Trainspotting es una película de culto que ha transcendido en generaciones. Con una estética atractiva, una temática punk y sin perder vigencia, veremos el legado que dejó este filme a 20 años de su estreno.

Basada en la novela homónima de Ivine Welsh, Trainspotting es más que una vista a un grupo de drogadictos sin esperanza. La historia se situa a finales de los años 80’s, cuando el desempleo se encontraba en su punto más alto. Es ahí donde se sitúa nuestro querido protagonista, Mark Renton (Ewan McGregor de joven), enumerando los deseos y anhelos a los que su generación aspira: “Elige una vida. Elige un trabajo. Elige una carrera. Elige un jodido televisor. Elige una lavadora. Elige un auto y un largo etcétera. Pero, ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

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Trainspotting es un rechazo al status quo capitalista para adoptar el estilo de vida que proclama la icónica canción que abre la película: Lust for life de Iggy Pop. En el filme se expone a un grupo de adictos a la heroína que rechazan toda las expectativas impuestas por la sociedad y la responsabilidad que espera el estado de ellos.

Situada entre clubes de trabajadores y hogares de protección social en Edimburgo, Trainspotting se convirtió en el reflejo de una realidad que el país quería ocultar y con sus diálogos y situaciones infectadas de drogas y nihilismo, es una película que ha trascendido los tiempos, llegando incluso a la Generación Z.

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La estética

La vestimenta que usaba Mark Renton y sus compañeros (a excepción de Begbie) era la personificación del pre-grunge noventero. Jeans apitillados y rotos, poleras desgastadas o tenidas semi formales de camisa y chaqueta. Mark Renton con su chaqueta verde desgastada y su polera amarillenta de una talla menor. Spud siempre de camisa y chaqueta aparentando un look formal que se arruinaba con sus grandes anteojos, bañado de ingenuidad. Sick Boy con su pelo decolorado alternando el uso de camisas y poleras sin dejar su abrigo y su actitud amoral.

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El argumeto

Gracias al desempleo masivo que imperaba en el país, el precio de la heroína cayó por los suelos. La necesidad de escapar de aquella realidad, sumada al rechazo de las posesiones materiales y con un gran toque de nihilismo y sinsentido, impulsó a estos jóvenes muchachos a gastar todo lo que tenían en la droga blanca. Trainspotting fue la primera película que mostró cómo era la adicción a la heroína, pretendiendo a la vez estigmatizar a los consumidores de estas drogas duras, sin dejar de mostrar el descontento de sus consumidores por el status quo reinante.

La vida de estos chicos iba bien, pero Mark Renton no podía continuar con su estilo de vida circular de vender algo para conseguir drogas. En esa búsqueda de un cambio un gatillante aparece para modificar la vida de un joven adicto a la heroína.

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El legado

Trainspotting, la “naranja mecánica de los 90’s“. El legado que dejó este filme trasciende múltiples disciplinas. Hubo un tiempo en que a los consumidores de heroína se les llamó la Generación Trainspotting. En el mundo de la moda, por su parte, campañas de Calvin Klein posicionaban a las “heroin chic” como una tendencia.

Pero si algo podemos decir luego de 20 años de su estreno es que Trainspotting, como mencionábamos anteriormente, ha trascendido generaciones. Sus estilos de vida, su nihilismo y el constante cuestionamiento de por qué hacemos las cosas es algo que continúa vigente en nuestra generación. La sensación dejar tu casa y vivir la vida que produce en los primeros minutos del filme es fuerte, pero el final provoca una profunda confusión.

Trainspotting nos dejó muchas preguntas pero ninguna respuesta. Pero si algo podemos decir, es Lust for life.

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