Es una metáfora, y a la vez no.

María Rodríguez da la espalda a la cámara, sola y desnuda, frente a un salón de clases vacío.

Dice que quería una portada icónica, y nadie podría decir que no la logró. Por encima, cuatro letras plateadas en mayúscula plasman su carácter y le dan nombre al álbum: MALA.

Sella también su nuevo single Peleadora, un rap sobre una pista más bien trapera, robusta y espesa.

“Cuando pienso en mí como artista me veo dando clases, pero de otra manera: desnuda, que es cómo yo he enseñado”, dice.

Se ha expuesto al 200 %, sin miedo, segura, y sola. Así es cómo habla en esta entrevista. Cada respuesta que da se siente tan genuina como esa voz libre de autotune que conquistó al hip hop a finales de los noventa y que mantiene el mismo formato en 2020.

Mala no tiene nada que perder o demostrar, ni una imagen que construir. Ahora juega y nada le importa. Lleva un cuarto de siglo carrera, pero no se le nota: es como si, de hecho, cada año de artista y mujer la hubiesen vuelto más etérea, liviana.

También regia.

¿El hecho de salir como una profesora tiene la intención de marcar presencia tipo “llegó la vieja escuela”?

No, todo lo contrario. Es un nuevo comienzo, una forma en la que me descubro a mí misma.

Ya hice el camino, y eso es lo que estoy mostrando. La portada es cómo yo me he visto: una mujer exponiéndose. Mi momento actual tiene que ver conmigo, con cómo me lo paso bien, lo que disfruto, entiendo, comparto. Si fuese en un formato físico, abrirías y verías en otra foto los alumnos llegando a clase.

O sea, es más bien un resumen.

Para mí, la intención más que con lecturas tan peeky, es la idea de una imagen que a mí me impacta. Entiendo que cualquier persona que la vea la va interpretar y eso es sano, cualquiera que escuche una canción mía va tener su propia lectura y yo solamente estoy ahí. Es una especie de performance. En la portada el protagonista es el público.

Es un juego, que tiene que ver conmigo. Yo juego y disfruto con todo.

 

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Las nuevas generaciones tienen una especie de obsesión por lo nuevo, ¿sientes que les falta mirar un poco hacia atrás?

Me identifica eso, también me obsesiona lo nuevo, me aburro pronto de las cosas. No se si será porque tengo TDA, pero necesito constantemente distintos estímulos. Si hay algo nuevo capta mi atención, aunque sea por poco tiempo.

Eso sí, me gusta también la música vieja, la historia, el hilo de la evolución del hip hop desde que empezó: los movimientos, los lugares donde se ha dado, en México, Chile o Bulgaria. Eso te da balance, porque si solo ves lo nuevo, no sabes si es realmente nuevo porque puede que se haya hecho antes.

En Bruja y el álbum del mismo nombre, homenajeaste y te inspiraste en esa mítica figura. Ahora, con MALA en mayúscula, ¿en quién te inspiraste o qué quieres homenajear?

Quiero compartir quién soy. Más que las canciones, quiero que entiendan a la artista.

Sobre Peleadora: dijiste que se trata sobre no juzgar para no ser juzgado, ¿sientes que hoy la sociedad, pese a sus avances, tiene una manía por juzgar al otrx? Sobretodo en redes sociales.

La verdad es que si. Todxs opinamos y no nos damos cuenta que quizá el otro lo está pasando mal. Sale un juez en cada unx de nosotrxs.

Lo he visto, lo observo. La gente opina y juzga a partir de una foto y se ha vuelto híper perfeccionista. Como hay más material de vídeos o fotos, la gente está cada vez más loca, queriendo ser de otra manera.

Ojalá existiera un Instagram del alma, uno que muestre cómo somos por dentro, que nos ayude a mejorar como personas más que en el aspecto superficial. Falta una obsesión por cultivarnos por dentro.

A propósito de la canción Nuevas Drogas, ¿cuáles son las últimas con las que has experimentado?

No sé si es nueva, pero la última que he tomado es cristal, una forma de MDMA. Otra es una árabe, que es un jarabe. No recuerdo su nombre.

¿Nos das un consejo para sobrellevar el encierro de la pandemia?

Ser creativo, mantenerse activo. Empezar a escribir un diario, o a bailar, hacer recetas diferentes, algo que te aporte una novedad al día a día. También leer cosas bonitas, hay muchos autores. Últimamente he leído mucho Violeta Parra, tiene unas poesías que conectan con este momento.

He estado leyendo unos poemas de Violeta y lo cojas por donde lo cojas encuentras una conexión brutal con la situación actual.