Un relato de un pousta friend en Time Warp, el festival alemán de música electrónica que el fin de semana pasado dejó a 5 muertos y otros 5 hospitalizados por sobredosis.

Por tercer año consecutivo, con entradas a un valor promedio de $600 pesos argentinos ($30.000 CLP aprox) y DJ’s como Ricardo Villalobos, Deep Marciano y Dixon (qué toco el sábado en Chile) se armó la nueva edición de Time Warp.

https://youtu.be/HD_gY0jI-bo

No es desconocido que en Buenos Aires el uso de las pastis y ácidos es más popular en los nichos electrónicos que la marihuana, pero las muertes del recién pasado festival dejaron al descubierto todo un negocio clandestino en donde productores, seguridad y hasta la policia, parece funcionar en conjunto para vender “drogas de diseño” dentro de estos festivales.

https://youtu.be/I2FqZUZUCLg

No nos engañemos tampoco. Es sabido que algunos de estos festivales y fiestas electrónicas son utilizados por dealers para vender sus productos que en fechas como esta dejan millonarios dividendos. Acá no es que culpemos a los dealers, ni el consumo de drogas, ni menos tildar a todos los productores de música electronica de “drogos”. El problema es más profundo, pues la inoperancia de los gobiernos y la ilegalidad que conlleva el tráfico de drogas, son los únicos culpables de la muerte de 5 chicos por sobredosis.

Al no existir educación ni una regularización, no sabes qué demonios estás comprando, ni menos los componentes de tu producto.

En Europa hay unas maquinitas sencillas: se pone la pastilla que se va a consumir y la máquina indica el grado de pureza que tiene. Acá, todo depende de “la mano” que consigas.

Hablamos con Francisco (que por razones obvias no quiso dar su apellido) sobre lo que vivió en el famoso festival para entender lo ocurrido.


Soy fanatico de la musica electrónica y usualmente cuando la escucho me drogo. No les voy a mentir.

Hace años que voy a Time Warp y desde siempre ha sido un festival en donde las drogas son más relevantes que el alcohol. En esta edición en la práctica no vendían alcohol, pues tenías que pedirlo y era muy engorroso conseguirlo, por ende solo se consume agua, la que costaba casi 10 dólares por botella.

¿Ir al baño? imposible pues el lugar estaba repleto y la producción tuvo la brillante idea de cortar el agua en los baños para obligarnos a comprar agua.

Mis tickets del famoso festival
Mis tickets del famoso festival

La producción tuvo la brillante idea de cortar el agua en los baño para obligarnos a comprar agua.

A pesar que cuando entras te revisan por todos lados y que tienes que pasar por varios check points, una vez dentro, se te acercaban personas amablemente a ofrecerte drogas a vista y paciencia de todos (incluso gente de producción). Cocaína, pastis, MDMA. Lo que quisieras alguien te lo podía vender. Era más facil comprar drogas que agua.

Por 400 pesos unos de estos "kits" podían ser tuyo
Por 400 pesos argentinos, unos de estos “kits” podían ser tuyo

Era más facil comprar drogas que agua.

Demasiada gente y poca ventilación
Demasiada gente y poca ventilación

Todas estas facilidades, lo imposibilidad de hidratarte rápido y fácil, la poca ventilación del lugar, y el hecho de que –esto se rumoreaba– se hayan vendido más entradas de las permitidas, hacían que este festival fuese una bomba de tiempo.

Todo era un caos y no era difícil ver menores de edad completamente perdidos en “viajes sin rumbo“, gente tirada en el piso que no sabías si estaban bien o necesitaban ayuda, otros convulsionando mientras el resto (drogados) bailaban alrededor sin entender nada. Esto hizo que llegado un punto simplemente me enfocara en “mantenerme con vida“, concentrarme en mis asuntos y dejar que la noche fluyera, pues tener un mal trip era muy fácil en ese contexto.