Si eres de las personas a las que no le alcanzan las horas del día y sientes satisfacción al cumplir con cierto números de pendientes, bienvenidx al mundo de la precrastinación.


Desde que iba al colegio, me despertaba antes de que sonara la alarma. También los fines de semana estoy afuera del supermercado antes de que este abra sus puertas. En la oficina, bromean porque hago el almuerzo del día al mismo tiempo que lavo los platos del desayuno y sin embargo, no me considero una persona más enérgica o responsable que el resto de mis colegas o conocidos que ya trabajan.

Muchas personas interrumpen a otras por miedo a olvidar lo que tienen que decir. Otras, se adelantan a ser los primeros en entrar al transporte público aunque lógicamente no acortarán su tiempo de llegada (ni menos obtener un asiento).

Se define a estas personas, aparentemente aceleradas y constantemente ocupadas, como “Early Birds” -termino en inglés acuñado para los individuos que rinden mejor durante la primera mitad del día- a diferencia de los “Night Owls”, cuya creatividad se dispara al momento de caer la tarde.

Sabemos lo que es procrastinar, ver un capítulo y otro y otro de una serie antes de lavar los platos; o tomarte el tiempo necesario desayunando antes de revisar tu bandeja mails. Pero lo que no sabíamos, es la precrastinación, término recientemente acuñado que se define como la acción de realizar diversas tareas durante el día para obtener una inmediata satisfacción mental.

¿Cuál es el problema entonces?

Bueno, la precrastinación nos entrega un espejismo de satisfacción cuando en realidad hablamos de falsa eficiencia al dejar para después tareas de mayor envergadura.

Gran parte de las personas sienten agrado al tachar de su lista mental de pendientes submetas que realizan con mayor facilidad o gusto, posponiendo aquellas que les provocan un mayor nivel de estrés autoconvenciéndose de que han hecho lo suficiente durante el día “premiándose” con posponer otros objetivos de mayor importancia.

Las personas que precastinan son ansiosas y necesitan demostrar que son responsables, esto genera una preocupación pendiente que se agrava cuando existen otros individuos que dependen de ti o tu trabajo.


Ahora, existen soluciones completamente aplicables que pueden llevar a una persona al perfecto equilibrio existente entre la procrastinación y la precrastinación (porque sí, la hay).

Gestiona tu atención de forma efectiva

Las personas efectivas y que rinden mayor en su espacio de estudio o trabajo son aquellas que se resisten a los impulsos y saben controlar las interrupciones. Si lo tuyo es premiarte con una taza de café al realizar ciertas tareas específicas, piensa en cuan satisfactoria puede ser cuando realmente no existan pendientes en lo absoluto.

Replantéate lo que significa progreso

Bajar el ritmo puede ayudarte a acelerar tu trabajo aunque suene contradictorio. En la universidad las personas desarrollan grandes párrafos de ideas en exámenes como una forma de demostrar “su esfuerzo” frente a la materia. Sin embargo, el resultado puede obtenerse de igual forma en menor cantidad de tiempo si nos replanteamos ir directamente al objetivo.

Aligera tu carga y delega

Si existe una tarea satisfactoria pero innecesaria, simplemente táchala. También si existe un posibilidad de que cierta tarea sea hecha por otra persona, entonces la situación debe ir por ese lado. Delegar no significa esperar que todos hagan las cosas por ti, sino ser parte de la responsabilidad que implica un buen resultado final.

Adelanta los acontecimientos frente a los problemas

Si no quieres lavar tu ropa porque consideras que ya limpiaste el baño, cocinaste y estudiaste, piensa en las consecuencias que te puede traer dejar esa tarea de lado. Anteponiéndote a esas posibilidades evitas las “emergencias” que puedan ocurrir por dejar de lado las tareas que te parezcan desagradables.