El Pink Money se ha convertido en un tema de interés político generando diversas contradicciones.


El 26 de junio del año 2015, cuando el gobierno federal de Estados Unidos obligó a que todos sus estados reconociesen el matrimonio homosexual de forma transversal, el mundo explotó en lo que parecía ser un triunfo importante para la comunidad LGBT del mundo entero. Después de todo, la economía más grande del planeta que cuenta con 300 millones de habitantes, se abría paso hacia la aceptación total de la población que hasta hace pocas décadas estigmatizó y persiguió de forma continua a través de su historia.

Estados más conservadores -especialmente los sureños- se mostraron poco receptivos con la moción, y varios de ellos aún cuentan con leyes que prohíben a los niños transgéneros hacer uso del baño que vaya acorde su identidad sexual.

Sin embargo, este llamado logro vino de la mano de grandes marcas que se pusieron del lado del gobierno demócrata presidido por Obama: Facebook, Google, McDonald’s, Oreo, Starbucks, Nike, Adidas y varias otras.


Estas marcas cuentan con diversos carros alegóricos durante las manifestaciones de orgullo y preparaciones especiales para sus consumidores homosexuales (Absolut Vodka ha sacado ediciones especiales de botellas con arcoíris al igual que Starbucks cuenta con preparaciones para celebrar la diversidad sexual).

Sin embargo, esta empresas no se han retirado de países con leyes que castigan la homosexualidad o cuentan con resquicios que restringen cualquier tipo de manifestación que promueva la visibilidad de la comunidad en cuestión (Como Rusia, India, Pakistán, Egipto e incluso China).  

Finalmente, tanto los gobiernos como las empresas y diferentes corrientes culturales, apuestan por el Pink Money.

¿Qué es el Pink Money?

La Revista ELLE lo define como el poder adquisitivo que tiene la comunidad LGBT+ y que actualmente es tan alto, que muchas marcas, negocios y hasta ciudades tienen un enfoque o un apartado  especialmente para sus miembros.

En cifras, la comunidad gay en el mundo representa a más de 480 millones de personas  (la población total de Alemania, México y Estados Unidos combinada) generando un poder adquisitivo de 5 mil millones de dólares. Esto es 10 veces más que el PIB de países como Bolivia si hacemos una comparación.

Claramente, todo este dinero hace que los gobernantes y legisladores sean más tolerantes frente a la comunidad, siempre y cuando gasten exorbitantes cantidades de dinero en sus respectivos países. Bill de Blasio, alcalde de Nueva York, aseguró que el futuro económico será de las naciones inclusivas y tolerantes con la comunidad gay, pero a sabiendas de la importancia del Pink money y su importancia global, estamos en una situación bastante contraproducente y excluyente.

Países que han visto su economía desacelerada por diversos factores, se han abierto al turismo gay para tener un boost dentro de sus arcas. Tal es el caso de India, país que criminaliza las relaciones homosexuales pero que se mantiene abierta a la presencia de homosexuales siempre y cuando sean extranjeros y puedan llevarse una imagen positiva del lugar.

Orgullo Gay en India

La situación es similar en China, Dubai, Nepal y ahora, varios países de África como Namibia y Angola, que ven al turismo gay y sus ingresos como una oportunidad de generar riquezas pero que no promete una mejora en la calidad de vida de su propia población LGBT.

En el fondo los comerciales educativos y sensibles de Coca Cola, las ediciones especiales de Óreo y los marcos de fotos especiales diseñados de Facebook, son usados netamente para capturar este enorme flujo monetario que hasta hace poco se encontraba desperdigado y que ahora se concentra con éxito en los grandes conglomerados que operan con cinismo.

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