La película vasca, El hoyo, se está transformando en el fenómeno cinematográfico de la epoca del coronavirus. Se estrenó en Netflix el 20 de marzo y ese mismo día era la más vista de España. Hoy, además, es la número uno en un montón de países, incluyendo EEUU.

Es una película dinámica, cargada de emociones, aberraciones y excesos. A veces es muy fuerte, pero no te deja soltarla. Su guión es completísimo y hace que la hora y media en un mismo lugar ni se note. La crítica, por cierto, la tiene por las nubes.

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¿La trama? En términos marxistas sería la lucha de clases. Una cárcel con forma de torre, donde en cada piso hay dos presos. Al medio de cada celda un hoyo, “El hoyo”, por donde se les entrega la comida a los presos, quienes deben comer las sobras de los que comieron arriba.

La película, dirigida por el español Galder Gaztelu-Urrutia no pretende sutileza en la denuncia que hace, al contrario, recurre al exceso, a la sobra como manifestación. Es una invitación a repensarnos como sociedad y la distribución que en ella debiese existir. El género de “cine político”, este 2020, se hace cada vez más fuerte.