Malditos Pousta. Díganme quién fue, a ver ¿cómo que Pousta Bot? ¿Quién leyó esta columna y pensó que era inteligente y novedosa? Ustedes son un blog de tendencias, pónganse las pilitas amigos, porque el sexismo intelectual está bien fuera de onda.
No es primera vez que los leo re-blogueando una columna insidiosa, políticamente incorrecta, junto a un comentario más bien ingenuo que invita a los lectores cautivos a leerla. Se han salido con la suya mucho tiempo, pero no los voy a dejar esta vez.
“La columna que tiene al mundo dividiéndose entre feministas y feminazis”…ok, nadie está haciendo esa división, este tipo esta proponiendo esa división — “Guillermemo” o algo así— y luego de haber leído su columna, a su propuesta le respondo que NO.
No basta con extenderse varios párrafos hablando de la historia del feminismo y sus logros a favor de la reivindicación de los derechos de la mujeres, y dar un montón de referencias históricas para intentar dar a entender que las mujeres son humanas ?? ok, ya lo sabíamos. Y si lo sabemos es gracias al trabajo de las mujeres que han luchado por dar a conocer eso, a través del arte, de los medios, de la ciencia, para que no se nos considerara más un bien de intercambio, una posesión del hombre. Pero este idiota no está ayudando a las mujeres en nada, está pregonando desde su blog que las feminazis son un peligro para los hombres, cuando las feminazis no existen (no existen).
Sinceramente, me encantaría organizar barridas para salir a apalear hombres abusivos y misóginos, porque ellos están aquí, de verdad, por todo el mundo. Matan, violan, castigan, torturan mujeres, y cercanas a ellos. Mujeres vulnerabilizadas por la violencia sistemática, incapaces de salir de su tormento porque su amor propio es inexistente. A esa clase de hombre no sirve de nada decirle que piense en su madre, que piense en su esposa, seguramente tampoco las respeta. Pero no organizo barridas, a pesar de que eso pasa, a pesar de que existen cosas en el mundo como la mutilación genital femenina, la trata de blancas que afecta principalmente a las mujeres de países pobres, que un país como México (país OCDE) es uno de los más peligrosos del mundo para ser mujer, y que aquí mismo en Chile, no tenemos asegurados nuestros derechos reproductivos y sexuales, se nos castiga, el aborto es perseguido en todas sus formas, incluso el terapéutico. Todavía se asocia nuestro valor a nuestro rol reproductivo, pero no organizo barridas, y no maltrato a los hombres que tengo a mi al rededor.
Es por mi condición de mujer que soy empática con los vulnerados por el sistema, aunque cuento con privilegios que no daría por sentado, entiendo la lucha feminista y me afilio a ella, porque se han logrado avances en pos de la reconocida humanidad femenina, pero todavía subsisten discursos sexistas que nos limitan, y la reproducción de ese discurso daña el progreso de la humanidad. Y tú, Guillermito, estás dañando el progreso de Chile.
El feminazismo no es una preocupación real. No van a llegar mujeres a querer quemarte, no vas a recibir amenazas de muerte por ser hombre (aunque quizás sí se burlen de ti si expones estas ideas frente a una mujer letrada). No existe una violencia sistemática de parte de las mujeres hacia los hombres, no forma parte de una dinámica aprehendida cultural e históricamente, es un fenómeno dentro de un sistema de dominación masculino, donde la violencia va de un lado a otro, y no de vuelta. Cuando sucede —porque sí sucede y no puedo negarlo— los hombres tienen miedo a denunciar esa violencia, porque gracias al sistema machista en el que convivimos, no se admite que un hombre sea victimizado por una mujer. El hombre debe cumplir con su rol dominante y ser fuerte, y no llorar, y todas esas cosas que defienden sin preguntarse realmente por qué lo hacen. En un mundo más feminista, los hombres no tendrían miedo de denunciar la violencia física o psicológica, se podrían hacer políticas públicas para protegerlos legalmente, para darles apoyo terapéutico, pero para que eso pase, los hombres tienen que dejar de tener miedo de convertirse en las víctimas, de convertirse en mujeres.
Lo que hace el feminismo, o el movimiento de mujeres en Latinoamérica, cuando se conceptualiza el “femicidio” o feminicidio, no es perseguir a los hombres por ser hombres, o poner la muerte de una mujer por sobre la muerte de un hombre, sino que diversificar la clase de crimen homicida, para castigar dentro de ese contexto particular. No es lo mismo que un hombre mate a otro hombre en un ajuste de cuentas (un homicidio), a que un hombre mate a su pareja luego de maltratarla sistemáticamente (femicidio), porque se entiende que es un abuso de poder, en cuanto en nuestra sociedad aun carente, la mujer difícilmente va a tener la posibilidad de defenderse de él en un ámbito doméstico. Por eso es distinto. Por eso también comparar este conceptualización legal, con la que se puede estar de acuerdo o no, a lo que hace Israel en la franja de Gaza, me parece una exageración paranoica. Las feministas no estamos aislando a los hombres de otros hombres, debilitando su cultura, atacándolos con misiles, o hundiendo los barcos de ayuda humanitaria que se dirigen a entregarles comida.
A nadie le conviene buscar diferenciar entre feministas y feminazis. Para lo único que sirve buscar diferencias entre una y otra cosa, es para invalidar el discurso feminista. Algunas mujeres pueden ser más agresivas respecto a sus ideas que otras, pero eso las vuelve mujeres agresivas, enojadas, furiosas incluso, pero no feminazis. Al menos nunca se llamarían de esa forma a sí mismas, no tiene sentido.
La columna sigue y sigue y sigue para siempre, porque no sé de dónde saca tanta letra para justificar una idea tan básica. El feminismo no tiene una agenda bélica en contra de los hombres, el feminismo del que participo busca visibilizar los espacios femeninos, otorgarles valor, repensar las dinámicas de interacción entre los géneros, para nivelar el acceso a seguridad social, educacional, y sexual en nuestra sociedad. Pero no buscamos oprimir a los hombres, no tenemos tiempo para oprimir a los hombres, tenemos demasiadas cosas que hacer todavía. Quizás más adelante los convirtamos en máquinas eyaculadoras, pero hasta que la ciencia avance lo suficiente y esté a disposición de una féminazi del futuro, eso no es una preocupación real. No podemos seguir pensando que feminismo es lo opuesto a machismo, que mujer es opuesta a hombre, que caliente es opuesto a frío. Ese pensamiento binario deja fuera todo un universo de singularidades, los humanos sí somos psicológicamente complejos, pero al feminismo no lo mueve un resentimiento histérico, sino que una búsqueda de justicia e igualdad entre los géneros.
Por Mariela Siri.