¿Cómo podrías unir el sexo, los animales y el surrealismo? Zaida González tiene la respuesta.

La fotógrafa chilena ha utilizado todos los conceptos de su vida en una obra autobiográfica que pone los pelos de punta a quienes las ven por primera vez. Cada fotografía refleja un enamorado o una enamorada que alguna vez llegó a conocer y de quien se inspira para perpetuar su trabajo.

El erotismo de los cuerpos que retrata Zaida no es el que se plasma en una revista de modas, es uno que sale del corriente y busca el cuerpo “que todas tenemos”, como dice la artista en conversación con POUSTA.

En el arte los cuerpos que no obedecen a un patrón o a una estructura en base al canon de belleza de la época son estigmatizados.

“Siempre se muestra un cuerpo deseable, un cuerpo que es canónico, entonces mi trabajo es quebrar ese asunto, porque a mí no me interesan los cuerpos canónicos, no les veo ninguna gracia, sino que veo el erotísmo en la fotografía a través de nosotros mismos, porque mis modelos también son mis amigos, mis conocidos“.

A través del surrealismo comienza el proceso. Las ideas no nacen a partir de esquemas, es un sueño, una cotidianidad, son las influencias de la televisión, lo más normal, común y corriente. Aquí no hay teoría porque en Zaida no encuentras esa disciplina, no es algo que mueva su trabajo. “En ese sentido soy bastante al margen porque no tengo una disciplina de teoría, entonces generalmente los trabajos vienen de otros lados”.

Las líneas guías son móviles y a medida que avanza se va dando un camino más certero, simbólico y onírico.


El proceso va diciendo cuál es el proceso

Generalmente nace un tema más vago. González puede hablar de la muerte, entonces ¿Cómo abarcar la muerte? “Empieza porque vi algo, entonces tengo una serie con guaguas muertas y nació porque las vi a ellas primero Y después empiezo a hablar de la muerte y todas las otras cosas que nacen cuando el trabajo está terminado”.

Médico veterinaria de profesión, se ha rodeado de animales y son sujetos en la obra constantemente. “Acá en mi casa yo hago gran parte de mis series, lo ocupo como estudio y los gatos se ponen adelante, y cuando uno quiere que posen no posan, así me ha pasado con perros en otros lugares, con otros gatos, hay animales a los que les gusta posar y otros que no”.


¿Qué se ve en la obra de Zaida?

Ha expuesto en Bélgica y en París. Está próxima a montar en Suiza y aún se sigue sorprendiendo con los lugares comunes en el mundo del arte. En la capital francesa lo que más le llamó la atención es que seguían utilizando los letreros NSFW porque “habían imágenes que podían herir sensibilidades”. Latinoamérica no está tan alejada de este escenario y de lo que “ve un latino o ve un europeo respecto a temas como la sexualidad, el erotismo, la gordura y la muerte”.

Al ojo común, al espectador no experto en fotografía, ese que aprecia desde su “hermosa ignorancia” lo que más le llama la atención son los colores incluso más que el contenido en sí; la forma, los animales o la estética femenina.

“De repente cuando son trabajos en los que un trans o algo muerto son protagonistas nunca lo entienden mucho, no se fijan mucho en eso en realidad, pero sí hay gente que se molestado muchísimo con el trabajo, lo encuentran inmoral, y no creen que es arte”.

En la obra de Zaida hay guaguas muertas, travestis y otros cuerpos ocultos del cotidiano

Las monstruas

Se ha visto inmersa en lo feo, lo marginal, lo periférico, eso que no debe ser nombrado, lo que no existe, lo diferente, ese cuerpo que provoca miedo, que no se quiere mirar o compartir porque cuando pequeña pasó mucho tiempo en un contexto normal entonces se juntaba con personas que eran como ella, diferentes.

Esta diferencia viene desde el pensamiento a lo físico también. “Algo que a mí me gusta, que puede haber erotismo en gente discapacitada, que no tiene brazos. Se tiende  a rechazar lo monstruoso o lo que tenga una deformidad, o a sentir pena por gente con síndrome de down; se le saca toda la humanidad o lo normal que puede ser. A mí esos son los cuerpos que me gustan”.

“Creo que me voy muchas veces primero enamorando de las personas que veo, y a través de ellos mismos invento algo que pueda hacer. Hay veces que encuentro gente que quiere posar, y que realmente  no me produce como nada“.


El género de la fotografía

“No debería, pero la fotografía tiene un género bastante marcado”.

¿Cuál? – Le pregunto.

“El masculino es el que más predomina en fotografía”

Así como en cualquier otra disciplina, en fotografía a las mujeres “les cuesta mucho salir adelante, aquí los hombres desde siempre han estado poniendo la pata encima y aminorando a las mujeres“.

De hecho, hace un tiempo se realizó una campaña en contra de este androcentrismo porque Paz Errázuriz no ganó el premio nacional de fotografía. Los argumentos para no elegirla fueron “Es que hay otros fotógrafos mejores y nombraban a todos los otros y eran sólo hombres” elegidos por otros hombres.

Además, comenta González, los museos ahora “casi siempre están llenos de hombres”.

Así como Zaida, hay muchas otras fotógrafas que desde la independencia que les otorga la calidad de su trabajo pueden dedicarse a lo que aman por completo.