Un trance infinito, un viaje constante, una puerta a otra dimensión es lo que al menos a mi me causo esta genial escultura realizada por Anthony Howe (espero no ser el único que percibe estas cosas ya que o sino estoy volviéndome loco o los chicos de la oficina de al lado están fumando de lujo).
Con una simplicidad poética en su movimiento, esta escultura que se mueve gracias al viento, no pasa desapercibida en ninguna parte, y bien lo sabe Howe ya que esta obra se ha viralizado en todo el mundo y muchas personas la están solicitando para alucinar.