El otro día, de madrugada, y con varias copas encima tuve una interesante discusión con un tipo al que no me gustaría referirme como resentido, aunque de buenas a primeras así prodría haberlo calificado.
En un momento equis de la conversación, lo escuché dar un discurso de que a sus 32 años se sentía aburrido del diseño, que era una profesión de porquería, del trabajo mecánico que le tocaba realizar y de la poca consideración que se tenía en la nueva empresa en la que él trabajaba con su “departamento“. Hasta ahora este tipo había trabajado en varias agencias, grandes y chicas, que a la larga ya lo habían decepcionado, y ahora, en el lugar donde trabajaba, a pesar de que ganaba mucho más que en todos los anteriores, su cubículo no le permitía a “nadie en el departamento hacer cosas interesantes“.
Obviamente mi speech introductorio fue el clásico acerca de Apple y de cómo el diseño no funciona simplemente como un área dentro de toda la compañía, sino como un estado mental, como una filosofía de trabajo en la que todo lo que haces y piensas se resuelve con una metodología similar, metodotogía que te permite encontrar la solución más creativa a un problema determinado. El planteamiento mío era que él debía demostrar y validar con su superior que esto es mucho mejor que simplemente contar con un área de diseño a la que nadie toma en cuenta.
En ese sentido, si la ingeniería resuelve problemas a través de las matemáticas, el diseño lo hace a través de la forma y eso es lo que él no quería aceptar.
Es comprensible si, que un modo de pensar aparentemente utópico sea complicado de implementar a nivel empresarial, pero viendo ejemplos reales, notamos que no se trata de reinventar la rueda o que de un día para otro todo el mundo debe vestir ropa de diseñador y utilizar lentes gruesos. De hecho encontramos ejemplos en todos lados y contextos de cómo este “design thinking” se apodera del mundo.
Doctor House es un diseñador.
Este es un ejemplo muy bueno de Carmen Bustos en TEDxMoncloa obtenido via Yoroboku.
“Siempre hay un paciente que entra en una situación muy grave. El equipo empieza a investigar. Analizan su cuerpo, hablan con su familia… Vuelven al hospital. Lo escriben todo en una pizarra (nada de Excel ni Power Point), piensan juntos y practican el prueba-error, prueba-error…”.El paciente siempre empeora y al final, House, como por arte de magia, sale con la solución”.
Un clásico
“En la vida real, esto tiene mucho que ver con la actitud del diseño. House no lleva bata porque no quiere ser uno más. No pretende ver las cosas como sus compañeros. La premisa de House es que todos mentimos. Eso nos hace damos cuenta de que, efectivamente, todos mentimos y que no hay verdades absolutas”.
“El diseño nos ayuda a buscar verdades incómodas. Y esto es lo que nos hace cambiar las cosas y encontrar nuevas soluciones. El valor del diseño está mostrando a las organizaciones e incluso a los gobierno que se pueden encontrar soluciones creativas”.
En Vogue debes ser diseñador, incluso si no lo eres
Anna comprobando que su edición de septiembre tenga un “stoyline coherente”.
Si tuvieron la suerte de ver The September Issue, el documental que retrata el trabajo de Anna Wintour en Vogue, notarán que el problema fundamental que tiene con su equipo periodístico es que ella exige que se abran a nuevas posibilidades a nivel editorial, a que en torno a la moda, cambien los cuestionamientos que se realizan por preguntas nuevas (“Fashion’s not about looking back. It’s always about looking forward”) ya que esa es la forma de obtener resultados novedosos. Otro aspecto es probar, probar y probar hasta el fin si los problemas “están resueltos“, viendo por ejemplo, cómo lucen las fotos que llevan el mundo de la moda hasta las manos de sus lectores y si el resultado es lo suficientemente convincente o revisando que lo que quiere comunicarse de verdad se logre. incluso más allá, podemos ver en el pensamiento de Wintour los aspectos sociales del diseño: “Si miras el trabajo de un buen diseñador fuera de su contexto, este te hablará mucho de lo que está ocurriendo en el mundo” (via).
Como conclusión de ambos ejemplos volvemos al tema de fondo y es tan simple como la pregunta personal: ¿qué tipo de cultura debe haber en la empresa donde quieres trabajar?: una en la que el diseño es simplemente el departamento donde se realizan afiches y cosas súper locas, o en un lugar donde los problemas se resuelven de manera interesante y creativa mientras que el área de diseño es un lugar sagrado que permite más tiempo para elaborar preguntas, testear, experimentar y sólo un rato para crear.
Creo que yo prefiero la segunda, a pesar de que el personaje de la conversación nunca haya entendido nada, sobre todo cuando yo decía que el diseño propone y la ingeniería dispone. Ojalá se de cuenta que “comercial es súper fome” al final del día.