No es que sea antisocial, ni solitario; es que conozco la estupidez humana y no me quiero contagiar, era el mantra que mantenía a L bajo una especie de catarsis constante. L era la gran voz que se alzó en contra de Kira, el protagonista y paradójicamente el principal villano de Death Note, una serie que esta altura es simplemente de culto.

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Death Note, como tantas historias, narra y describe un enfrentamiento entre buenos y villanos, el bien y el mal. Hasta allí nada nuevo, pues las historias occidentales suelen tener el mismo tipo de motores. El ejercicio que quiero hacer, es más bien el de una comparativa entre el villano occidental, del villano oriental.

Si miras a el Guasón, Lex Luthor, Dr. Doom, Úrsula, Cruella de Vil, scar o el villano que recuerdes, lo único que verás en ellos son ganas inherentes y pocas veces justificadas de hacer el mal. Es así incluso como EEUU nos muestra a los villanos del mundo, para así sentirse con el derecho de levantar sus armas.

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La razón por la que usualmente no engancho con esos villanos, es porque me parecen irracionales, sobre todo cuando los comparo con los “malos” que veo en el manga o animé japonés. Allí el villano tienen matices, obedece a cierta lógica (usualmente traumas fuertes) pero por sobre todas, todas las cosas, son villanos que en realidad NO SABEN QUE SON LOS VILLANOS.

Un villano bajo el lente japonés, es quien se ve a si mismo como el salvador de los desamparados, como la persona que purgará los pecados de un mundo en problemas y quien cree o siente que gracias a esa visión mayor, está por encima de la ley.

En Death Note, Kira siente que su juicio y estado de “superioridad” le da autoridad para matar a quienes él cree son quienes ensucian el mundo. Madara de Naruto, no titubea en aniquilar a todo el mundo ninja para construir un mundo de ensueño en el que no existe pena ni dolor. En Saint Seiya Hades lo que quiere es sumergir al mundo en sombras para castigarlos por sus pecados y así crear un nuevo mundo. En Evangelion el hombre –personificado por esta institución llamada Seele– se alza en contra de Dios porque siente que ellos pueden crear un nuevo mundo en el que el hombre es un Dios, a pesar de que para ello tengan que sacrificar la existencia misma de todos los seres humanos “el júbilo de la destrucción, es la alegría del renacer” anuncian en su ritual segundos antes de dar muerte a todo el mundo.

Cuando planteo a estos villanos de manera tan resumida, pareciese eso si que no nos cabe duda de que son los malos, pero en realidad tu también tendrás un debate moral y ético cuando comienzas a explorar sus motivaciones y a ver cómo son desarrollados. Estos villanos supuestamente no son más que víctimas. Ellos en el fondo quieren ser catalizadores de un cambio y están sacrificando todo lo que son y que tienen para llevarnos a ti, a mi y a todos a esa idealización del mundo que “nosotros lamentable no entendemos”. Esta autoimagen de víctima y salvador, es la que lleva a estos tipos a la corrupción, a cometer crímenes y sentirse por sobre la ley. “No tiene sentido ya cambiar nuestro mundo, la humanidad estará mejor mientras duerma pacíficamente con el Tsukuyomi Infinito” afirma, por ejemplo, Madara Uchiha en Naruto. Madara es un tipo que debido a la nobleza de su sangre, familia y herencia genética llamada Sharingan, ha decido que la mejor forma de salvar al mundo que tanto dolor le ha provocado, es engañando, mintiendo, asesinando y sumergiendo a todo el mundo en un sueño eterno.

¿A qué se debe toda esta descripción de personajes japoneses?

Pues a que teniendo todo eso en mente es que uno entiende a toda esta gente tan honesta y sacrificada que tenemos sentada en el congreso y la moneda.

El problema no son ellos, somos nosotros, un montón de pelmazos que no tienen la capacidad intelectual de entender el nivel de desprendimiento material y emocional que significa lo que nuestros políticos hacen por nosotros.

En este post no quiero centrarme en corrientes políticas, religiosas o de estudios, pues al final del día es la voz de la gente la que se alzará. Ellos, gracias a la democracia, son los elegidos para guiarnos por un sendero lleno de sacrificios y dolor, con sueldos reguleques y todo, hacia un mundo que siquiera somos capaces de imaginar sin abortos, marihuana o matrimonios entre sodomitas.

Con este post, yo en verdad lo que quiero es pedirle perdón a nuestros políticos, perdón por el negreo, por esos tweets furtivos diciendo palabras soeces. Ena, forgive me, nunca más de trato de zorra via Twitter, en verdad creo que fuí un imbécil y me faltaba ubicarme un poquito, sobre todo considerando que en mi CV no se incluyen nombres de proyectos educativos como Colegio Cumbres, Verbo Divino o San Ignacio del Bosque, donde se forjan los verdaderos líderes intelectuales y morales de este país.

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Ahora, hay cuatro reglas de vida que prometo mantener para reivindicarme:.

  1. Mi libertad les pertenece. Ustedes saben a la perfección lo que s mejor para todos nosotros.
  2. Ninguno de los casos de corrupción o crímenes que vea en los medios, lo consideraré como válido. Ustedes están inmolándose simplemente para llevarnos por el buen camino.
  3. Los miraré a los ojos y creeré en ustedes cuando den declaraciones públicas. Yo de todo corazón creo que ustedes son las víctimas de todo lo que pasa.
  4. Cuando me encuentre con alguien que cuestione sus métodos o actuar, repasaré todos los tipos de argumentos con nombre y apellido que tan bien nos han enseñado en el último tiempo para defenderles: ad hominem argumentos especiales, ergo propter hoc, pruebas suprimidas y preguntas sin sentido.

Ahora me retiro, nuevamente con una disculpa pública a todos y cada uno de ustedes.