En el día Internacional contra la homofobia, transfobia, bifobia, también hay que agregar la travestifobia a los cantos.

El travesticidios es una figura que refiere a los crímenes perpetrados contra travestis que son motivados por su identidad y expresión de género.

La travestifobia es la que motiva los discursos, crímenes, acciones desde todos los ámbitos promovidos por el odio.

Delitos comos estos no son contabilizados como los demás. Las travestis existen en las calles y son una alerta para el Estado. Son vistas sin titubeo, son apuntadas y golpeadas, asesinadas y olvidadas; pero en las cifras se suprimen como una mancha en el mantel de la belleza y lo correcto y mantienen su categoría de sujetos sin derecho en cifras, encuestas.

En la retina pública sólo son recordadas por su cuerpo con recorrido común en las veredas oscuras de la noche.

La seguridad no es patrimonio de ciertos cuerpos; la vida de los cisexuales no es más valiosa, no importan más, sólo ostentan una posición de poder que les permite caer en el delirio y creen que sus vidas merecen un reconocimiento especial por la justicia, los derechos o el respeto, por los demás.

¿Dónde están las travestis?

Las travestis no están en la tele, no están en las recepciones, no están en las cajas de los supermercados ni están dirigiendo un país. No se ven en el cine y ninguna es la travesti del clima. Las travestis están escondidas, buscando trabajo, tratando de estudiar, están viviendo en las periferias, están siendo asesinadas.

Cuando la gente ve un documental sobre un travesti ¿qué es lo que quiere ver? quiere ver de cómo el pobre niñito, niñito colita, decidió maquillarse y operarse los senos, ¿no? Es como si el travesti no tuviera vida. Obvio que tiene vida, obvio que tiene amores, obvio que tiene familias, obvio que la ‘pasa chancho’, que come pollo con papas fritas ¡obvio! Obvio que va a almorzar, que se lava la cara con jabón en la mañana, que tiene una vida personal, que se desarrolla, que puede estudiar una carrera y podemos ver de cajera en un banco, pero claro… ¿qué es lo que pasa acá? Se niega. ¡Ay, qué raro, el travesti, ay!. Hija de Perra, artista chilena.

Las travestis somos cuerpos para ser odiados

Claudia Rodríguez, activista travesti, escritora y trabajadora social, dice que las travestis son cuerpos para ser odiados. “No estamos en la lucha social, porque a nadie le importó que aprendiéramos a leer, escribir y defender nuestros derechos”, dice también. Y agrega: “La construcción de nuestra biografía está hecha en territorio de guerra. Es muy importante la biografía de una, porque las travestis hemos sido olvidadas en la historia de Chile”.

Las travestis han resistido sin derecho a vivienda, salud y educación toda su vida. ¿De qué les sirve el matrimonio igualitario? ¿De qué les sirven las organizaciones LGBT? En las calles, las compañeras travestis prostitutas de Claudia hablaban pestes de los homosexuales, “Decían que estaban llenos de privilegios, que podían trabajar, que podían divertirse, que no tenían que arrancar de los pacos, que los pacos no los golpeaban o cortaban el pelo como a una”.

El travesticidio se ha ido perpetuando y es cada vez más común encontrar noticias de travestis asesinadas en sus trabajos, estranguladas, descuartizadas, apuñaladas, empaladas, quemadas vivas.

Una loca dijo; Ser travesti es ser degenerada como los hombres, estar dispuestas a todo pero en secreto… Ser travesti, es ser una muñeca para los hombres que odian a las mujeres

Es necesario preguntarse cuántas travestis hemos matado cada unx. En el día Internacional contra la homofobia, transfobia, bifobia, también hay que agregar la travestifobia a sus cantos.