Hoy nuestro país ha dado un paso histórico en toda la historia constitucional de más de 200 años.

Por Constanza Valdés Contreras (@conivaldesc)

Por primera vez tendremos la oportunidad real de redactar una nueva constitución por una convención integrada de forma inédita, paritariamente, por hombres y mujeres electos por votación popular. Con esto, no solo la constitución de 1980, impuesta en dictadura, quedará atrás, sino que también comienzo un nuevo proceso en el cual el pueblo, a través de la elección de convencionales y participación en la convención, será protagonista de esta nueva constitución.

La soberanía popular y el poder constituyente se ve concretizado en este proceso constituyente histórico.

Acabar con la constitución de la dictadura es el primer paso, y uno de los más importantes, para eliminar los vestigios autoritarios de la dictadura en nuestro país. De esta forma, el proceso constituyente que iniciamos tiene el gran desafío de sentar las bases para la erradicación de estos vestigios, y en particular, que refleje la nueva sociedad en la que vivimos.

Una constitución establece las bases generales políticas, sociales, culturales y económicas de un país, y en este sentido, directa o indirectamente, nos impacta en todos los ámbitos de nuestra vida. Por esto, la discusión sobre la nueva constitución no puede pensarse exclusivamente en clave jurídica.

El proceso constituyente en el cual estamos viviendo supone un ejercicio democrático desde el plebiscito de hoy, la convención constitucional y la respectiva redacción de la nueva constitución, hasta el plebiscito de salida o ratificatorio que se llevara a cabo una vez redactada la nueva carta magna.

Entender este proceso es clave para la legitimidad democrática y la participación ciudadana que será protagonista en la nueva constitución.

Por lo mismo, no da lo mismo quién redacte o quiera redactar la nueva constitución, especialmente para lograr los 2/3 que se requieren para incorporar normas en el texto.

Durante los próximos meses, las discusiones políticas y constituyentes serán claves en la creación de esta nueva constitución, aún más ante las elecciones de convencionales constituyentes que serán las personas encargadas de redactar el nuevo texto.

En efecto, teniendo en consideración los antecedentes de cómo surgió el proceso constituyente, las demandas ciudadanas sobre lo que debe incluir la nueva constitución, así como el reconocimiento de los pueblos originarios, e incorporar una perspectiva de género y de derechos humanos, no pueden quedar invisibilizadas o desechadas. La paridad de género en la convención funciona como un piso mínimo pero no suficiente en esta discusión.

En razón de esto, el proceso constituyente no puede reducirse exclusivamente al derecho a sufragio y debe garantizarse la participación de la ciudadanía en la redacción del nuevo texto constitucional y en las diversas formas de relaciones políticas que la convención tenga con la ciudadanía.

Si bien esto se resolverá con el reglamento de la convención, diversas fuerzas políticas ya han generado conversaciones y propuestas en relación a éste. Por esto, los estándares de transparencia, probidad y publicidad deben ser los ejes centrales de dicho reglamento para sentar las bases de la participación de las personas en esta convención.

Por lo señalado anteriormente, la elección de convencionales constituyentes es solo una parte en la lucha por una nueva constitución que realmente sea representativa y pueda sentar las bases de la transformación de nuestra sociedad. En razón de lo anterior, a raíz de la desafección de la ciudadanía hacia la clase política imperante, los partidos políticos, y las listas de independientes, no pueden volver a cometer los mismos errores y prácticas políticas que en el pasado en relación a candidaturas de personajes dudosos, cuestionables o incluso involucrados en corrupción, violencia de género, lgbtiodio, entre otros.

Ignorar lo anterior y volver a lo mismo puede colocar en riesgo la legitimidad de la nueva carta fundamental.

¿De qué sirve decir que Chile cambio si los mismos de siempre quieren redactar la constitución?

La discusión de una nueva constitución en clave democrática y republicana debe superar las lógicas elitistas y masculinizadas que han dominado a la política en los últimos 30 años. Por lo anterior, una nueva carta fundamental con perspectiva de género, de derechos humanos, plurinacional y representativa de todos los sectores de la sociedad si es posible pero para eso se requiere la participación constante de la ciudadanía en este proceso y de una transformación profunda a las lógicas políticas que imperan actualmente en el debate público.

La historia la comenzamos a escribir hoy con un lápiz pasta azul, pero este es solo el comienzo, durante los próximos 2 años el debate político y constituyente será el debate central en el ámbito público y privado. Tampoco podemos olvidar que durante este proceso han existido violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

Para que nunca más sea una realidad, la verdad, la justicia y reparación también deben ser ejes centrales que nos guíen durante este proceso. Estamos en un momento histórico, transformemos el país y gritemos con fuerza, que Chile cambió.

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