Después de cinco años, la inglesa Kate Nash, volvió con un disco que reconcilia su adolescencia con el periodo actual de su vida.

Famosa mundialmente por Made of Bricks, del que se desprende Foundations, canción que alcanzó el número uno en varios países; Nash vuelve con un sonido más similar a ese que a la etapa riot por la que pasó su carrera.

Con una inteligencia particular para dejar de depender de multinacionales, cuando todos quieren firmar con ellas, a través de un proyecto colaborativo en Internet logró reunir US$155.000 para financiar “Yesterday was Forever”.

Firmar a los 18 años con una disquera y ser reconocida en todo el mundo por ello te puede tomar por sorpresa si no tienes un soporte adecuado y, sobre todo, si no estás preparado para ello. Algo así fue el caso de Nash.

Siendo muy joven la descubrieron a través de MySpace, y entre todo el alboroto que eso significa su compatriota, Lily Allen dijo que sin duda esta era una artista a la que todos deberíamos prestar atención.

Claramente no se equivocaba. Hasta hoy, Nash, no ha demostrado otra cosa que tener las capacidades necesarias para enfrentarse a un mundo desechable. Luego de Made of Bricks, My Best Friend is You salió a la venta bajo el mismo sello y siguiendo un estilo similar al primero; sin embargo sin el mismo éxito.

Ante esta presión, y el despido a través de un mensaje de texto que enfrentó, la cantante se mudó a Estados Unidos y comenzó su carrera bajo sus propios términos e ideas. Estudió arte y conoció de primera mano la lucha feminista, estudió decolinialismo, feminismo negro, entendió sus privilegios por ser una mujer blanca y, entre todo esto, lanzó Girl Talk.

Girl Talk fue una especie de manifiesto riot grrrl o una carta de principios feminista que le mostró a sus fans para dónde estaba caminando ahora y cuáles eran los pasos que definitivamente no volvería a dar en este mundo del arte musical.

Luego nos demostró que podía actuar, y ser bastante buena. Fue presentada como parte del elenco de Glow, la serie de mujeres luchadoras de Netflix. Para el 2016 sorprendió a todos, luego de tres años sin pronunciamiento musical concreto, con un single virtual: Good Summer, una canción pegajosa llena de nostalgia millenial para el fan ansioso de Kate que necesitaba sí o sí un golpe indie en su corazón musical.

Ese mismo año lanzó My Little Alien, canción que luego estaría en el EP Agenda, lanzado el 2017. De aquí se desprenden Call Me, Agenda, One Eye y My Little Alien. Dos de estas piezas están en el disco que lanzó a finales de marzo: Yesterday was Forever, una producción con 14 canciones que vuelven a mostrarnos algo de Made of Bricks y Girl Talk fusionados con un tercer componente que Nash siempre disfrutó, pero de lo que nunca nos dio lo suficiente: la música electrónica y noise pop.


Yesterday was Forever

Abre con Life in Pink, la muestra más clara de rebeldía en el psiquiátrico disfrazada de canción post-ruptura amorosa. Aquí podemos, de entrada, entender que la cantante no lo ha pasado bien y necesita una vie in rose.

Esto es un recurso que se repite en la mayoría del disco. Se destaca esta parte de la cantante porque, sin tener que investigar mucho, el periodo por el que ha pasado la tiene colgando de un hilo. Amor, trabajo, éxito, presencia en redes sociales, y un sin fin de otras cargas emocionales que son imposibles de manejarse por sí solas y que requieren un esfuerzo extra en la vida de todos los seres humanos, la tienen con una sobre extensión de sí misma re-trabajando por si misma la vida de una artista independiente, mientras se mira en un espejo sin entender nada.

Si bien es una canción muy potente, no es un estilo que se repita en todo el disco. Call Me recorre un ambiente más relajado, pero sin perder la energía, eso sí, esta vez una más romántica.

El new wave se acelera con Take Away, el noise pop está a cargo de Twister Up. El pop musical de radio fm se encumbra como cometa en viento de verano con Karaoke Kiss y vuelve a tocar el piano y a ser la Kate de la que todos se enamoraron con Always Shining.


Luego de salir de la crisis creativa que la llevaba años sin publicar música quiere mostrar lo que tuvo que vivir. La salud mental es el tema central de este disco: inestabilidad, bipolaridad, ansiedad, trastornos obsesivos compulsivos, entre otros, son piezas claves en las canciones que al principio no entenderás gracias al uso de metáforas llenas de poesía paradisíaca.

Desde Made of Bricks no había nada nada tan bueno de la cantante; pero si algo hay que tener en cuenta es que no se puede esperar que mantenga un estilo similar o que escriba o componga de la misma manera. Ya no estamos en el 2007, han pasado 11 años y nadie es el mismo.

Pasó de la intensidad cursi para escribir a ser una ingeniosa experimentadora de sonidos, una aventurera musical que puede hacer lo que quiera sin rendirse pese a estar en lucha constante con su cabeza.


  • Te enamora fácil: Karaoke Kiss
  • Te hará recordar Made of Bricks: To the Music I Belong
  • Canción sorpresiva: California Poppies
  • El spoken word del disco con tintes a conversación con el psiquiatra: Musical Theatre