La niña fue presionada por organizaciones pro vida para seguir con su embarazo hasta el final.


A pesar de ser violada por un vecino de 60 años, la niña no pudo acceder al aborto en Argentina y tuvo que ser sometida a una cesárea tras 24 semanas de embarazo (6 meses).

Según las autoridades, técnicamente se realizó una “interrupción” del proceso de gestación al realizar la cesárea de manera anticipada, sin embargo, los grupos de derechos humanos que defienden el aborto libre en Argentina sostienen que la solicitud para interrumpir el embarazo de la menor en una primera instancia no fue tomada en cuenta.

Citando a diversos medios locales, la niña estuvo varias días internada antes de que se le realizara el procedimiento quirúrgico correspondiente. Conforme pasó el tiempo y frente a la presión mediática que ha generado el caso, el hospital informó que tanto ella como la recién nacida estaban en buenas condiciones.

“La cesárea se hico, nació una niña que no necesitó reanimación y está en neonatología; ambas están bien” sostuvo el ministro de Salud de Jujuy para los medios nacionales argentinos.

Según el protocolo y legislación de Jujuy, cualquier embarazo en una niña menor de 13 años es producto de un abuso sexual y se puede acceder a una interrupción legal del embarazo.

El hecho causó conmoción en el país donde diversas organizaciones feministas hicieron eco del incumplimiento de esta ley.

“Obligar a una niña a seguir con un embarazo producto de una violación es tortura. Lo dijo el Comité de Derechos Humanos de la ONU el año 2011” sostuvo la periodista Mariana Carbajal que integra el colectivo “Ni Una Menos”.

Organizaciones provida trataron de frenar el aborto de la menor exigiendo que el hospital le practicase una cesárea, situación que terminó ocurriendo.

En el informe también se especifica que la menor fue dada en adopción al momento de nacer.