El arte siempre busca sorprendernos y está en constante exploración de nuevos formatos para crear algo nuevo: materiales, texturas, diversas técnicas, etc. Ágata Oleksiak, mejor conocida como “Olek” es una artista polaca que, con su obra, se ha tejido al mundo.
El uso del tejido a crochet tiene un significado. Para Olek es una metáfora de las interconexiones de la vida; enredo, unión, separación. También representan para ella la existencia del ser humano en sí, la que une las venas con los órganos y realiza toda una sincronía armónica que nos permite estar con vida. Aquello es su arte: una perfecta interconexión que le da vida a lo que toca.
Lo que Olek teje, lo transforma. Lo antiguo cobra vida a través de su lana multicolor, recreando los espacios públicos y devolviendo al ser humano esa olvidada capacidad de sorprenderse.
Su arte obliga a los transeúntes a detenerse y mirar por al menos un minuto su obra. Crear un ambiente más agradable en una gris ciudad es importante para Olek.
Olek, al igual que otros artistas callejeros, no solicitan permiso para crear su arte. Según palabras de la artista “Si el arte es solicitado, pierde la pureza de ser una acción creativa y espontánea que sólo puede poseer un arte que es accesible y gratuito para todo el ciudadano que explore la ciudad“. Y es así como Olek se ha tomado las calles y ha intervenido, por ejemplo, al icónico toro de Wall Street.
Con 30 exposiciones internacionales, Olek tiene una trayectoria más que consolidada. No obstante, a pesar de que su obra se exponga en un museo, un espacio controlado, distinto a las calles, Olek se mantiene fiel a sus ideales, ofreciendo una nueva forma de ver las cosas, reinterpretando los objetos y otorgándoles un nuevo significado.
Revisa las imágenes de su obra aquí: