En marzo fue el lanzamiento en vivo de su disco “Fuero Interno”, dos años después de haberlo publicado, una temporada en la que -como la mayoría de los artistas- Felipe quedó lejos de los escenarios por la pandemia. En esta entrevista, más allá de canciones, habla sobre los profesores de Chile, la carrera que originalmente estudió, las esperanzas en el nuevo gobierno y la futura Constitución: “Nos toca ser observadores y pacientes, lo cual no significa dejar de ser crítico, pero creo que estamos entrenados a responder un poco irreflexivamente”, responde el docente y músico.
“Me saco el sombrero por todos los profes que hicieron clases durante el encierro. Debe haber sido una cuestión de locos”, dice Felipe Berríos, más conocido como Bronko Yotte, sobre la situación actual de los docentes.
Un lugar que conoce, porque hasta finales del 2015, cuando publicó su disco Gala, también era profesor de lenguaje a jornada completa. Dice que ha tenido conversaciones aisladas con ex colegas, pero que está pendiente sobre lo que sucede y se comenta en redes por la crisis de la educación.
“Creo que estamos en un momento bien crítico, que tenemos que acostumbrarnos y reutilizar el músculo de estar juntos, ¿cachai? Pero de estar juntos de verdad, compartiendo espacios físicos. Eso en el colegio es bien crucial. Yo encuentro que uno igual se puede atrofiar un poco después de un año y medio, y puede afectar tanto a las y los estudiantes en su forma de comportarse y de estar en la sala de clases, como también a las y los profesores que tuvieron que pasar por años super intensos”.
Años de pandemia que quizás para él no fueron tan intensos como para el profesorado, pero sí en los que Bronko Yotte tuvo que esperar. Fue en octubre de 2020 que estrenó “Fuero Interno”, su último álbum de larga duración -que muestra quizás su faceta musical más diversa de su carrera- y que tuvo su lanzamiento recién el 11 de marzo de este año (para el cuál vendió todas las entradas y tuvo que agendar una segunda función el 10 de abril). “Es un disco mucho más al detalle, por lo menos en lo que yo experimenté. Muy cuidado de los momentos, tiene más progresiones de musicalidad, o eso quise lograr. Y fue bueno frenar en 2020, porque me dio el tiempo y la cabeza para poder acabar las canciones tal como las quería”, dice el artista.
¿Qué se siente tocar en vivo canciones que habías lanzado hace tanto tiempo?
“Bien. Tuvo sentido que fuera en ese momento. Me ha hecho pensar que a lo mejor los lanzamientos es mejor que sean así: que pase un tiempo, seis meses o un año para recién presentarlo. Cuando tu ya has incorporado las canciones naturalmente al repertorio, la gente también ya las conoce y tiene un apego personal por ellas. Pasa comúnmente que sacas el disco y a los dos meses haces el lanzamiento en vivo. Y eso claro, me imagino que algunos artistas más grandes, más mainstream, lo pueden hacer porque la fanaticada actúa distinta y se mete realmente en los discos.
Pero en mi caso, un año puede que esté bien. Puede que sea la apertura a un nuevo método. La gente estaba súper metida en el show, fue super bonita la instancia (…) y para nosotros mismos también que estábamos acostumbrándonos a este nuevo formato más grande”.
En Fuero Interno y tus últimas colaboraciones has explotado un lado mucho más vocal, que tan rapero. ¿Por qué se da esto?
“Yo creo que a través de la música tenemos que mostrar quienes somos. Un disco, sobre todo, es un despliegue o un esfuerzo de identidad, y si yo simplemente rapeo a estas alturas de mi vida, no me siento completo, o me siento tratando de representar un personaje. Como digo por ahí en una canción, para mí el rap es algo que yo hago, no es algo que soy. El hip hop es un ingrediente o un elemento -si se quiere escencial de mi trabajo musical- pero hay muchas otras cosas que se tienen que sintetizar y mezclar en ese plato.
Por ejemplo el MOTOMAMI. Me llamó la atención de ese disco que tiene un alfabeto. Y eso es como un juego, pero a la vez es un gesto muy inteligente y muy decidor de lo que hacer un disco es. O mejor dicho, de lo que quiere reflejar una artista con un LP, como quiere proyectarse y entenderse Rosalía.
Realmente son elementos e influencias del mundo que yo tomo de manera random y armo mi propio lenguaje. Lo tomo solamente como una analogía, porque realmente es lo que yo quería hacer con Fuero Interno, y por eso fue un gran esfuerzo personal. Pero creo que finalmente se logró y estuve super satisfecho cuando lo finalizamos”.
¿Cerraste un ciclo?
“Es que eso nunca se da por completo. Siempre se van abriendo nuevos ciclos cuando se cierran otros. Por ejemplo el cierre de Fuero Interno -antes de publicarlo incluso- fue un cierre para mi porque llegar a eso fue un tremendo trabajo de sobreponerme a esta carga de deberes y de emociones asociados.
Por ahora es un cierre de ese ciclo, pero ahora ya se han abierto otros y he empezado en los últimos meses a componer canciones en nuevos procesos de trabajo. También nuevas formas de entender cómo quiero hacer la música para adelante, qué cosas quiero hacer y cuales no seguir haciendo, en qué cosas no vale la pena seguir sufriendo a la hora de hacer música… Todas esas preguntas y conversaciones conmigo mismo las estoy haciendo todo el rato.
Es súper solitario ser solista. O sea, tengo a mi equipo de cerca con el que me siento super apoyado, sobre todo la Maca (Macarena Campos, Masquemusica) y el Dani (Daniel Pérez, DJ Pérez). Pero lo creativo es muyl solo, y un poco atrapante también”.
Hablando de procesos internos… ¿A qué le teme Bronko Yotte?
“¿A qué temo? Uff… (Pasa varios segundos pensando) Le temo a la imposibilidad de no vivir la vida como queremos, de no poder querer como queremos o estar lo tranquilos que necesitamos estar. Y eso puede venir por distintas razones, problemas económicos, enfermedades u otras disrupciones que igual están en la vida, y les temo. Es una pregunta grande igual, porque quizás mañana me voy a acordar de otras cosas igual de cruciales que ahora no las tengo, pero que igual están. Me voy a quedar pensando.
CHILE Y LOS PROFESORES
¿Qué te sucede con la actualidad de nuestro país? Con las primeras semanas del nuevo gobierno, por ejemplo.
“Creo que nos toca ser observadores y pacientes, lo cual no significa dejar de ser crítico, pero creo que estamos -después de los momentos traumáticos que hemos vivido los últimos años y también por el lugar que tienen en nuestras vidas la redes sociales- entrenados a responder un poco irreflexivamente y que nuestra crítica sea con la respiración entrecortada al toque, ¿cachai? ¡Y de golpe! Por eso creo que tenemos que frenarnos un poco. No digo que nos relajemos, porque hay mucho en lo que trabajar y me da la impresión de que en eso está el gobierno, pero hay que dejar que el trabajo se haga y los procesos ocurran. El trabajo que se logra tiene que ver con la constancia, con la visión a mediano y largo plazo, que antes no se tenía y que bajo un prisma neoliberal no estaba”.
¿Y sobre la Convención?
“También creo que tenemos que tener paciencia, fe y confianza. Es que si es un grupo que fue elegido de manera altamente democrática, es diverso y tiene que debatir sobre cuestiones cruciales sobre el país que queremos, es lógico que sea lento y trabado. es muy esperable. No se trata de que ciertos grupos sean intransigentes (…) la voluntad de ceder se da en toda conversación real, y tenemos que confiar en este proceso democratico y tratar de cortar este afán de boicot. Loco, es normal que sea así, ¿cachai? ¿Cómo esperai que sea de otra manera? Esa impaciencia, ese ‘mirar el reloj’ es mirar en menos lo que está sucediendo. Encuentro que nosotros como pueblo hemos hecho nuestra pega y seguimos haciéndola estando pendientes, pero eso no quiere decir que sirva de algo ese chaqueteo ansioso que se observa en redes sociales.
Si esto se hace bien y la discusión se da en los términos que fueron acordados durante el primer semestre de la Convención, las cosas tienen que salir bien, o por lo menos tienen que salir democráticamente. Y todos vamos a tener que ceder algo, y es la que es no más. Esto es lo justo, si llegamos acá es porque había que cambiar la Constitución del 80’ que fue cerrada y antidemocrática. Basta con esa nostalgia y ese miedo, estamos acá porque tenemos la posibilidad de construir en democracia el país que queremos crear.
Disculpa, pareció como de político toda esa cháchara, pero es que de verdad me pasa mucho, y como que estaba un poquito guardado con el tema de la Convención”.
Con la vuelta a clases presenciales, se ha dicho que los profesores están reventados. Incluso he sabido de algunos que ocupan micrófonos en las salas porque no les da la voz. ¿Qué piensas del cansancio y desgaste que les ha provocado la pandemia?
“Las y los profesores tuvieron que pasar por años super intensos. Además de fue un periodo de mucho aprendizaje, tenían que hacer una pega que ya, de repente es en tu casa no más, pero es super heavy po hueón. Más encima no tení una ida a la casa como de ‘Ufff desconectarme y ya estoy acá en mi espacio, que yo me gane’. ¡Estay todo el rato ahí! Yo creo que tiene que haber sido muy exigente.
Entonces se hace más injusto el ninguneo de personas que solo suponen lo que es la actividad docente. Hacer clases es muy difícil, ¿cachai? Hasta el día de hoy se da mucho por sentado en la mayoría de los establecimientos educacionales del país el tiempo que se tiene que dedicar a preparar, corregir y coordinar. Mucho de ese tiempo no es el que se paga, y a mucha gente que critica eso como que le da lo mismo o simplemente no lo ve. U otra wea más fea, que es como que lo romantizan. De repente hay casos de éxito en profesores de muchas dificultades, y eso se tiende a ensalzar: ‘Esa es vocación’, dicen. Que bacán que pueda sobrellevarlo esa persona en particular, pero se tienen que dar condiciones laborales que sean las que la carrera merece”.