Admítelo, detrás de ese “que increíble que te vayas a estudiar a Europa”, o de un “me alegro mucho por tu pasantía de 6 meses en Lima” se oculta un ligero deseo de que todo sea una broma, o que algo se caiga para que tu pinche, pololo o novio se quede en tu país, contigo.

Aún así por mucho que desees que no se vaya, hay personas que se atreven con “pololeos a distancia”, y mi experiencia incluso como sobreviviente a una relación de este tipo, más cientos de conversaciones de amigas y amigos, me ha permitido desarrollar este pequeño set de reglas de la sana relación a distancia.

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Aquí vamos.

Quién se va, tiene un freepass, pero no quiero saber con quién te metiste

No tiene sentido hacer la vista gorda a una situación que se dará de manera muy cotidiana. La persona que se va (y la que se queda) tienen ciertas necesidades, aunque para la primera todo lo que haga será “sin involucrar sentimientos”, por ende se le entrega algo así como un free pass moral. “Puedes meterte con gente, la condición es que no quiero saber quienes, ni sus nombres ni nada”. Esa es la regla, y debes hacerte a la idea de que “ te cagarán muchas muchas veces”, es la mejor forma de sobrellevarlo.

Quien se queda, sufrirá de sequía

Si, la vida es injusta. Lamentablemente si tú eres quien se queda en casa, no hay free pass para ti, porque cualquier cosa que hagas tarde o temprano llegará a oídos de la otra persona, porque tu ciudad es chica y la gente copuchenta.

Si me engañas, pero involucras sentimientos, avísame

Veámoslo así. La única razón para darle una especie de free pass a la persona que se va, es porque con las personas que se involucre será sólo de manera fría y superficial, pero si de un momento a otro esa persona siente que se está enamorando de una ítalo alemana con cintura de avispa y dos cuartas de pierna más que tú, mejor que te avisen y te dejas de esperar weones (o weonas).

Nada de screenshots durante el sexting

Respeta el espacio

Resulta que una persona que viaja miles de kilómetros para “cumplir sus sueños” básicamente tendrá su cabeza muchas veces en otras cosas, desde experiencias, hasta sus problemas (sin considerar los factores como diferencias horarias), pero lo más apropiado es textear a ciertas horas del día clave o cuando sientas que hay algo extremadamente importante (ojalá gracioso) que contar. Si el feedback no es tanto como esperabas, al menos llega a un consenso con la persona respecto a las horas para conversar. De todos modos la mejor forma de comunicarse es a través de emails largos, íntimos y bien expresivos.

Deja los celos en el último cajón del armario

En serio, cualquier tipo de ataque o preocupación por celos, mejor te los guardas, porque no tiene sentido armar peleas en un contexto así, incluso si las tres últimas fotos en Instagram fueron con gente que te genera sospechas.

Si puedes permitírtelo, haz una visita “sorpresa

Siendo esa palabra “sorpresa” entre comillas. Si tienes la posibilidad de irte unos días hasta la ciudad donde esté la otra persona, hazlo. Será como un gesto de “apañe” y aparte permitirá revivir viejos momentos. Lo único importante es que debes anunciarlo, pues nadie quiere que llegues y te topes con una sorpresa relacionada al punto