Cuántas veces hemos visto que los rubios quieren ser morenos, los lisos quieren ser crespos y que los altos quieren ser bajos. Lo mismo pasa con las pecas: están los que toda la vida han estado buscando la fórmula perfecta para tapárselas; mientras otros harían lo que fuera por tenerlas.

Ahora para aquellos desesperados por sumar a su belleza natural estos lindos y pequeños pigmentos en su cara, hay una solución cosmetológica que se está convirtiendo en una de las tendencias que más rápido han crecido en los últimos años.

Se trata de las pecas tatuadas. Así tal cual. Es un tratamiento semi-permanente, que a diferencia de un tatuaje – que se hace con tinta – está hecha con pigmentos. La duración de estas es entre 12 y 24 meses, y con el pasar del tiempo se van viendo más naturales adaptándose al color de la piel.

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Esto no es solamente para las personas que creen que el pasto es más verde en el lado de los pecosos, también puede ayudar a las personas que aman sus pecas naturales a que destaquen un poco más.

La tendencia de las pecas tatuadas está siguiendo a la tendencia de ultra mega moda llamada Microblading, que consiste en tatuar la ceja semi-permanentemente rellenándola o dándole forma.

Delineársela con lápiz o tatuársela era una opción antiguamente, pero los beneficios del Microblading son que lucen realmente muy naturales y la diferencia mayor se puede ver solamente cuando se compara la ceja nueva con la antigua. La experta en Microblading, Nadia Afanaseva, aseguró que este tratamiento “es perfecto para aquellos que quieren reconstruir, definir, cubrir espacios o rellenar cejas que han sido sacadas muchas veces.”

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Puede ser muy nervioso (e infernal) el proceso de tatuarse la cara, pero los expertos se preocupan de hacerlas una por una y se utilizan herramientas que aseguran la precisión y naturalidad del producto final. Es un proceso muy meticuloso y dura alrededor de dos horas en completarse: la primera es para dibujar y la segunda es para impregnar.

Si bien ambas tendencias pueden parecer muy invasivas y el producto final es muy impresionante por los cambios que se producen en la cara de la persona. No se puede negar que el producto final es muy natural y muchísimo mejor que lo que era la tendencia de delinearse el párpado o los labios en los ochentas.

No me cabe duda que en veinte años más, esto nos parezca terrorífico.