¿Tienes un minuto para hablar de la permacultura? (podría terminar salvando el planeta)

Otra forma de desarrollo agrícola es posible.

Que las selvas del mundo están desapareciendo, ya lo sabemos. O más bien, todos ya deberían saberlo y tener consciencia de ello. El caso más famoso de esto es la situación precaria de la selva Amazónica. Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais de Brasil, la Amazonia ha perdido 768.935 km² de su cobertura desde 1970.

Esto es el equivalente a un 18,8% de su total y cada año sigue perdiendo más.

Lamentamos la desaparición de los bosques y selvas como la Amazonia por una variedad de razones. Con los problemas del calentamiento global que estamos viviendo debido a las alzas de los niveles de dióxido de carbono en el atmósfera, no podemos seguir destruyendo la mayor fuente de oxígeno que tenemos. Los bosques y las selvas son como los pulmones de la tierra ya que convierten enormes cantidades de dióxido de carbono en oxígeno y así nos ayudan a mantener el atmósfera en equilibrio. Las selvas tropicales además son sitios de una gran diversidad de plantas y animales. La vida en general no sólo tiene un valor en sí sino porque estas plantas suelen ser la fuente de nuevas medicinas.

Toda la vida termina dependiendo de la vida en general – nunca vamos a poder extraernos un cien por ciento de la naturaleza – entonces cuando matamos a vida ajena, estamos matando a la misma fuente de nuestro propia vida y de la raza humana entera.

Sin embargo, no todo está perdido. Han habido avances en la protección de nuestro recursos naturales y los bosques y las selvas han disfrutado de esas protecciones y avances. La tasa de deforestación ha bajado desde los años 70. Mientras antes se destruía a una tasa anual de alrededor de 20.000 km², en los últimos ha bajado a mas o menos 5.000 km² por año. Hay que celebrar este avance pero también reconocer que nos falta todavía. La selva tiene un punto un quiebre desde el cual es muy difícil recuperar su estado anterior. Por lo tanto, sería mejor si paráramos completamente de destruir la selva.

Antes de que esto sea posible, tenemos que resolver el problema de fondo. La principal causa de deforestación es la agricultura y la ganadería. Se estima que un 91% de la Amazonia destruida desde 1970 ahora está siendo usado para la ganadería, principalmente la carne vacuna, la cual es importante para la economía y las exportaciones de Brasil. Ese 9% que resta está destinado, por lo general, para el cultivo de soya.

(A partir de hoy lo que puedes hacer para contribuir a la preservación de la selva amazónica es dejar de consumir carne y soya brasilera.)

Es importar recordar que Brasil es un país pobre, todavía con problemas de desnutrición, entonces ningún humanista se puede oponer totalmente a la creciente producción de comida ya que se traduce en precios más bajos para los más necesitados.

¿Existirá otro modelo de explotación agrícola que mantenga la selva y su biodiversidad y a la vez alimente a la gente?

La solución naciente se llama la permacultura y, a pesar de emerger como disciplina hace poco, se basa en técnicas milenarias. La percepción antigua de la relación entre la humanidad y la amazonia consistía en la idea de que la zona era virgen, o sea, sin intervención humana.

Existen relatos de los primeros europeos que llegaron a la zona que describen civilizaciones nativas con poblaciones nativas, pero los historiadores siempre los habían considerado exageraciones. Esto hasta que algunas investigaciones arqueológicas descubrieron los restos de ciudades dentro de la selva (irónicamente gracias a la deforestación). Estudios antropológicos advierten de la existencia de una larga historia de interacción humana con la selva amazónica. A diferencia de la prácticas comunes hoy en día, esta interacción creaba las condiciones necesarias para el cultivo de alimentos a gran escala sin afectar la biodiversidad de la zona. De hecho, la mantenía o incluso creía nichos nuevos para el aumento de la biodiversidad. El estudio de la permacultura consiste en descubrir, rescatar y propagar estas antiguas prácticas que se perdieron con la desaparición de la civilización amazónica.

Ahora entendemos que no existe la dicotomía entre la naturaleza virgen y el desarrollo humano. No tiene que estar en conflicto. El conocimiento de las antiguas civilizaciones de las Américas demuestra que pueden hasta complementarse. Abajo puedes ver un mini-documental sobre los logros de un granjero-investigador. Ojalá sean replicados. El futuro de la madre tierra depende de ello.

 

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