Texto y fotos por Francisco Flores

El #11m (hace 13 semanas aproximadamente) mientras el estado y puntualmente este gobierno no sabía cómo seguir lidiando con la realidad de su propia violencia y la criminalización de la protesta #gustavogatica en un acto valiente y catártico vuelve al lugar donde su vida cambió.

Tuve la suerte de presenciar ese acto y a pesar del nerviosismo que puede generar una experiencia tal, desde el sentir de Gustavo y quienes lo presenciamos, lo que más primo fue el amor, respeto y apoyo colectivo.

Recién hoy y luego de 8 meses de ese fatídico 8 de noviembre lo único que se ha hecho es individualizar e iniciar un proceso contra su agresor, Claudio Crespo, y la preguntas surgen:

¿Dónde está la justicia?

¿A qué grado de reparación se puede aspirar si Gustavo en gran parte de este proceso a tenido que lidiar por su cuenta (y la humanidad empática) con su tratamiento?

¿Cuál es la institucionalidad que defiende este gobierno?

¿Para quienes está presente este estado?

Está pandemia solo ha hecho latente lo obsoleto y agónico del pacto social que nos rige y que reafirma la legitimidad y urgencia del movimiento social.

El cambio es ineludible y la única herramienta que nos queda para combatir los abismos de la inequidad es fortalecer nuestro activismo ciudadano estudiando e ilustrando, participando y activando territorios, ser los veedores de quienes tienen el poder y re-distribuirlo.