It’s Britney, Bitch.

Ha pasado una década desde que Britney Spears luchaba por la custodia de sus hijos como madre leona contra las acusaciones de su ex marido Kevin Federline, un bailarín con el que tuvo dos hijos y un divorcio mediático.

La vimos drogada, de fiesta, bailando, bajando de las van sin ropa interior y fotografiada con las peores intenciones de la presa rosa gringa.

Fue por esos años, unos locos 2007, cuando la cantante originaria de Missisipi, se rapó el pelo, se defendió de paparazzis con un paraguas y también lanzó un disco que algunos medios y críticos han tildado como el mejor de su carrera.

Una década atrás la cantante pasaba por un pésimo momento para su salud mental, su carrera estaba siendo manejada por mucha gente, estaba siendo presionada por Federline para ver a sus hijos, un público divorcio le derrumbó la vida, y nadie entendía qué pasaba con su amistad con Paris Hilton y Lindsay Lohan.

Ingresó a un establecimiento de cuidado psiquiátrico y perdió la custodia de sus hijos días antes de que saliera a la venta su quinto LP, y se escondió en su casa para no entregarlos.

El 01 de octubre perdió la custodia de sus hijos y pasó la noche en un estacionamiento, muy drogada, según detalla El País.

Para promocionar el disco se subió a los escenarios de MTV en los VMA, y fue tildada como una de las peores presentaciones en la historia de los premios.

Criticada por su peso, el doblaje, su estilo, la canción, su coreografía, entre otros, un icono de la crítica a la mujer exitosa.

Sin duda estaba nerviosa, se nota el lo frágil de su coreografía, en el titubeo de sus labios y cómo se maneja ante al público, pero no creo que sea necesario recordar por todo lo que estaba pasando.

https://www.youtube.com/watch?v=udDlSRgyxMc

En la producción de Blackout, Spears fue productora ejecutiva, lo que le dio la libertad de poder armar algo completamente a su gusto, teniendo como resultado canciones tan poderosas como Piece of Me, Gimme More y Break the Ice, o Freakshow, una de las favoritas de la cantante que continúa cantando en su show en Las Vegas.

Estas canciones al mismo tiempo son himnos de lo manipuladores que pueden llegar a ser los medios de comunicaciones con las mujeres que deciden controlar sus carreras, que pasan por quiebres mentales y que sufren llevando un corazón roto (de nuevo y de nuevo).

Con un estilo de club, y la vibra oscura de lo electrónico del hip-hop, Sprears creó un un álbum icono y culturalmente potente para influenciar a todas las nuevas camadas de pop stars.

“No había tenido la oportunidad de trabajar con sonidos más urbanos e influencias”, dijo Britney a The Fader. “La magia de Blackout es que es bastante simple. No fue tan difícil de sacar. Sólo hice lo que sentí y lo trabajé. A veces menos es más, supongo”.

Hoy Spears tiene dos tutores asignados por la corte de California: uno que se encarga de su salud mental y física; otro de sus finanzas, según el New York Times. Además continúa con show en Las Vegas con un contrato de US$35 millones.

Puede que Blackout no sea el mejor disco del siglo, pero sí rompió una linealidad en el pop, lo público y lo privado y la manera en la que la música fue construida. Backout siempre definirá la carrera de Spears, pero no así lo que es ella.