De sacar la cabeza de la pecera que es el celular, de Buffy la Cazavampiros, Black Mirror, la vida y la muerte, el aquí y ahora, Grindr, ácidos, Freud y Jung, la fama y el disco La Sombra que lanza con show en el teatro Cariola el 13 de octubre conversamos en un nivel tal de profundidad con (Me llamo) Sebastián que nos dejó abstractos.
Un día, cansado de la ansiedad de las redes sociales y la falta de conexión entre nosotros, Sebastián tiró su celular al mapocho. “Tiré el celular al río por lo chicos, por Grindr, por todo, y me desconecté de todo eso. Han sido cuatro meses de estar en la onda del aquí y el ahora, solo me meto a Instagram desde el celular de amigos. Entiendo las tecnologías y es bacán, pero se supone que es una herramienta para conectarnos pero a veces están todos super desconectados gracias a eso”.
(Me llamo) Sebastián, el hombre artístico porque el que todos reconocemos al proyecto musical de Sebastián Sotomayor, se dedicó a tomar esa experiencia y otras más para grabar su quinto disco, La Sombra, que está pronto a lanzar el 6 de octubre, con un concierto en el teatro Cariola el 13 del mismo mes (las datas están abajo).
“Un disco es como una foto de uno, las canciones para mi son un momento que me pasó en alguna circunstancia. Entonces, todo este disco lo escribí y compuse un año y medio antes de lanzarlo y que fue un período bien terrible para mi. Mi abuela se enfermó, la presencia de la muerte está sobre mi familia y sobre mi. Tengo unos amigos que se enfermaron, yo tuve una enfermedad terrible en ese período entonces no podía ser de otra forma. Y yo siento que ahora en mi quinto disco no tengo la necesidad de querer agradarle a otra gente, siento que ya puedo irme en la volá y hacer la música que yo realmente quiero”, explicó.
“Edificios” es el primer single de este nuevo material y no suena como nada de lo que (Me llamo) Sebastián haya lanzado antes. Algunos, incluso, la han catalogado de “dark”, pero eso no le molesta: “Yo solo puedo hacer canciones de lo que me está pasando un poco. Entonces, no me importa ese adjetivo “dark”, porque yo me he identificado con lo dark desde que soy muy chico. Siempre era el gordito que estaba en la esquina medio odiando a todo, medio Daria, entonces yo creo que está muy bien”.
“Esta nueva canción trata de vivir y aprovechar la fragilidad de un momento, porque tu sabes que al final tu sales a la calle y te das cuenta que todo va en un camino hacia la muerte, es una realidad. Uno va envejeciendo. Yo ahora me veo al espejo y tengo unas manchas y unas arrugas que mi mamá tiene, mis canas, está bien. Es mi camino hacia la muerte, mi cuerpo está envejeciendo y todo se va a acabar pero eso no va a hacer que no tengamos este momento de hablar ahora o de cantar una canción“, dijo.
Pero, a pesar de esta interpretación, Edificios nació de un momento mucho más concreto: “Edificios nació cuando me tiré un ácido con un pololo que tenía y estábamos en el peak del ácido. Yo decía que todo está en el lugar perfecto, estoy enamorado de esta persona, nos miramos a los ojos y tengo ganas de llorar de la emoción. Y cuando el ácido empezó a bajar yo decía ‘oh por la chucha, voy a volver a la otra realidad. Voy a volver a estar desconectado, a tener miedo, a todas las cosas en las que estoy en el día a día. Entonces, ese momento del éxtasis vale todo. Ese momento vale la pena, el momento del concierto, del ácido, del besito, el momento de mirarse”.
Buffy la Cazavampiros
La Sombra es el disco que le sigue al exitoso La Belleza (2015), que lo tuvo tocando por México, Europa y Estados Unidos, con artistas invitados como Mon Laferte y Gepe.
Esta vez, (Me llamo) Sebastián está solo con su banda tocando, sin artistas invitados.
El álbum se compone de 10 canciones, incluidas “Edificios”, “Humanos”, que ya tocaron en vivo en el Lollapalooza Chile 2017, “Que nadie nos cambie”, “Adolescente con espinillas”, que es “un viaje en el tiempo de lo que me diría cuando era chico” y otras más que son inéditas. La Sombra se abre con una reversión en piano de la conocida “Hijos del Peligro”, lanzada en 2016, para darle un tono más integro en relación a las otras canciones del disco.
Para unas fotografías promocionales de su concierto en el Teatro Cariola, el 13 de octubre, el artista está sosteniendo una foto de cuando era niño, en su paso por Rojito. “Uno es un poco una sombra del niño que fue, de ese niño que uno va a arrastrando, del que mostraba sus primeras canciones y sus compañeros se reían. Creo que igual contengo a ese niño chico que quería tantas cosas como salir en Rojo o cualquier ridiculez”.
No se puede dejar atrás el componente psicoanalítico, que el cantante señala. “Jung, que es discípulo de Freud, decía que tenemos muchos arquetipos dentro de nosotros y uno de esos es la sombra, que es toda nuestra parte oscura, nuestros impulsos. Entonces este disco tiene harto que ver con eso. Que hay una rabia generalizada que he ido acumulando, una pena”.
Pero, sorpresivamente, no solo de eso se trata La Sombra. Declarado fanático de Buffy la Cazavampiros, (Me llamo) Sebastián describe la transformación de aquellos personajes que fueron muy buenos, pero que por muchos motivos se aferran al dolor y lo toman para convertirlo en un éxtasis de poder, transformándolos en una sombra de sus antiguos seres. “Yo empecé a sentir el camino a este disco en todo orden de cosas, desde mi éxito en Grinder hasta las personas que me paran en la calle, y la gente me empezó a dar más poder. Esta volá de la fama, de ser músico, de ser un poco conocido es un poder que la gente te da. Entonces, es un privilegio y como ocupas este privilegio, es como uno ocupa este poder y yo creo que es súper fácil abusar de él. El disco se llama La Sombra por eso, todo ese exceso de atención, de empantanarte a ti mismo”.
De citas malas en Grindr y Tinder
Dos mil diecisiete fue un año complicado para el cantante. Cuenta que se sentía paranoico, pensaba que se iba a morir y le daban ataques de pánico: “Pensaba que si este era mi último disco, quería que fuese un recuerdo de lo que yo era, no una cuestión que llegara a México o que se yo. Quiero que cuando me muera, porque todos nos vamos a morir, me gustaría que alguien pudiera acceder a esta música y encontrar como a un ser humano que se entregó entero”.
Conocido por tocar en instancias de celebración o conmemoración del movimiento LBGTIQ+, (Me llamo) Sebastián se le asocia a ese tipo de lucha, pero, declara, no es su batalla personal. “Pasa que yo soy gay y que yo lucho por mis derechos en mi música, pero mi volá es ser fiel a mi mismo y que nadie te diga como tu no puedes ser como quieres. Creo que mi música y las cosas que hago tienen que ver con eso”.
A pesar de esto, hoy (Me llamo) Sebastián tiene más fama y acceso a los beneficios y costos de ésta que antes. Su canción “Baila como hombre” es la canción principal de la película de Nicolás López estrenada hace un tiempo en México. Hazlo como hombre logró números récord en su fin de semana debut y aumentó su visibilidad en el país del norte. Aunque no ha sido lo único que le ha pasado en este último tiempo.
Antes, cuando aún tenía celular, pasaba más tiempo ahí, en redes sociales y aplicaciones de cita. Después de un par de experiencias, se dio cuenta de dos cosas: además de sentir que no estaba haciendo las cosas que le interesaban, “solo tirando el dedo para arriba horas y horas, muy parecido al capítulo de Black Mirror”, la gente ya era capaz de reconocerlo a él solo por ser una persona famosa de la peor de las formas.
“Un día estaba discutiendo en un parque, llorando con mi pololo y se me acercó un niño y me preguntaba “oye, ¿nos podemos tomar una foto?”. Cero tacto, si yo estaba con los ojos rojos”.
Ese ese es solo un ejemplo de muchos otros: “En la peor cita de Tinder, me junté con un niño muy buena onda, que no teníamos nada en común, y que solo quería una foto de mi. Al final de la cita yo le dije que me iba y me dijo ‘ya bueno, chao, pero, ¿saquémonos una foto?’. Mientras me hablaba sacó el celular y me tomó una foto y le dije que por favor no subiera eso a internet, lo encuentro nada que ver, y me dijo que no le diera color”.
“Ya es inseparable que la gente te salude en la calle. Uno tiene que aceptar que si quieres hacer conciertos más grandes, cantar, esas cosas van a interferir. Eso va a ser cada vez más parte de toda tu vida. Es heavy que ya no sabes si la gente se acerca a ti porque te quieren conocer o porque les pareciste bonito o solo quieren acercarse a ti porque eres un cantante”, explicó.
Verse a si mismo así le hizo tirar el celular al agua, salir de Grindr y Tinder y volver al aquí y al ahora, ignorando ese poder actual que tiene Internet: “A mi me dio susto ver eso en mi mismo. A mi me gustaba Internet cuando era un movimiento anti televisión, pero siento que esa energía ahora se lo está tragando y como que de nuevo hay material que es pura mierda. El poder de Internet está ahí, pero tú decides si los usas para perder tu tiempo y dejar que todo siga igual, enajenarte de lo que pasa al lado, estás ocupando el poder al igual que cuando Willow de Buffy se hace mala”.
Puedes ir a ver a (Me llamo) Sebastián el 13 de octubre al Teatro Cariola