Detrás de cada figura pública, hay un gran community manager. Este trabajo, uno de los más solicitados en LinkedIn, muchas veces no tiene el reconocimiento que merece: generalmente es una pega que se externaliza, sin contratos de por medio y sin hora de término. Y lo peor de todo, son los que atajan el hate de los cibernautas. Aquí todos ellos responden sobre sus propias historias, estrategias de comunicación y sueñan con el Chile que se viene después del domingo.
En nuestro país todos los candidatos por La Moneda tienen presencia en Twitter, el viejo Facebook, pero también en Instagram y TikTok, intentando llegar a las nuevas generaciones. Pero, ¿son ellos quienes idean participar de los populares challenges? Por supuesto que no. En medio de sus agendas, hay un equipo multidisciplinario que los detiene para grabarlos y mantenerlos en tendencias, haciéndolos más cercanos a los cibernautas, con la esperanza de ganar más votos.
Este es el caso de las y los CM que llevan las redes sociales de los candidatos a la presidencia: todos lo describen como un trabajo a tiempo completo porque, como muchos confirmaron, la campaña no se detiene a las 18.30. Mucho menos con las elecciones a menos de 24 horas de distancia. Desde planificar contenido, hasta filtrar los miles de comentarios que reciben a diario, ellas y ellos no descansan.
Más aún, tras los debates, donde los memes y las críticas abundan. Hablamos con ellos para saber cómo han llevado la presión y las expectativas en una de las elecciones más históricas del último tiempo en Chile. Esto fue lo que nos dijeron, ordenados según la papeleta de este 21 de noviembre.
Número 1: Hacerse cargo de la salud mental también es político
La publicista Catalina Muñoz (35, Quilicura) desde muy temprana edad comenzó a soñar con involucrarse en la política cuando fuese mayor. “Pero nunca pensé que iba a estar en una campaña presidencial”, sostiene. Ella es la community manager de Gabriel Boric, candidato de Convergencia Social. Eso sí, es enfática en aclarar que tratan de llevar las redes sociales entre todas las personas que trabajan en su comando porque, “son monstruosas en cantidad de seguidores”.
Solo en Instagram Boric acumula más de 350 mil seguidores, donde habitan miles de bots, según cuenta Catalina. Su trabajo comienza a las 8 de la mañana y finaliza alrededor de las 22 horas y consiste en moderar el contenido en las redes del candidato. “Hay que hacer un filtro entre las críticas que son válidas y las que son de odio”, apunta, “la idea es que esta lluvia de bots no tape las preguntas de personas reales que están interesadas o en el programa o en la candidatura o que quieren aportar al programa”. Y por si fuera poco, “llegan trolls con comentarios ofensivos respecto al aspecto de Gabriel”.
Lo que motivó a Catalina a involucrarse en la política y utilizar su carrera como publicista en ello fue encontrarse con que la información era compleja de digerir por su lenguaje técnico. “Tienes que tratar de enseñar también, no solo imponer tu visión. Evidentemente lo que queremos es seducir a la gente con tus ideas, pero hay otros canales, como explicar el proceso constituyente o qué pasa con la votación de la acusación constitucional para que la gente lo entienda en fácil”, explica.
Pero no fue hasta sus 30 años que decidió politizarse. Al entrar a estudiar publicidad, con su hijo nacido recientemente, no tenía tiempo para la política universitaria. Cuando conoció las propuestas de Boric, en la época del quiebre de la Izquierda Autónoma, creyó por primera vez en que podían haber cambios con el nuevo Movimiento Autonomista. Y al preguntarle si tiene algún historial familiar que la haya hecho hacer esto dice que no: “mi familia es de izquierda, pero no tengo ese historial de militancia”. Fue algo que nació por convicción.
Y tal como le nació por instinto, en su trabajo como CM encontró distintas agrupaciones de la Gen Z que apoyan al candidato de manera autoconvocada. Esto sucede con las swifties o fanáticas de Taylor Swift, y algunos kpopers, que incluso tienen un Instagram con casi 8 mil seguidores apoyándolo.
Antes del inicio de la campaña era el propio Boric quien manejaba sus redes e interactuaba con estos grupos, pero “ahora no le alcanza el tiempo”. Es ella, junto a su equipo, quien se encarga de mantener a flote los movimientos, pero es enfática al aclarar que “no reciben lineamientos del comando central. Sabemos quiénes son, pero no los pauteamos”.
Boric tiene presencia en Twitter, Facebook, TikTok e Instagram. Pero, a diferencia de sus contrincantes, no se ha sumado a los famosos trends de baile de la aplicación de videos. “No hemos apelado a la campaña de ridiculizar al candidato; no tiene sentido meterlo a la fuerza si no le queda cómoda”, señala.
Pese a no sumarse a los virales, sigue apareciendo entre las primeras opciones de las encuestas. “Las miramos, pero no nos quitan el sueño porque son una foto del momento”, dice entre risas. Lo que hacen en su comando es analizar los datos por su cuenta para “tener una foto un poco más amplia en el tiempo”.
Catalina afirma que duerme tranquila con el trabajo que hace, pero no deja de explicitar que es intenso. Para ella ha sido fundamental hacerse cargo de su salud mental durante este proceso y acompañarse por una especialista. “Esta campaña no tiene solo el discurso de la salud mental, sino que va en también hacernos cargo”, comenta. A horas de las elecciones Catalina termina la entrevista enviando un sticker de una casa que dice “En esta casa se vota Boric”.
Número dos: No quisieron hablar
No hubo forma. El candidato por el Partido Republicano y su equipo no dieron la entrevista y se mostraron reacios. Los creadores detrás del viral “vota dos” representan a uno de los candidatos más populares en TikTok, con 290.500 seguidores y seguidoras en la red social Z por excelencia.
Número tres: Agenda reventada
De parte del equipo de Provoste, Enzo Abbagliati, encargado de las comunicaciones detrás de Yasna, manifestó tener una agenda “demasiado cargada”. Tanto él, como la CM detrás de la famosa voltereta olímpica, se abstuvieron de participar de este artículo.
Número cuatro: Cercanía, pero ¿a qué costo?
Si hay alguien que ha tenido una presencia en todas las redes sociales desde el inicio de su campaña es Sebastián Sichel, candidato de Chile Vamos. Y su nivel de viralización, tanto beneficiosa como perjudicial para su campaña, comenzó su peak en el momento en que mostró sus tatuajes y continuó cuando una entrevista a uno de sus familiares salió a la luz. Pero, para bien o para mal, su comunidad de seguidores creció exponencialmente.
Y no es menor el hecho de que, según consignó La Tercera, Sebastián invirtió 180 millones solamente destinados a publicitar su campaña en la web, siendo uno de los candidatos que más gastó dinero en ello. Hoy tiene 193 mil seguidores en Instagram y casi 69 mil en TikTok, donde incluso tiene videos con más de 1 millón de vistas. Pero quien se encarga de llevar las redes del candidato es alguien externo, son varias personas.
Cuando POUSTA consultó al equipo de comunicaciones de Sichel por una entrevista con su CM para este reportaje, afirmaron que no tienen a alguien que cumpla ese rol específicamente, sino que se apoyan. Es por esto que las respuestas a sus preguntas fueron firmadas como equipo Sichel, y prefirieron no enviar fotos de ellos. Pero a pesar de eso, insisten en que su misión es “generar cercanía, interactuar con las personas y mostrar las propuestas”.
En la respuesta que más se explayaron, la que tenía que ver con los comentarios positivos que más reciben, mencionan que entre los más “divertidos” están los que tienen que ver con Sichel siendo categorizado como “viejo sabroso” o “sugar daddy”. Y los negativos se limitan a “mensajes de adherentes de otros partidos que lo acusan de globalista o camaleón”.
Uno de los últimos videos que subió el equipo del candidato de centro derecha utiliza una canción navideña de Ariana Grande, mientras Sebastián baila en el fondo con textos que aparecen para mencionar que nadie creía que iba a ganar las primarias y que queda poco para que se lleven a cabo. Estamos a tan solo horas de ver si efectivamente este TikTok envejecerá bien o mal; todo dependiendo de quién lo vea.
Número cinco: Mucho Instagram, poco TikTok
El celular de Antonio Murúa (44, Maipú) no para de sonar desde hace un par de meses, cuando comenzó la carrera por la presidencia de Chile. El fonoaudiólogo, además de tener su consulta y otro título de profesor de enseñanza básica, actualmente ejerce como uno de los CM del candidato Eduardo Artés, conocido en redes sociales como ‘El Profe’.
Antonio viene de una familia de trabajadores y es parte de la segunda generación universitaria en su casa. “He estado en una situación muy social siempre”, explica. Creció en una población de Quinta Normal, donde “existía el toque de queda” y las Fuerzas Armadas tiraban bombas lacrimógenas muy seguido, dice él. Uno de sus recuerdos más vívidos es tener que estar acostado en el suelo de su casa para que los gases no lo ahogaran. Por esto, trabajar en el proyecto de Unión Patriótica, partido de Artés, “fue algo innato al conocer las realidades de personas que realmente la están pasando mal”.
Pero manejar las redes sociales fue algo que tuvo que aprender a la fuerza y por necesidad. Eduardo Artés tiene Facebook, Instagram y Twitter. Esta última plataforma es la única que controla completamente ‘El Profesor’. No tiene TikTok porque, según explica Antonio, “no lo hemos estudiado lo suficiente”. Por otra parte, abrieron una cuenta en Instagram ya iniciada la campaña, tras consejos que los jóvenes le enviaban por Twitter a Eduardo, y hoy acumula poco más de 26 mil seguidores.
Sin duda los memes y las frases del ‘profesor basado’ han sido su arma viral en las redes sociales. “Él se lo toma super bien e incluso ha grabado videos para los chicos de Instagram”, comenta Antonio. Y por si fuera poco, además de planificar y subir contenido, le lleva la agenda de eventos al candidato. “Tengo que recibir a los periodistas que piden cuñas, coordinar entrevistas, ver el timing del profe y procurar que no tenga muchas actividades para no agotarlo. Es harta pega y no es remunerada: es voluntaria”, apunta.
Pero no recibir un sueldo por su labor no es un problema para él, puesto que cree en el proyecto de Artés: “la refundación de Chile”. Incluso aun cuando su horario laboral puede terminar a las 3 AM y no tener fines de semana. Y los números de las encuestas, que constantemente posicionan al candidato de Unión Patriótica en los últimos lugares de preferencia, no lo asustan. “No creemos mucho en ellas, ya que sabemos quién las hace y por qué. Con lo que nos han dado, incluso un 3.6% hace un mes, es totalmente un triunfo considerando que no tenemos los mismos aportes económicos que las demás candidaturas”, asegura.
En ese contexto comentó que, a diferencia de la campaña de 2017, “hemos avanzado mucho”. Describe la inversión de hace cuatro años como “modesta” y aclara que “no quiere decir que haya más recursos, pero sí más calidad por los profesionales voluntarios que están trabajando en el proyecto”.
Antonio afirma que duerme tranquilo con el trabajo que hace, pero no deja de pensar que la candidatura de Artés ha sido constantemente “censurada por los grandes medios” dice. Según él, no dejan que muestren sus propuestas, “incluso en algunos canales que han demostrado ser más progresistas o de izquierda”. Sin embargo, recalca que han podido encontrar una nueva línea que seguir: medios emergentes y radios independientes. Y pese a no tener la presencia que les gustaría en la agenda pública, al final del día dice que lo que importa es creer en un cambio, “porque esto no termina el 21 de noviembre, tenemos que seguir adelante”, finaliza.
Número seis: En perseverar no hay pecado
“Antes había ido a marchas, y me gustaba la política pero desde las ideas, no tanto desde la acción”, sostiene Gabriella Peirano (37, Ñuñoa). La licenciada en humanidades mención filosofía, y también periodista, trabajaba en el área digital de una agencia de comunicaciones hasta que conoció a la figura del candidato Marco Enríquez Ominami (MEO). Fue él quien la motivó a dar el paso y, sin quererlo, convertirse en la community manager del presidenciable.
Esta no es la primera vez que trabajan juntos. Todo empezó cuando MEO lanzó su segunda candidatura a la presidencia en 2013 y continuó con las del 2017; “y sigo acá”. Gabriella tiene el pelo castaño, usa un aro en la nariz y afirma que no viene de una familia vinculada a la clase política.
Sin embargo, su interés en este tema comenzó a temprana edad. “Nací en dictadura y cuando volvió la democracia quise saber lo que pasó antes del Golpe”, sostiene, “si ahora no se cuenta mucho lo que pasó, en esa época mucho menos”. Dice que el punto de inflexión fue a los 15 años, cuando descubrió a el MIR, “y la figura de Miguel (Enríquez, padre de MEO y cofundador del MIR)”.
Su jornada laboral no está definida, ya que como equipo tienen que cubrir las redes sociales 24/7, o al menos así lo afirman desde el comando. Si bien es un trabajo progresivamente extenuante mientras se acercan las elecciones de mañana, para Gabriella esto va más allá del cansancio. Ella admira al candidato con el que trabaja, especialmente “por su coraje y perseverancia”. Sobre todo porque “desde hace más de 10 años queremos cambiar este país”. Y, por primera vez, lo intentaron desde nuevas redes sociales, como TikTok.
Marco Enríquez Ominami tiene 56 mil seguidores en la plataforma y muchos de sus videos van ligados a la felicidad que siente por las personas que creen en él. “Es una plataforma que le queda cómoda por la velocidad que tiene la conversación”, explica Gabriella.
Tanto para ella como para sus compañeros de equipo, Facebook es la plataforma principal para promover la campaña del candidato. “Durante la pandemia se generó un lazo muy fuerte con nuestros seguidores, nos acompañamos los meses más duros conversando de distintos temas en Lives”.
Para ella fue uno en particular el que logró un engagement con la audiencia: cuando MEO explicó en fácil lo que pasaba en el Congreso con el primer retiro del 10%. Y, si es que es elegido como presidente, aseguran que este tipo de transmisiones no se detendrán.
Gabriella ya tiene tres campañas con MEO en su currículum y es enfática en decir que lo que espera en esta elección es lo mismo que en las anteriores: “pasar a segunda vuelta y que Chile nos dé una oportunidad”. En esa misma línea, los comentarios negativos que reciben van dirigidos al hecho de que esté compitiendo por cuarta vez por la presidencia. “Como si perseverar fuera un pecado”, sostiene.
Número siete: ni siquiera por Zoom
POUSTA intentó hablar con el equipo de comunicaciones del candidato a través del vocero del Partido por la Gente, pero no hubo respuesta. No contestaron ni el teléfono.