Olly Alexander es conocido por ser el frontman de Years & years, el trío británico de Synth Pop que este año dejó el mundo a sus pies con el lanzamiento de su disco Communion, llegando al top de todos los rankings en UK a través de singles como King, Desire o Take Shelter.

La semana pasada la gente de Vulture tuvo la oportunidad de hablar con él telefónicamente, con quienes se atrevió a  hablar de música, sexualidad y su antigua faceta como actor que hoy en día se revivirá gracias a la película Funny Bunny.


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Years & Years

Co-Escribiste Funny Bunny junto a dos Co-Protagonistas, Kentucker Audley y Joslyn Jensen, basada en una historia del director Alison Bagnall. ¿Cómo fue que te involucraste?

Alison tenía un guión llamado Funny Bunny que creo que me lo envió el 2009, y me ofreció formar parte de él porque había visto una foto mía en internet, y pensó así como: “QUIERO que tomes el papel”, lo que era un tanto loco. En verdad me encantó esta historia, aunque haya terminado en nada, pero Alison aún quería que hiciera una película y se le ocurrió esta idea e hicimos The Dish & The Spoon. Luego, al cabo de cuatro o cinco años, seguía así como, “Quiero hacer Funny Bunny”, pero voy a reescribirla un poco, ¿te interesa participar aún? A lo que respondí: “Claro, al 100%. Quiero participar”. Es genial tener la oportunidad de aportar tanto en un proyecto. Es muy raro, especialmente para un actor como yo.

Partiste con la actuación años antes de que fueras parte de este mega popular grupo de música; ¿cómo es volver a actuar luego de haberte presentado en vivo en todo el mundo?

Bueno, la verdad es que hicimos Funny Bunny en agosto o septiembre de 2013 y fue casi lo último que hice antes de dejar por completo la actuación y dedicarme a la música. Entonces no he hecho nada en actuación hace bastante tiempo y se siente un poco raro hablar acerca de la película, pero sólo porque ya me acostumbré a hablar de música en estos días. Es raro estar en dos lugares a la vez, es por eso que quería concentrarme en hacer sólo una cosa a la vez, dedicarme a la música por un rato.

Gran parte de la película trata acerca de la distancia y la intimidad en internet. Ahora que tu grupo ha saltado a la fama sobresalientemente, ¿Sientes alguna desconexión tocando en vivo e interactuando con tus fans en las redes sociales?

No creo que se trate tanto de una desconexión, sino que un desafío por mantener todas estas plataformas en las que la gente termina experimentando el arte, ya que, tú entiendes, no se trata de alguien que hace giras y se presenta ante el público sin más mientras compran tu disco. Ya no funciona de esa forma.

Correcto, es solo que estás, digamos, en todo y siempre.

Sí, y creo que la forma en la que los fans –especialmente los jóvenes – interactúan con la cultura, los músicos y con cualquiera, va mucho, mucho, mucho más allá. Ellos quieren una parte de ti todo el tiempo. Me siento feliz de entregarme los más posible a ellos porque es una manera fantástica de estar conectado con el público y creamos una plataforma de fans en línea. Sin internet y sin el apoyo de la gente alrededor del mundo que no pudo ir a los shows, probablemente, no lo hubiéramos conseguido. De todas formas, a veces es algo abrumador porque una vez que llegas a cierto punto, hay tanto ruido en internet que quieres contestarle a todos, pero luego son tantas personas a las que responderle. Ahora estoy como: ¡Oh, Dios! Ya es demasiado, ¿sabes? Es como… ¡FUCK! (se ríe)

Durante mucho tiempo –cuando empezamos a conseguir un nivel alto de atención- me compliqué al sentir que decepcionaba a la gente. Cuando das un show, hay… digamos, cientos de fans esperando verte cuando termina y a veces no se puede. Todos quieren fotos y luego todo el público queda como “We miss you!”. Fue difícil por un tiempo, como; ¡Dios, fue demasiado! Empecé a tomarlo con calma, es necesario hacerlo.

¿Lo disfrutaste? Sé que nada es del todo bueno o del todo malo…

Sí, exacto. Es una relación complicada, pero hay un lado que en verdad me encanta y lo encuentro divertido porque existe una comunidad en línea que sigue de cerca lo que hago, pero también sigo lo que ellos hacen. Escucho a los fans y disfruto mucho conectarme con ellos. Siento que me apoyan. Estoy muy impresionado con los adolescentes… están tan despiertos, son mucho más tolerantes que la gente de mi generación, que los de mi escuela. Nunca tuve acceso a una comunidad tan amplia como esta. Es algo muy importante.

Cuando crecí, no tenía ningún referente gay que admirar, ningún músico gay que se diera a conocer como tal y que se sintiera orgulloso de serlo. Debe ser emocionante ser una figura visible en ese sentido.

Constantemente tengo que pellizcarme para darme cuenta de que es así. Especialmente porque que para mí, aún es algo que se está internalizando… Es difícil crecer siendo gay, usualmente lo es para cualquiera. Fue complejo salir del clóset y aún tengo algo de remordimiento en mi al respecto. A veces paso por momentos en los que siento que somos populares y que soy gay y está bien; tengo una plataforma que me permite darlo a conocer y es… (riendo) jodidamente genial.

Te has mostrado muy abiertamente con tu novio, Neil Milan (miembro de Clean Bandit), que también es músico y da shows en vivo. ¿Al ser abiertamente gay, has notado alguna diferencia entre ser músico o actor?

Creo que esa es una pregunta importante. De hecho, no podría decírtelo, ya que bueno, nunca antes me lo preguntaron en una entrevista, no se dio la oportunidad. Tampoco tenía una cuenta de Twitter, no tenía nada. No estaba en un nivel en el que se discutiera mi sexualidad, por lo menos no más de lo que yo lo hacía. Hasta que comencé a dedicarme a la música, y es que proviene de mí y de mis experiencias, escribo mucho acerca de relaciones homosexuales, fue muy obvio en ese momento – y ahora está bien, ¿No? Me he preguntado si es más fácil para el mundo aceptar a un músico no heterosexual que el aceptar a un actor no heterosexual. Hay aún un estigma que para los papeles de un hombre al que le gustan las mujeres debe ser interpretado por un actor al que le gustan las mujeres. La mayoría de la industria filmográfica está obsesionada con los géneros binarios y se mantiene está norma estúpida. En realidad, ¿A quién le importa? Las mujeres están espantosamente mal representadas en el cine. Es lo único que pienso cada vez que veo una, no llegan ni al 90 por ciento del mundo, ¿Por qué molestarse? ¡No debería ser así!