En cuatro meses de carrera como solista, con su single FVN! la artista queer andaluza se ha convertido en un fenómeno de TikTok y el resto de las redes sociales, acumulando millones de reproducciones en YouTube y Spotify. Su canción incluso llegó a los oídos de Doja Cat.  En esta entrevista exclusiva Lúthien habló de identidad, fama y salud mental. Pero antes, describe el día en que su cuerpo explotó  y se cagó -literalmente- en su bloqueo artístico. Y si saca sus uñas te puede arañar, “cat-kitty-cat-cat-kitty-cat-cat”.

Nacide bajo el nombre élfico Lúthien, inspirado en una de las personajes más importantes de la historia de El Señor de los Anillos, se acostumbró a escuchar que su nombre era difícil de escribir y pronunciar, por lo que desde pequeña la llaman Luli. Pero cuando quiso empezar a hacer música decidió buscar un pseudónimo que la representara más, al menos visualmente, así que mezcló números y letras para crear a LVL1. Se lee Luli y también Level 1 (nivel 1 en inglés), aunque esa no era su intención original.

El mismo día en que nos conectamos con ella vía Zoom, su primer single FVN! alcanzó las 10 millones de reproducciones en Spotify.  Además, el sonido del sencillo ha sido usado en más de 600 mil videos en TikTok y su videoclip en Youtube, lanzado hace tres meses, acumula casi 2 millones de streams. Todo esto en menos de 4 meses. 

Al final ha sido un poco auto profético porque me hice viral en el nivel 1”, cuenta entre risas desde la habitación en la que ha vivido la mayor parte de su vida en la casa de sus padres. Su casa está ubicada en Algeciras, una de las zonas más al sur de la Península Ibérica, casi llegando a Marruecos. Y aprendió que no era el lugar más abajo de España tras recibir muchas críticas tras subir un tiktok hablando de su ciudad natal y lo alejada que estaba. Las personas de las Islas Canarias mostraron su descontento automáticamente. 

Las paredes de su pieza son blancas y tienen algunos grabados en serigrafía de Los Beatles, Dalí y de Frank en Furter, que hizo mientras cursaba bachillerato artístico. Todo muy minimalista, según ella. Pero en su adolescencia estaban pintadas de naranjo y en vez de las pinturas tenía muchos posters de distintos artistas (al menos 25 de David Bowie) y portadas de la revista Rolling Stone. “Es curioso porque la Rolling fue el primer medio que me contactó”, cuenta con emoción. La revista recomendó FVN como una canción que hay que escuchar. 

Y estaban en lo correcto. Se anticiparon al fenómeno español de LVL1. Pero antes de juntar estas letras y números en una sola palabra, tuvo que sortear varios obstáculos. 

Ya dejé la mafia, pero sigo siendo un queer

Antes de convertirse en un fenómeno viral, Luli ya había saboreado la fama. Junto a dos de sus amigues crearon una banda de trap en 2019 llamada Queer Mafia. Lo que empezó como una broma y como un intento de mostrar una perspectiva disidente en un género musical dominado en su mayoría por hombres heterosexuales cisgénero, se transformó en un fenómeno en España que culminó en un álbum y varios singles sonando en loop. “Empezamos a subirnos a los escenarios de Granada y todos tenían la palabra Queer Mafia en la boca”, recuerda con melancolía. 

Para ese entonces Luli ya había cuestionado la orientación sexual que impone la sociedad en todas las personas al nacer. Conoció a Paloma en el bachillerato y por primera vez se puso nerviosa con alguien de su mismo género. “Ahí me di cuenta: somos bisexuales”, relata. 

Sin embargo, tiempo después accedió a más información y conoció a más personas de las disidencias sexuales con las que entendió que su identidad es no binaria: no se considera hombre ni mujer. Solo es. En las redes sociales encontró el respaldo de una comunidad que, al igual que sus amigues y familiares, le apoyaban.Y cuando les integrantes de Queer Mafia pensaban que podrían firmar con alguna disquera, “decayó la cosa”, dice LVL1, “La gente se aburrió de la novedad”. 

Desde hace años Luli fue diagnosticade con un trastorno de ansiedad, “muy Gen Z” como elle misme declara, y en ese momento, cuando todo se derrumbó para Queer mafia, entró en un episodio depresivo. “Fueron los mejores años de mi vida, fue como si todo empezara a ir por el camino que siempre quería, pero cayó rápido”. Y poco a poco se distanciaron y disolvieron la banda. 

Lúthien Barea estaba consternada y con un bloqueo creativo importante: pensaba que ya lo había intentado todo y que se estaba quedando atrás. “Además la gente es famosa más pronto que antes, mira a Billie Eilish”, ejemplifica. Una vez fuera de la banda intentó componer sus propias canciones sin mucho éxito. Comenzó una maqueta del que sería su primer single, pero no tenía nada que ver con el sencillo que publicó. “Incluso un amigo intentó encontrar la manera más amable de decirme que el tema era una mierda”, dice riendo. 

Pero un día su creatividad se destapó, literalmente, y solo fluyó. Una mañana estaba descansando en la cama junto a su pareja mientras pensaba cómo escribir su canción. Pero su estómago tenía otros planes. “Me hice caca encima”, afirma. Corrió a la ducha, avergonzada de tener 23 años y haberse cagado, pero tuvo una epifanía. “De pronto escuché girls just wanna have fun, I just wanna have sex in a car”, rememora, “Tuve que tocar lo más bajo para que mi cerebro se reactivara creativamente”.

Cuando grabó FVN! supo que quería ampliar el repertorio de música para voguing y house en español, por lo que se inspiró mucho en la cultura de los ballrooms. Al fin LVL1 se había conectado nuevamente con su persona artística. El resto de la letra salió como la mayoría de sus proyectos: creación espontánea. “Empezaron a salir las rimas solas y a transmitir la vibra de la persona artística que quería ser”, dice sonriendo. Y el resto ya es viral. 

La vida después del viral

Cuando LVL1 publicó FVN! no había pasado un mes antes de que se viralizara. Distintos usuarios utilizaron el sonido para musicalizar videos de sus gatos atacando y jugando con sus dueños en la parte en que Lúthien canta “cat-kitty-cat-cat-kitty-cat-cat”. La canción explotó e incluso recientemente la cantante Doja Cat subió un video editado de ella bailando el sencillo de la andaluza a su cuenta de Instagram. “Tiene un hueco en el remix”, comenta entusiasmada soñando con alguna colaboración entre ambas.

Pero la canción también llegó a usarse con otras intenciones más que mostrar gatos y celebridades bailando. En algunos videos de la red social hay tiktoks de soldados israelíes junto a sus tanques en el período más intenso del conflicto con Palestina de 2021. “Me parece de un mal gusto de cojones”, dice suspirando molesta. “Por favor read the fucking room, people are dying (lee el puto cuarto, las personas están muriendo)”.

Desde que lanzó su primer single, LVL1 ha tenido que adaptarse a los comentarios negativos que recibe. La primera polémica en la que estuvo involucrada fue cuando usuarios de Tiktok denunciaron que la utilización de gatos, tanto en la letra como en videos con la canción, eran especistas. “Siempre que alguien se hace viral hay personas que la toman contigo y luego hay tontos que lo siguen”, explica.

En su adolescencia Luli pasó de ser “una especie de bomba de color artística” en el cuerpo de una alumna ejemplar, a juntarse con el grupo emo y alternativo de Algeciras para desligarse de la forma en que era percibida. Pero jamás dejó de vestirse y maquillarse para deslumbrarse a sí misme y las demás personas. No por nada canta “desde pequeñita con un look estrafalario” en LVCKY. Esto le ha traído varios comentarios desagradables que rayan en la gordofobia y la discriminación de género. 

“Hay algunos que son una especie de cumplido envenenado, tipo ‘No entiendo por qué me atrae!”, dice poniéndo los ojos en blanco, “Me puedes decir esto de otra manera, pero me da un poco igual porque si provoco asco en la gente, creo que lo estoy haciendo bien”.

Su canción incluso fue robada y desapareció un tiempo de TikTok. Así es, hay una explicación detrás de por qué no podías reproducir el sonido de FVN!. “Un listillo de Polonia reseña canciones virales de TikTok como si fueran suyas”, apunta, “El sitio pone el nombre en el título, pero en los créditos y todo aparece el suyo”. Así, las personas que buscaban el single accedían muchas veces a la del polaco en vez de la suya, dándole el dinero de los streams a él. 

“Desapareció mi audio y todos los videos que tenían mi audio quedaron sin sonido”, recuerda enojada. Incluso dejó de aparecer en playlists de distintas plataformas, como Spotify. “Ay, Señor, que me hundes aquí el negocio”, pensó apenas se enteró. Decidió contactarlo junto a su manager en plan: “o borras o te la liamos”. Lograron resolver el problema, pero no sin antes ser descrita como poco profesional por el youtuber al enterarse que Lúthien había comentado el tema en sus redes. “Bah, poco profesional robarle la música a otro. Venga, vete”, dice moviendo las uñas.

I’m so lucky, atraigo la fortuna

“Quería morirme con los 27 años, pero lo he pensado mejor: ya no quiero hacerme daño”, canta Luli en su más reciente sencillo LVCKY. Y es que hoy está haciendo lo que quiere y tal como lo imaginaba cuando era menor de edad. “Soy Virgo y tengo muchas opiniones sobre todo”, se describe, “Tengo muy claro mi punto de vista y mis valores”.

Cuando le preguntamos si le gustaría ser un ejemplo a seguir para las juventudes queer se toma unos segundos antes de responder. Mira a la cámara, sonríe y dice que sí. “Pero no quiero que me pongan en un pedestal: también puedo meter la pata, pero vamos porque creo que mis intenciones son buenas”. 

Además, tiene claro que el reconocimiento en la actualidad es efímero y que, como dijo el artista Andy Warhol, todos tendrán 15 minutos de fama. “Por muy bien que me esté yendo ahora, tengo que tener los pies en la Tierra porque nunca sabes lo que te puede pasar”. Pero también quiere disfrutar lo que está viviendo, como cuando el profesor de voguing y actor de POSE, Jason Rodríguez, la siguió en Instagram para decirle que le encanta FVN!. 

Actualmente sigue viviendo en Algeciras con sus padres, pero tiene planeado vivir pronto en Madrid, ya que comenzará a ir a estudios de grabación para sus nuevos proyectos. Pasó de crear beats en su habitación sin ánimos de continuar a pensar y concretar colaboraciones musicales y nueva música. Y este es solo el primer nivel.

Uno de los últimos trends de TikTok a los que Luli se sumó fue al de la recreación de un diálogo con tu yo del pasado. Elle escogió hacerlo con Lúthien de 14 años. “Tuvimos una conversación en plan… ¡Que nos hacemos famosas, tía!”, dice riendo con una sonrisa. “Ahora tengo la oportunidad de ser la artista que siempre quise tener como modelo, así que vamos a intentar hacerlo bien”.