Lo único que estás logrando es que los homfóbicos que linkean la homosexualidad a la pedofilia tengan un estúpido argumento a su favor.

Todo ha pasado demasiado rápido pero la historia es conocida. Por eso no necesitamos de mucho tiempo para asimilarla. Los casos de abuso sexual en Hollywood vienen sonando hace rato gracias a la valerosa actitud de decenas de mujeres que decidieron develar los despotismos perpetrados por figuras como Harvey Weinstein.

De hecho, fueron estas acciones las que llevaron a que Anthony Rapp se sincerase respecto a su propia historia de abuso sexual realizada por Kevin Spacey cuando Rapp tan solo tenía 14 años. En la entrevista que concedió para Buzzfeed, Rapp asegura que si  bien estaba a punto de cumplir 15, su aspecto era el de “alguien mucho más joven e infantil para su edad”.

Kevin Spacey reconoció el hecho pidiendo disculpas públicas y asumiendo su homosexualidad para desviar la atención del suceso. De hecho, los medios ya comienzan a titular las noticias dando énfasis en su salida del clóset minimizando la experiencia y valentía de Anthony Rapp.

Lo peor es que Spacey, mediante una actitud completamente egoísta, logra que personas como el candidato presidencial José Antonio Kast y otros miembros del conservadurismo chileno y del mundo puedan asociar la homosexualidad con la pedofilia citando su ejemplo ya que el actor reconoció y pidió disculpas por el hecho victimizándose completamente. Esta es la cortina de humo más grande del año y no beneficia en nada a la comunidad LGBT en tiempos donde se exige tolerancia.

En un mundo con sentido común, Spacey estaría sin trabajo, investigado de forma legal por abuso contra menores y pidiendo disculpas públicas sobre un hecho puntual sin tener que hablar sobre sí mismo para generar empatía con sus seguidores alrededor del mundo.

Pero el mundo carece de este sentido. Probablemente Spacey continúe trabajando y cobre millones de dólares para hablar sobre el tema con Barbara Walters. La gran diferencia que separa a Spacey de Harvey Weinstein es que nos resulta fácil rechazar a este último gracias a su condición de anonimato. Pero Spacey ha estado durante décadas en la retina de miles personas que lo han endiosado por su trabajo en House Of Cards.

Es difícil lograr la separación de los personajes que nos han cautivado durante años con las verdaderas intenciones de las personas que los interpretan. Pero hay que hacerlo por el bien de las víctimas que logran hace público un hecho que los perturbó durante toda su vida mientras sus abusadores triunfaban.

El actor justificó y pidió disculpas por su actuar asegurando que se encontraba borracho, abandonando de forma inmediata toda responsabilidad sobre sus actos, reconociendo ser gay a modo de distracción, procurando ser parte del club que continúa triunfando en el cine pese a ser unas mierdas de personas.

Spacey lleva demasiado tiempo en la industria del cine y es consciente de que a las figuras –sobre todo masculinas- se les perdona todo. Es parte de nosotros terminar con la victimización de los abusadores y dejar de que nos vendan humo por tenerle “cariño” a los personajes de ciertos actores.

Yo no te compro tus disculpas Kevin Spacey.