Antes de que Pompeya y Herculano fueran sepultadas bajo las cenizas por la explosión del volcán Vesubio en el siglo en el año 79 d. C., ambas ciudades tuvieron una época de apogeo donde dejaban ver libremente su atracción hacia las representaciones eróticas.
Bajo ese motivo, por cientos de años el Museo Nacional de Nápoles mantuvo escondido uno de sus tesoros más sagrados: “La cámara secreta”, lugar que mantenía reunido una colección completa de arte erótico de Pompeya.
Se trata de un espacio que mantuvo sus puertas cerradas por 100 años y que recién en el año 2000 se permitió que recibiera visitantes. Al interior de la exhibición, es posible conocer las representaciones de la sexualidad que tenían por ese entonces las sociedades prerromana y romana.
Con dos salas en su interior y cuatro secciones, el visitante encontrará objetos que van desde talismanes, amuletos, lámparas, mosaicos y estatuas, hasta símbolos de fertilidad.
¿Por qué “La cámara secreta” se mantuvo bajo gran sigilo por tantos años? La razón es muy simple: en 1827, un sacerdote le solicitó con urgencia a Francisco I que cerrara este espacio que prácticamente era “un infierno”. Luego de eso, Francisco I la mantuvo solo para personas “maduras” y con una “moral respetada”.
Fue a partir de ese momento que las salas tuvieron un devenir de altos y bajos. Luego de esa primera medida de Francisco I, la colección volvió a abrir al público en 1848 tras las revoluciones que se produjeron en Europa, pero en 1860 la colección fue nuevamente cerrada por 100 años.
Recién en 1960 las salas de “La cámara secreta” vieron la luz, pero no sería por mucho, dado que fue cerrada por última vez hasta 2001.
En la actualidad, quienes deseen visitar la colección del Museo Nacional de Nápoles deben tener más de 14 años o estar acompañados de un adulto.