La Copa América de este año nos dejó pocos momentos memorables. Brasil tiene un historial político al intentar ocultar sus problemas internos recurriendo al fútbol. No olvidemos las críticas cuando se organizó el mundial en ese país el año 2016 y se construyeron muros alrededor de las zonas pobres para que los turistas no viesen la cara real de un país que se vende como sinónimo de alegría y carnaval.

Este año pasó un poco lo mismo, y fueron los mismos brasileños quienes abuchearon a Bolsonaro tras ganar una final bastante polémica y rodeada de rumores de corrupción (siendo el mismísimo Messi quien tiró la primera piedra tras acusar que se les robó el partido contra Brasil).

Pero la alegría vino de la mano de las mujeres. La “Roja Femenina” clasificó a punta de esfuerzo al Mundial de dicha categoría por primera vez. Los medios dedicaron una parte decente de su atención a la capitana, Tiane Endler, en lugar de poner énfasis a los murmullos y rencillas ocurridas en los camerinos de la Copa América.

Internacionalmente, la prensa se refirió a Chile y su Selección Femenina como “una con un futuro brillante que deja un legado histórico” destacando el rol de Endler y el compañerismo entre todas.

El Mundial Femenino -con sede en Francia- terminó con la disputa entre Estados Unidos y Holanda, resultando victorioso el primer país. Su capitana, Megan Rapinoe, se convirtió en una heroína indiscutible tras su actuación. Sin embargo, la discursiva respecto a la diferencia de trato de las mujeres que juegan fútbol y los hombres que lo hacen, estuvo presente causando un torbellino político.

La Brecha

“No creo que la FIFA nos tenga el mismo nivel de respeto que a los hombres” sostuvo Rapinoe horas antes de jugar la final. Esto se debe a que la final del Mundial Femenino se programó para el mismo día de la Copa América y la Copa de Oro.

Tras salir victoriosa, la capitana del equipo también anunció que no se reuniría con Donald Trump como una protesta en su trato contra las mujeres.

Tras la victoria de Estados Unidos en Francia, la muchedumbre comenzó a gritar por la paga equitativa de las mujeres en el mundo.

En Estados Unidos -donde su selección masculina no clasificó al mundial pasado- las mujeres han generado durante los últimos tres años más ingresos en sus partidos que los hombres. Sin embargo, y como es de esperar, su paga es muy inferior a la de ellos.

El mundial de fútbol en Brasil tuvo un costo de 400 millones de dólares. Este mundial femenino, tan solo 40.

“Deberían duplicar ahora (lo que destinan al fútbol femenino) y luego usar esa suma para duplicarla o cuadruplicarla para la próxima vez. A eso me refiero cuando pregunto si nos sentimos respetadas” sostuvo Rapinoe.