En la cabeza del hater como uno, siempre existe la lucha de dos fuerzas. Por un lado te obligas a ti mismo a dejar de ser odioso, dejar de fijarte y reclamar por todo, y a tener una actitud positiva y edificante en la vida. Por otro lado, está la gente, la gente y la gente. Gente que en la medida que más la conoces, más te dan ganas, digamos que de matarlas, o matarte, porque obvio, todo da rabia.

De hecho uno es hater oficial, cuando te preguntas si es que acaso ✌️la gente✌️ es estúpida, tiene ? en la cabeza, o si son infiltrados de un complot que busca exterminar todo tipo de vida inteligente del planeta.

No quiero llevar este post a una discusión política, porque en verdad podría hacer posts sobre por qué me cargan todos los partidos, pero lo que quiero contar, es la historia que me hace buscar una chala y tirársela a la tele cada vez que veo hablando a la concertación (actual nueva mayoría). Esta es la historia que me hace buscar revistas con sus fotos para prender el carbón, o papel de diario con sus declaraciones para que las mee el perro de mi amigo.

La historia es más o menos así.


Antiguamente el concepto de procesador se asociaba a los computadores gracias a la famosa pegatina de Intel que decía “Intel Inside”, pero ahora televisores, celulares, automóviles, e incluso refrigeradores cuentan con uno. Hoy en día casi todo funciona con procesadores, pero fabricarlos no es tarea sencilla.

El arte detrás de ensamblar estas piezas de silicio, es algo casi que de otro planeta, para lo que se requiere la máxima tecnología en todas y cada una de sus partes; ver una planta en la que se fabrican procesadores es ver hacia otro universo, un universo al que The Postal Service en algún momento nos acercó.

Es así como a finales de los 90, en la época en que tú o yo no pensábamos en otra cosa que fuese Pokémon, Intel (fabricante número 1 de procesadores en el mundo) estaba expandiendo sus inversiones en países fuera de EEUU y parte de esas inversiones consideraban a Israel y Latinoamérica. Como bien saben en Latinoamérica las cosas nunca han estado muy bien, así que al final del día quedaron dos candidatos: Chile y Costa Rica.

Los encargados de la expansión visitaron ambos países, decantando por Chile, porque buen PR pos, pero al momento de firmar, Costa Rica hizo las cosas mucho mejor ofreciendo beneficios tributarios que Chile no estuvo dispuesto a ceder. De hecho los rumores techies dicen que Intel necesitaba 4 años de exención tributaria, pero que ofrecía pagarlos retroactivamente a partir del quinto año.

La concerta dijo que no.

Costa Rica por su parte ofreció exención tributaria total por cinco años.

Amigos…la concertación nos salvó del imperialismo, porque cuando se abrió la fábrica en Costa Rica se generaron 2.000 puestos extras de trabajo (esclavitud), además se entregaron cerca de 20.000 computadores para escuelas más pobres y ya para el año 2006, cuando se abrió una segunda planta, habían más de 6500 costarricenses aportando al país, elevando el PIB de un 4% a un 8% gracias al aumento de las exportaciones (maldito capitalismo… snif).

Este podría haber sido Talca
Este podría haber sido Talca…Conce…quién sabe.

Todo esto, sin considerar la inversión educativa que realizó la compañía, desde educación básica hasta universitaria, pues fabricar procesadores –como les contaba– es de los procesos más complejos que ha desarrollado el ser humano hasta ahora.

La planta en Costa Rica fue cerrada el año pasado (2014), debido a que Intel está rearticulando en una época dominada por procesadores para smartphones y electrodomésticos. Aún así siguen con mil empleados trabajando en el país. Pena.

Yo cuando veo a Frei o Lagos en la tele.
Yo cuando veo a Frei o Lagos en la tele.

Para entender un poco cómo al menos se intentan hacer las cosas en estos temas, cerraré con un ejemplo que tiene a los norteamericanos de protagonistas.

Resulta que AMD (Competencia de Intel) cuando estaban evaluando la instalación de una fábrica de procesadores tenían de candidatos a Dresden y New York. En Alemania salía 2.5 billones de dólares y en EEUU 3.5 billones, pero los gringos ofrecieron subsidiar con 1 billón de dólares la fabricación de esta planta….después de todo su repercusión en la economía local sería atómica.

La pena para los americanos es que a pesar de todo, AMD instaló su fábrica en Dresden.

El cahuineo en la esquina dice que porque los alemanes son más buena onda y técnicamente requerían menos inversión en educación…Nosotros como buenos chaqueteros les encontramos la razón.