La muestra “African American Portraits: Photographs from the 1940s and 1950s” estará desde junio a octubre en el museo de New York.
Hasta 1965, Estados Unidos vivió en una radical segregación racial, en los cuales los espacios públicos delimitaban espacios que podían ser ocupados por blancos (el poder) y los negros (los oprimidos), el acceso a la educación, la cultura y un tratamiento digno. El ser tratados como ciudadanos de segunda categorías movilizó, desde 1950, una etapa en la historia del país en que activistas pelearon, y murieron, por los derechos civiles de todos los norteamericanos.
El arte no está libre de esta deuda de representación, y por siglos los museos han colgado arte de élite en sus paredes, dedicado exhibiciones y vendiendo cuadros y esculturas a precios imposibles de contar, pero, a veces, pasan cosas como esta. Desde el 26 de junio hasta el 8 de octubre, el Metropolitan Museum of Art está presentando la muestra “African American Portraits: Photographs from the 1940s and 1950s” (Retratos afroamericanos: Fotografías de 1940 y 1950).
Una de las inspiraciones de la exhibición está en las palabras de abolicionista afroamericano Frederick Douglass, quien dijo en 1961 “las imágenes son al ojo y al espíritu lo mismo que la poesía y la música son el oído y al corazón” en el templo baptista Tremont, en Boston, donde entregó un discurso sobre como la fotografía podía ser una fuerza poderosa de autorepresentación positiva para enfrentar el racismo. Esta cátedra, incluso, se convirtió en una de las más históricamente relevantes sobre la fotografía contemporánea, señaló The Guardian.
Son más de 150 retratos de estudio (de una colección de 350), nunca antes publicados, que ofrecen una mirada raramente presentada de la comunidad negra durante la Segunda Guerra Mundial y fines de ésta, que marca un gran cambio cultural para Estados Unidos y el mundo e hizo crecer a la clase media en todos los grupos raciales de la nación, dejando a unos más relegados que otros. Las fotos muestran padres con hijos, mujeres y hombres arreglados con sus mejores prendas, mirando directo a una cámara, muchas veces pintados a manos por esos mismos fotógrafos, muchos que son anónimos. Los sujetos en esas imágenes también son desconocidos, por lo que esta exhibición se reconoce como anónima de principio a fin. “Esperamos que con el público que venga a la exhibición, podamos identificar algunos de los sujetos de las fotografía, porque la gran mayoría no sabemos quienes son. La gente podría identificar a un familiar o un amigo y ponerle nombre a la cara que ven”, dijo el curador de fotografía del MET Jeff Rosenheim.
“Esta fotografías tienen una cierta calidad y características que las separan de las imágenes que vemos todos los días. Ellas cuentan historias que otras de la misma época no lo hicieron”, explicó.
La economía de guerra hizo que los estudios fotográficos se convirtieran en centros de actividad local y regional para la distintas comunidades, especialmente en el sur de Estados Unidos. Algunos eran estudios pequeños y otros era mucho más grandes, como el Daisy Studio en Memphis, Tennessee, al cual se les atribuye varias de las fotografías de la muestra. En su mayoría, las fotografías eran imprimidas a papel directamente, lo que las hacía de alta calidad, y sus dueños las podían tener en sus manos en cosa de minutos. Los retratos, aunque no lo creamos, son del porte del celular que tienes en tu palma o bosillo.
Las fotografías fueron adquiridas por el museo entre 2015 y 2016, principalmente en el mercado de las pulgas Rose Bowl, en Pasadena, California, y otros repartidos por otras ciudades, pero no se sabe con exactitud en que parte de Estados Unidos fueron tomadas, aunque se cree que los retratos se hicieron en Memphis, New Orleans y Kansas. La mayoría de éstas presentan a hombres en uniformes militares o en atuendos formales, algunos con sus familiares, pero por lo general son retratos en solitario: “Aquellos que eligieron posar solos, esto fue un acto de autoexpresión. Las imágenes muestran que era un tiempo de transición para los individuos; ellos eligieron posar por sus propias razones, no porque sus padres o la milicia les dijeron que lo hicieran”.