Desde mis aproximaciones iniciales al mundo de la tecnología, siempre he considerado que hay elementos de la experiencia que no pueden cuantificarse en tablas de especificaciones. “Más importante que la velocidad de tu impresora, es que imprima cuando y como quieres sin tener que desarmarla” es algo que solía decir a mis amigos en aquél entonces, y 15 años después creo que mantengo mi postura.
Bajo esa misma lupa podemos analizar el rendimiento del nuevo flagship de Android, el novísimo Samsung Galaxy S8 que ha sido sometido a un versus épico contra el iPhone 7+ . La prueba consta de apertura de apps, importación de video 4K, y una segunda parte en la que las aplicaciones –sin haber sido cerradas– se abren nuevamente.
(Nos hubiese gustado una comparativa de homólogos, pues el iPhone 7 es más rápido que el 7+, pero qué más da)
En ambas pruebas, el iPhone, lanzado durante el 2016 aplastó al Galaxy S8.
En la primera prueba el Galaxy S8 tardó 455 segundos en ejecutar el benchmark, mientras que el iPhone tardó menos de la mitad con tan solo 218 segundos.
En la segunda, el iPhone tardó 47 segundos en abrir las apps mientras que el insigne coreano demoró 119 segundos.
Aquí les dejo el video de la comparativa.