Hace más de 30 años que el israelí Miki Kratsman comenzó a fotografiar el conflicto en Gaza, creando un portafolio de rostros con los que logrado ayudar a familias palestinas a encontrar a sus parientes privados de la libertad o a los que ya dejaron este mundo pasando sus últimos días en los territorios ocupados. Su trabajo y activismo tienen como objetivo hacer voltear los ojos del mundo hacia esta catástrofe, por lo que su labor se ha transformado en sinónimo de revelar lo que algunos no quieren mostrar.
Miki Kratsman (63) recuerda que las primeras imágenes que vio de Israel, eran películas en VHS que le mostraban en su colegio judío de Buenos Aires. Estaba fascinado con las épicas historias de su pueblo y con los paisajes que veía en la televisión. Recién a los 12 viajó con su familia a la Tierra Prometida y siendo un adolescente dice que la distancia entre lo que había imaginado en su niñez versus lo que veía, era abismal.
La ocupación y confiscación de tierras palestinas por parte del gobierno y ejército israelí, además de la discriminación hacia quienes provenían desde el otro lado de la frontera hizo nacer en Kratsman una inquietud que lo llevó dedicarse a la fotografía, oficio que desarrolla desde hace 30 años. Hoy continúa viviendo en Tel Aviv, desde donde registra el conflicto sociopolítico que ocurre en la zona desde principios del siglo XX.
“Llegué a la fotografía de casualidad. Estudié en el secundario y estaba inscrito para completar exámenes de ingreso a la universidad, porque quería estudiar psicología. Me ofrecieron trabajar en diarios, pero sólo para dirigir el laboratorio. Cuando empecé a revelar los rollos que me daban los fotógrafos, me di cuenta que era una oportunidad para trazar el otro tema que me interesaba y del que estaba muy al tanto. Si hubiera tenido la oportunidad de escribir, hubiera empezado a hacerlo. De alguna manera siento que mi habilidad está ahí, en la fotografía y me empecé a dedicar a eso”, cuenta.
‘People I Met/Gente que conocí’, es una exposición que reúne años de su trabajo: fotografías de rostros de gente común y corriente en tensos escenarios como marchas y juicios. Más tarde, cuando llevó las fotos a un campamento establecido en territorio palestino ocupado por Israel y preguntó a los habitantes si reconocían algunas de las caras, muchos fueron identificados como personas muertas.
Parte de estas obras -que fueron expuestas el 2017 en nuestro país en el Museo de Arte Contemporáneo-, están disponibles en una página en Facebook, como una especie de catálogo donde las personas identifican a sus parientes y conocidos.
Dijiste que un día te diste cuenta que tu archivo fotográfico era un cementerio, ¿cómo es cargar día a día con esa afirmación?
“Todo el tiempo vos querés que la gente mire imágenes y reflexione sobre una actualidad que está al frente. El asunto es si decides ver o no. Y la gente decide no ver, entonces hay que obligarles a hacerlo. El último proyecto que hice lo hice con un amigo que expuso en el museo de Tel Aviv, trataba justamente sobre los lugares que no figuran en los mapas. Y la gente, en el momento en el que lo ve, dice ‘¿Cómo esto no figura en el mapa?’, tanto si son pueblos de antes de 1948 o si es la franja verde que divide los territorios hasta el 67 (…) Es entrar en una conversación sobre lo que no se puede ver. La gente viene toda sorprendida porque le falta información”.
En mayo de este año, el medio arábe Al Jazeera dio a conocer que Shireen Abu Akleh, periodista palestina y corresponsal del conflicto entre su país e Israel, había fallecido producto de disparos recibidos mientras cubría una operación militar israelita en Cisjordania.
Desde las autoridades palestinas, hasta medios como The Washington Post, atribuyeron el origen de las municiones a un soldado de Israel. Esto volvió a levantar un debate sobre la protección del ejercicio del periodismo. Abu Akleh usaba un chaleco con el nombre del medio para el que trabajaba.
¿Qué pasa con las personas y el conflicto cuando se deja de mostrar al mundo? Tanto para quienes viven eso día a día, como quienes dejan de recibir esta información.
“No sé si por suerte o no, pero la información ya no depende de gente como nosotros. Va por redes sociales y ya no se puede cerrar o controlar qué mostramos o no. La gente sabe, no dependen de los medios para saber. Esto tiene sus pro y sus contra; hay mucha desinformación y fake news, pero las cosas son sabidas, están afuera. Un periódico sabe que tiene una responsabilidad sobre la información, acá esa responsabilidad no existe, pero las cosas salen y se tratan. Eso también fuerza a los medios y periódicos a hablar del tema”.
Según Human Rights Watch, las autoridades israelíes duplicaron las políticas para reprimir a los palestinos y privilegiar a los judíos israelíes. La política del gobierno de mantener el dominio de éstos sobre los palestinos en todo Israel y los Territorios Palestinos Ocupados (OPT), junto con la represión particularmente severa contra los palestinos que viven en los OPT, equivale a los crímenes de lesa humanidad del apartheid y la persecución.
“Para nosotros es algo diario. Incluso lo más irritante es que a veces pasan cosas y cuando ves la televisión o lees los diarios no figuran en primera plana, si no en la tercera o cuarta página y vos no entendés cómo puede ser, pero la gente está cansada también de tocar el tema. Cuando viene una sacudida como la del año pasado, se habla y se vive nada más que eso, la gente se desespera, pero si no, no. Hay como una atmósfera de que si no estamos obligados a hablar eso, no vamos a tratar el tema”, agrega el fotoperiodista.
El trabajo como fotógrafo de Miki, además de un breve paso por el ejército a los 18 años, lo tienen hoy a la cabeza de Breaking The Silence, como su chairman. Esta organización la integran soldados veteranos que han formado parte del ejército israelí desde la Segunda Intifada, es decir, desde principios de este siglo.
Formada en 2004 por tres personas que sirvieron en zonas de conflicto, esta organización busca mostrar lo que ocurre en los territorios ocupados a través de testimonios (en su mayoría anónimos) de quienes han participado desde el lado armado. Breaking The Silence ha sido criticada por las autoridades de Israel, como el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, quien a través de su gobierno prohibió el aporte gubernamental a la organización.
Para Miki, la importancia de seguir cubriendo el conflicto y difundir los testimonios de quienes ya sirvieron en la guerra “es un entendimiento de que eso es lo más importante que vivimos nosotros, lo que van a vivir nuestros hijos y lamentablemente también mis nietos, y también de que si no vamos a ocuparnos del tema y no vamos a tomar responsabilidades, el tiempo no trabaja a favor nuestro (..) nadie quiere reflexionar sobre este asunto: es todo blanco y negro, no hay matices y los detalles no son importantes. De esa manera no vamos a llegar a ningún lado”, enfatiza.