Nayib Bukele es un publicista de 37 años que tras su elección terminó con años de bipartidismo en la nación centroamericana.


Nayib Bukele representa el cambio que una región dividida y angustiada por la delincuencia y el crimen organizado necesita, aunque todavía genera escepticismo dentro de la población por un plan de gobierno utópico que abarca planes difíciles de cumplir en una región que todavía vive los traumas de una cruenta y larga guerra civil.

Con 37 años, Nayib Bukele es hijo de inmigrantes y se educó bajo los preceptos morales de la izquierda, de hecho, en los 80 él y su familia escondieron a guerrilleros de este sector en su casa a pesar de que esta acción era penada con cárcel.

Tras el término de la guerra civil el año 1992, Bukele oficializó su entrada al sector Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) aunque fue expulsado con el tiempo de esta ala izquierdista.

El fin de semana pasado, Bukele ganó con el 53% de los votos integrado el partido GANA, de derecha y completamente opuesto a sus inicios políticos. El actual presidente llamó la atención por sus atuendos -chaquetas de cuero y jeans- además de usar las redes sociales como mayor propulsor de sus ideas de campaña.

“El dinero alcanza para todos cuando nadie roba” aseguraba a través de Facebook live. También proyectó la película Dragon Ball en San Salvador y realizó diferentes apariciones en parques de atracciones. Estos métodos lo catalogaron internacionalmente como el primer presidente milennial de Latinoamérica.

Bukele rompió con el bipartidismo característico de la zona luego de la llegada de la paz firmada en México a principio de los años 90, sin embargo, mantiene la tendencia de una derecha latinoamericana en eras donde el proteccionismo estadounidense se mantiene firme frente a su postura de no proliferación económica dentro de la región.

El actual mandatario centroamericano promueve 5 medidas enfocadas en la infraestructura educacional y mejora de la conectividad entre las diferentes zonas del país, sin embargo, su mayor desafío se centra en terminar con la mafia originada durante la guerra civil: los mara salvatrucha.


“La solución tiene tres ejes: la prevención, porque no sirve de nada capturar 40 pandilleros porque ese día van a reclutar a otros 100. La solución es dar oportunidades a través de la educación, de becas, alternativas como el deporte… Y también tenemos que reconocer la contracultura de los jóvenes. El Estado debe competir con las pandillas para ganarse a los jóvenes” sostuvo en entrevista con ABC España.

En el Salvador había 16 muertos por día el año 2012, sin embargo, el gobierno llamó a una tregua con las bandas delictuales y la criminalidad de la organización bajó en un 40%.

Sin embargo, Bukele es consciente de la situación que vive el país que ahora preside, donde el 60% de los jóvenes quiere abandonar su país por la inseguridad que persiste en las calles.

“San Salvador está asediada por pandillas. Es la ciudad más peligrosa del país. Cuando quisimos recuperar el centro histórico hubo que negociar con los vendedores, unos 39.000, que no querían cambiar de zona, porque significaba que les iban a matar”, sostuvo para el mismo medio.

Bukele representa el futuro para un país estigmatizado, pero tiene la gran tarea de poner énfasis en el pasado frente a los ojos del mundo que ven a una Latinoamérica cada vez más conflictuada.