La pandemia permitió que muchas personas pudieran explorar intereses artísticos, generando una nueva generación de artistas. En general, en el mundo de la música, eso se ve reflejado en una nueva camada de jóvenes artistas urbanos, pero hay excepciones que escapan a la regla e INAD es una de ellas.
De profesión fonoaudióloga, pero dedicada a la consultoría, Dani Ibarra, aprovechó el encierro para crear música. Encerrada en su pieza, acompañada de una guitarra y de los conocimientos que tenía en Ableton comenzó a crear un universo sonoro ambiental, cinematográfico y expansivo que rápidamente llamó la atención de Netflix, que la invitó a formar parte de una escena clave de la serie “Quién mató a Sara” con su canción “Algo de Mi”.
Con el fin de la pandemía, empezaron a aparecer los featurings y los shows en vivo. Ahí fue cómo conoció a Ismael Palma, ex tecladista de Intimate Stranger, a quién lo invitó a ser su productor músical. Juntxs están trabajando en “Lo Bello Y Lo Sagrado”, su segundo EP.
“Ángel” es el primer adelanto. Inspirada en rezos y mantras, la canción une una base tecno con destellos de boleros y comparsas presentando al final un universo sonoro que trabajo con la frecuencia del miedo.
Existen diversos estudios científicos que confirman el “poder de sanación” de la música al comprobar que existen ciertas frecuencias que, al estar en contacto con el cuerpo humano, liberan a nivel subconsciente efectos relajantes específicos. Estos conocimientos están presentes en las 5 canciones que formarán parte de este nueva etapa de INAD.
Nos sentamos a conversar con ella sobre pasar de la auto gestión a trabajar en equipo, del poder de sanación de la música y de su propuesta músical.
¿Cómo definirías tu propuesta musical?
Me cuesta mucho definir mi música. Todo el proceso ha sido muy personal, ajeno a lo que se está haciendo. Después de 4 años de experimentación, puedo definirlo como Neo Bolero. Tiene una onda antigua, a esos intérpretes que marcaron la infancia de quienes nacimos en los 80´s y a la música que forma parte de nuestros recuerdos y que de alguna manera transmite emociones y nos hace vibrar.
¿Qué música te ha influenciado?
Mi mayor influencia es la música árabe que me mostraba mi abuela que llegó de Siria, a ella le gustaba mucho la música flamenca también, entonces como crecí con ella el soundtrack de mi vida es Lola Flores, el camarón de la Isla y Paco de Lucía, crecí escuchando Gypsy y es una música que me emociona mucho.
¿Y qué música escuchabas en tu adolescencia?
Mucho rap y hip hop. Makiza y Tiro de Gracia fueron mi puerta de entrada a la música chilena. El disco AM de Javiera Parra lo encuentro impresionante. Es mi disco más admirado de la música chilena. Esta muy bien producido. Su imaginario sonoro me conmueve mucho. Eso me abrió las puertas a Portishead que me absorbió por completo y hasta el día de hoy escucho todos los días en algún momento alguna de sus canciones.
Ángel, tu último single, también está influenciado por rezos y mantras también. ¿De dónde viene eso?
La música clásica y de iglesia me han influenciado mucho también. Fui a un colegio de monjas y empecé a cantar en quinto básico en el coro del colegio, siempre cantar esos rezos de alguna manera me elevaba y me hacía sentir una conexión con algo inexplicable y que me hacía sentir bien. Me gustó tanto el coro que por años grabé todos los sábados las misas de Canal 13.
Cuando me fui a estudiar filosofía a Barcelona tuve la oportunidad de dirigir un coro de jóvenes españolas y de Guinea Ecuatorial, fue una experiencia maravillosa, mis años dorados.
Ahí comencé a investigar sobre los mantras, las autoinstrucciones y las sílabas semilla de los budistas. Así empezó mi investigación sobre la música como forma de sanación, investigación que ahora he retomado y que pretendo profundizar en el tiempo y continuar incorporando a mi música.
Ángel es mi primer experimento con frecuencias de sanación integradas a la música pop, específicamente experimentaciones con las frecuencias para liberarnos del miedo que nos inmoviliza, y siento que me ha hecho bien y espero que esa sensación de alivio se expanda y llegue a cada persona que la escuche.
Cuéntanos más sobre esto…
Existen numerosas teorías que apuntan a las cualidades medicinales de la música y el sonido. Desde estudios neurocientíficos que señalan los beneficios que aporta la música a nuestro cerebro y cuerpo (por ejemplo, que ayuda a reducir el estrés y fortalecer el sistema inmunológico) hasta postulados antiguas de la filosofía que apelan a terapias de sanación sonora.
Desde hace milenios, diferentes culturas y tradiciones han usado recursos sonoros con fines terapéuticos, por ejemplo el pronunciamiento de sílabas semillas en los tibetanos, que desde siglos han comprendido el poder curativo del sonido y su vibración.
Por ejemplo, a través del canto y la recitación de las sílabas sagradas y mantras la vibración del sonido, guiada por la mente y llevada por la respiración a través de canales sutiles, activa el potencial de sanar las enfermedades y disolver los obstáculos que se producen tanto en el nivel de la mente como en el emocional.
Y en la canción Ángel, ¿cómo se manifiesta?
‘Ángel’ habla de cuando nos sentimos vacíos, sin confianzas en nuestro propio ser. El miedo te mata la confianza en ti mismo y, al final de esta canción, se levanta un imaginario sonoro binaural cargado de frecuencias en 396Hz. Esta frecuencia es conocida como la “frecuencia del miedo” porque ayudan a liberar miedo y sentir confianza en uno mismo y en la energía universal.
¿Cómo partió el proyecto de INAD?
El proyecto Inad partió cuando llegué de Barcelona. Estar en Chile de vuelta se transformó en una experiencia muy dura y desoladora. Tenía pendiente el duelo por la muerte de mi madre que de alguna manera evite y al llegar, una de mis mejores amigas me dio una guitarra española que se transformó en mi máxima compañera.
Empecé a tocar y a tocar sola, a hacer canciones. Así empezó a nacer una conexión con la música, incluso las letras me llegaban y grababa todo.
Hasta que un día hice un concierto con las 7 canciones que tenía, invité a mi familia y a mis mejores amigxs, fue muy lindo. Ese día nació Inad que es Dani al revés, algo así como mi alter ego.
¿Cómo ha ido evolucionando tu carrera? Desde esas canciones escritas y producidas por ti, a este momento en que estás trabajando con más personas y aplicando teoría.
Mi primer EP lo hice en pandemia. Es autoproducido. Soy yo, sola, con lo que tenía en casa y en base a mis conocimientos de Ableton en ese momento. Fue una experiencia super entretenida porque tenía el tiempo para dedicarle a la música. Producir mi música se transformó en un hábito de todos los días, hasta el día de hoy, después de mi trabajo, le dedico tiempo a mis canciones.
Pero el gran cambio es que ahora, para mi segundo EP, por primera vez estoy creando música acompañada. Fue muy difícil encontrar a mi dupla musical. INAD siempre ha sido un proceso muy solitario, un sentimiento muy propio, pero hoy encontré a mi compañero musical, que entiende mis emociones y que trata con tanto amor y respeto le proceso que me hace sentir acompañada y que mis percepciones tienen un sentido claro, estoy muy agradecida
¿Cómo conociste a Ismael?
Lo cachaba porque es un genio de los ambient. Tiene una manera de acercarse a la sonoridad muy linda que siempre me ha llamado mucho la atención. Cuando partí el proyecto de INAD le escribí un mail porque sabía que producía, pero no me contestó. Dije, ya filo. Si igual las personas eligen qué correo contestar y todo bien, se me olvido. De ahí pasaron los años, hasta que en julio del 2022, toqué con CEPAM en el Centro Cultural España y en esa fecha también tocó el Isma. En la prueba de sonido estaba muy atenta a cómo se preparaba y después del show me acerqué y le propuse lo mismo que le propuse en ese correo.
¿Cómo ha sido el proceso creativo de producción acompañada por Ismael Palma?
El proceso creativo con el Isma es maravilloso y se basa en conversar y en conocernos cada vez más, así hemos podido ir soltando prejuicios y de a poco generar un espacio de confianza muy lindo que nos hace sentir a las canciones como algo nuestro y no sólo mío y eso me encanta. Por ejemplo, nuestra primera canción juntos fue Q y yo llegué con 100 pistas, sin querer soltar nada, no quería perder ningún elemento y en ese camino juntos aprendí que puedo construir desde cero con alguien y que sigue permaneciendo el espíritu de Inad. Trabajar con el Isma es aprender todo el tiempo, aprender a escuchar, a entender que queremos de cada sonido y sobre todo aprender a descubrir y a asombrarse con lo que somos capaces de levantar juntos.
¿Cómo eso impacta en la propuesta de la presentación en vivo?
El trabajo en equipo me ha permitido tener la certeza y la tranquilidad de que las ideas que después se convierten en canciones van a llegar a buen puerto y con eso siento la confianza de poder embarcarme en otros proyectos como por ejemplo levantar una banda y proyectar una gira internacional a mediano plazo.
¿De qué va el segundo EP (que está trabajando con este equipo)?
Se trata de una serie de canciones que llegaron a mí en diferentes momentos y que se reúnen en este EP por la emotividad que generan. En este trabajo se combina la música y la ciencia, son mis primeros acercamientos a la integración de frecuencias de sanación en un pop experimental que surge de la sacralidad y solemnidad que inspiran los intérpretes antiguos como Sandro, Leonardo Fabio, Raphael o Camilo Sesto. “Lo Bello y lo Sublime” es mi primer acercamiento a las baladas deconstruidas.
¿Qué proyectos se vienen a futuro?
En enero vamos a presentar “Lo Bello y lo Sublime” con un concierto en que me va a acompañar mi nueva Banda, esperamos hacer una serie de giras por México, EEUU y Europa para a mediados del 2024 publicar el primer adelanto de “Neo Boleros” mi tercer EP
Fotos por Rodrigo Pérez.