Partiendo de la base de que podrías ser parte de la salvación del mundo.
Este mes, cerca de 300 mil personas en Londres se hicieron veganas como parte de la iniciativa nombrada “Veganuary” (juego de palabras que mezcla este mes con una dieta ausente de productos animales y sus derivados).
La iniciativa comenzó el año 2014 y contempla guías, recetas y ayuda adicional para que se pueda completar el mes de una forma sencilla sin implicar mayores gastos. Desde entonces, la iniciativa ha crecido un 183% tan solo en la capital de Reino Unido.
Pero la iniciativa va más allá de la conciencia animal o responder a una moda específica, porque la forma en que comemos contribuye a nuestro supervivencia a largo plazo.
Te planteamos esto: la imagen de fábricas expeliendo humo se asocia como una postal que funciona como un sinónimo explicativo para dar a entender la causa del calentamiento global, pero ¿Qué pasaría si te dijéramos que el verdadero factor de que nuestro planeta esté ardiendo tiene que ver con lo que pones en tu plato?
La quema de combustibles fósiles no es la principal causa del cambio climático. El verdadero culpable es la producción de alimentos a través de la ganadería industrial, que supone un 14% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, esta cifra del 14% aumentaría si tomamos en cuenta la contaminación indirecta de la industria, subiendo a un 51% todas las emisiones totales de gases que perjudican nuestra atmósfera provocadas por el consumo de carne. Para que te hagas una idea, la suma de todos los medios de transporte (aviones, autos y barcos) aportan solo el 22%.
Como si fuera poco, esta industria es la responsable del mayor derroche de agua potable del mundo. Además, se ocupan miles de hectáreas de selva virgen para usarlos como terrenos de ganadería; por último, la Organización Mundial de la Salud sostuvo en un polémico informe que el consumo regular de carne roja es un factor preponderante para el desarrollo de diversos tipos de cáncer.
¿Por qué seguimos con estos hábitos entonces?
Lo peor es que pese al creciente número de vegetarianos y veganos alrededor del mundo, el problema del sobreconsumo de carne está lejos de detenerse y aumentará conforme pasen las siguientes tres décadas. La Organización para el desarrollo y la cooperación económica aseguró que la clase media para el año 2030 pasará de dos billones a 4 billones y medio de habitantes alrededor del mundo, y esto significa también una demanda y aumento en el consumo de vacuno o carne de cualquier tipo.
Cambio de hábitos
La buena noticia es que no se debe dejar la carne por completo y puedes flexibilizar su consumo. Con esto ya estarás contribuyendo a frenar las consecuencias de un calentamiento global que hace rato dejó de parecer un cuento ficticio basado en suposiciones.
Una alimentación vegetariana reduciría hasta un 63% las emisiones de gases de efecto invernadero, una vegana, hasta un 70%, señala el estudio publicado por igualdad animal.
Otros de los beneficios medioambientales que se consiguen llevando una dieta vegetariana según señala el sitio Ecogestos son:
Disminución en el consumo de agua: la ganadería requiera de más agua que la agricultura y se necesitan 18 mil litros de agua para producir un kilo de carne (una porción de arroz requiere de solo 100).
Ahorro en el uso de combustible: tanto el transporte como el mantenimiento de la carne son procesos que necesitan más combustible que la producción vegetal. Por ejemplo, 1 caloría de proteína de origen animal requiere 54 calorías de combustible fósil para su producción, mientras que 1 caloría de origen vegetal (soja) insume solamente 2 calorías de combustible fósil.
Protección de bosques: alrededor de 6 millones de hectáreas de bosques son talados por año para alimentar y almacenar animales, posteriormente empleados para consumo humano.
Reducción de gases de efecto invernadero: los procesos de refrigeración de carne generan el 37% de las emisiones de metano producidas por la actividad humana, siendo uno de los gases de efecto invernadero con mayor impacto.
Así que plantéate disminuir tu consumo de carne, al principio cuesta, pero situaciones drásticas requieren medidas drásticas y a la larga, frenar el consumo de productos animales te hará sentir mucho mejor.