El día 7 de diciembre el ex candidato presidencial José Antonio Kast apareció junto a su esposa en un programa de televisión. Ambos se dijeron “Te quiero mucho” y Twitter reventó haciéndose esta pregunta: ¿Aman los ricos? En una cruzada periodística sin precedentes, intentamos resolver esta inquietud.
“No puedo creer que los cuicos encuentren de rotos decir ́Te amo´”. Hasta para sentir tienen metida la clase social”, dice un tweet que da inicio a una serie de comentarios donde se confirmaría la teoría: al parecer, la gente ABC1 no dice “te amo”. ¿Es de rotos?, ¿es banal? o ¿se trata de una represión (inconsciente o no) de sus sentimientos?
Para el periodista y autor de “Siútico arribismo abajismo y vida social en Chile”, Óscar Contardo, esto pasa exclusivamente por un tema generacional: “Creo que no es un tema de clase, sino de edad. Yo creo que hasta en mi generación uno escuchaba el `te amo´ solamente en las teleseries y en las películas. O sea yo no escuchaba a la gente decirse te amo en la vida real”.
Si bien la cultura latina es mucho más cálida que la de naciones del hemisferio norte, en Chile estamos lejos de llegar a ser personas de piel, como en los países más caribeños, asegura el periodista, “expresar mucho afecto o emoción no es algo que nos caracterice en general”. Esto explicaría, en cierto modo, la frialdad con la que, se supone, nos relacionamos. Para Contardo, la explicación de la tradición es la que prima: “En este caso la familia Kast tiene más de una tradición antigua de represión de la expresión de los afectos, que una carga de clase”.
Para el experto en psicología social y académico de la Universidad de Chile, Roberto Fernández, por cada clase social existen distintos códigos de interacción, y en esta clase social de la elite, efectivamente las expresiones de afecto no es que no existan, sino que son mucho más discretas que el común de la gente. “De alguna manera los códigos de lo que se puede y no se puede hacer están muy instalados y en el fondo, una de las razones de regirse por ellos es de no quedar como ´rotos´, no parecer de otra clase social”.
Este fenómeno que puede graficar en situaciones cotidianas en donde exista interacción social entre individuos, por ejemplo, en los matrimonios, en las fiestas, que la presentación sea el nombre completo de cada uno y en segunda instancia se pregunte por el colegio donde estudiaron es el reflejo de la búsqueda de la gente que tienen en común y una check list para saber si es adecuado relacionarse con ellos o no.
“Estas situaciones son el mejor ejemplo para ver cómo trabajan estas claves de interacción, generando reconocimiento intraclase y diferenciación interclase”, aclara Roberto.
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Pero de generacional nada.
Al consultarle por la teoría del periodista, Roberto discrepa y dice que las transformaciones generacionales en las clases altas de la élite son mínimas, a diferencia que en el resto de la sociedad, donde efectivamente se notan cambios, en la forma de vestirse, en la forma de hablar o pensar. “Los cuicos se visten más o menos igual, hablan más o menos igual, yo no veo que en la élite los componentes generacionales jueguen un rol importante. Al contrario, hay una tendencia a la repetición de las mismas tradiciones, las mismas costumbres, los mismos códigos”, menciona.
¿Hay o no afecto? “Hay, pero es muy discreto”, dice el especialista.
La entrada a escena al programa que hizo María Pía Adriazola se vio marcada por un “salúdalo a él (Don Francisco) primero” de su marido, quién la recibió con un beso en la mejilla y un abrazo superficial.
Según el análisis del académico se vislumbra cierta parquedad en los afectos, con demostraciones de cariño mínimas, como sostener los dedos del otro o muestras de aprecio verbal, diciéndose cosas “bonitas”, pero sin pasar los límites.
“Respecto del código del te amo o el te quiero, yo creo que el tema que hay es que de alguna manera ellos piensan que ´es de roto´ mostrar frente al resto el afecto íntimo. Obviamente en reuniones sociales las parejas jóvenes se toman de la mano, pero no vas a ver nunca una pareja ´pegándose un atraque´, ni mostrando o evidenciando algo que se considera propio de lo íntimo”, finaliza Fernández.
Valentina Saini es una actriz y comediante chilena que en sus monólogos se ha burlado de la clase alta, lugar del que proviene. Ella conoce desde dentro el comportamiento de este sector y es por eso que se atreve a confirmar que el decir “te amo” no es propio de las personas ABC1. “Evidentemente, no se dice te amo. Y si se dice, es de curao o en situaciones muy íntimas. Porque como se preocupan mucho del qué dirán, el te amo es como flaite, porque demostrar mucho no va, en esta clase social no creo”, dice.
La tiktoker asegura que dentro de su grupo de amigas, ella es considerada “la flaite”, en sus propias palabras, y analiza que entre ellas la expresión de cariño sigue siendo un tema y manifestarlo con un “te amo” hasta el día de hoy es más un error que una declaración voluntaria de cariño. Agrega además que se ha dado el trabajo de hacer un sondeo en su círculo social más ABC1 y los resultados fueron contundentes: “A lo más es como ´te quiero mucho´, onda ´gordo, te quiero mucho, te tengo cariño´, pero jamás un ´te amo´, porque de hecho la palabra amo no existe (con esa acepción) en el diccionario”
Al tocar el tema del cambio generacional, Valentina nos comenta, que su hija de 12 años tampoco lo tiene interiorizado y que escucharla a ella decirlo, le da un poco de vergüenza ajena. “Yo la molesto, tipo le digo a mi pololo ´ay bebé, te amo´ y me dice ´ay mamá qué cringe´”, cuenta.
Pese a esto, Valentina tiene su postura clara frente al tema, y es que según ella ya no estamos en tiempos en los que los sentimientos deban ser reprimidos, sino justamente lo contrario. “Si alguien quiere decir ´te amo´, ´te quiero mucho´, ´te estimo´, ´eres mi Sol´, ´eres mi Luna´, ´eres lo más lindo que he conocido en mi vida´, que lo haga. Si uno siente de todo corazón que ama a alguien y quiere gritarlo a los cuatro vientos, que lo diga. Y el que no, y es reprimido, qué pena, qué lata. Porque el amor es lo que más se tiene que vivir en la vida y no se encuentra todos los días… chuta, me estoy poniendo flaite yo ahora”, finaliza con una risa.
Claro está que en los procesos de desarrollo generacionales de la sociedad y la evolución a través de los años al interior de los estratos sociales, siempre hay cosas que se mantienen y otras que cambian, pero al parecer el ´te amo´ está lejos de convertirse en parte importante del vocabulario de la clase alta.