro grupo de fans están dispuestas a vender su virginidad por asistir a uno de tus conciertos. Es para volverse loco, ¿verdad? De hecho, hace un tiempo que el rubio subió a su cuenta de Instagram un mensaje para sus fans, explicando por qué es tan extraño su asedio cuando se encuentra en actividades no laborales. Algo que no todos están dispuestos a aceptar por esa falsa creencia de que los artistas son dioses disponibles para sonreír en cualquier momento, olvidando que, tal como nosotros, tenemos días malos y preferimos que nos dejen tranquilos cuando el cansancio nos agobia.

Si me ven en algún lugar público, sepan que no me tomaré una foto; estoy harto de las fotos. Esto ha llegado al punto de que la gente ni siquiera me saluda o me reconoce como un ser humano. Me siento como un animal de zoológico, y quiero mantener mi salud mental. Sé que algunas personas se sentirán decepcionadas, pero no le debo fotos a nadie. Y a los que dicen “pero yo compré tu disco”, les digo que lo tienen y eso es por lo que pagaron, ¡un disco! No establece en ninguna parte que también obtendrán una foto mía.

 

Pero Bieber hizo algo mejor que dejar que los haters lapidaran su carrera: siguió componiendo música.

Tras un mucho más maduro “Believe” (2011), Justin coqueteó con el R&B y con ritmos más oscuros en el enigmático “Journals” (“2013”). Pese a no haber tenido el masivo recibimiento de su actual “Purpose” (2015), es una joya que pavimentó el camino a sus colaboraciones con Skrillex y Diplo y constituyó el “descanso” suficiente para que Bieber mirara su carrera con perspectiva de proyección. Justin podría haberse conformado con la vieja confiable, pero decidió cambiar las reglas del juego, haciendo que miles de detractores de su música tuvieran que morderse la lengua. Jaque mate, puristas de la música.

 

 

Ad portas de su esperado concierto en Chile (tras venir en 2011 y 2013), parece ser que a nadie le “da vergüenza” decir que escuchan al platinado, cuando antaño las fanáticas debíamos esconder nuestros reproductores de mp3 para que nadie juzgara nuestras decisiones musicales. Gracias a Bieber, el pop se liberó y ya nadie pone mala cara si su voz se cuela por los parlantes. Aunque lo sigo desde sus inicios, reconozco y agradezco su evolución.

Justin Bieber se presentará el 23 de marzo en el Estadio Nacional. Aún quedan entradas, que puedes adquirir a través del sistema Puntoticket.