El lisérgico museo de Puerto Varas te va dejar con ganas de viajar para allá

Pablo Fierro creó un museo basado en sus recuerdos personales y sus aficiones como artista, ubicado en la costanera de la ciudad de la región de Los Lagos,

Pablo Fierro (53) se encontraba en el Museo Rodin, en París, observando sus diferentes jardines, edificios y anexos cuando se preguntó: “¿Qué tengo yo?”.

Desde sus inicios, el también artista centró sus dibujos en la pintura realista y naturalista, detallando con exactitud casonas, calles, carretas, barcos, árboles y distintos objetos, motivado por su carácter histórico, con la intención de que narraran sus propias historias.

Pero al llegar de París tenía solo una idea en mente: crear un museo. En 2002, tomó una vieja casa abandonada en la costanera de Puerto Varas y la transformó. Ahí busca ser el último refugio de un pasado urbano, mediante dibujos, objetos, escritos y la arquitectura.

Totalmente gratuito e interactivo, la visita al Museo Pablo Fierro es una experiencia sin igual, no tanto por las obras expuestas, sino, por la visión de su autor, quien siempre está disponible para contarla: “Este pasado arquitectónico revive, y mediante fotografías y objetos de época podemos admirar esta especial sociedad sureña, con un estilo de vida y atractivo turístico que hace que miles de visitantes accedan a la región cada año, para recrear, retratar y tenerla como testimonio del pasado histórico del sur de Chile, confirmándose el dicho ‘todo pasado fue mejor'”, dice el autor en su página web.

En el edificio, se puede observar al lado derecho un viejo reloj, el cual es una copia del que tenía su madre. Uno de sus salones es una pequeña sala de clases y por las paredes se pueden ver aspiradoras, manillas y distintos cachivaches. Actualmente, está trabajando en ampliar la casa hacia la izquierda, con una figura que emula a la de un barco y recientemente recibió una antigua foto que muestra una pequeña parte de la fachada original de la casona. ¿Lo que no se ve? Se lo está imaginando.

Modificado y construido por sus propias manos, Pablo Fierro busca cumplir sus propios sueños con el museo. “Me convence de que lo  único que va a quedar para las futuras generaciones son: mis dibujos, pinturas de fachadas y calles de la región. Todo esto quedara  con mucho trabajo en mi museo”, dice.

Sus sueños no son para él, sus sueños se los dejará a otros.

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