Dos semanas sin hablar, tu cariño se me va.
No estoy citando a Buddy Richard, sino repitiendo uno de los versos de la nueva canción de Princesa Alba.
“Ya no quieres quererme” retrocede la estética noventera que la ha definido durante el último tiempo hacia un estilo aún más retro, con inspiraciones en el pop japonés, Michael Jackson -quizá Madonna- y, sobretodo, en el tradicional programa setentero de TVN Música Libre.
En manos de Marmota Studio, esta versión 2d de Princesa Alba entra a un show de talentos y comienza un romance con Manolo el Lolo, hasta que ésta lo sorprende siendo infiel. Como una secuela de Convéncete pero con final triste, una desdichada Trinidad Riveros cola nuevamente una balada por medio de una propuesta alegre y bailable.
“Tiene una cuota de realidad y de ficción”, confiesa desde su pieza; acaso su nuevo escenario en cuarentena.
Conversamos de su nuevo trabajo -producido por Francisco Victoria-, también de esa inseguridad que no se le nota; de su transformación hacia lo pop y, por supuesto, de las críticas injustas que ha recibido. Comenzando por My Only One.
Todos conocemos tu historia de reivindicación. El acoso que sufriste con tus primeros vídeos es algo sobre lo que te has referido millones de veces. Ahora, me pregunto ¿Hay personas que te escribieron para pedirte perdón por haberte juzgado al principio?
Figuras públicas no. Hay hartos youtubers o influencers que se cagaron de la risa de mí e incluso subían cosas burlándose de mi cuerpo, y todavía no recibo las disculpas de ellos. Tampoco me importa. No me interesa validarme con todo el mundo, no es mi propósito. Pero muchas personas me han dicho que antes se cagaban de la risa de mí y ahora me escuchan.
Y eso tiene que ver con que esta gente, que ahora me escucha y al principio me juzgó mal, ha tenido la oportunidad de darse cuenta sólo porque ahora soy mainstream. Si hubiese seguido haciendo música de más bajo perfil y nunca hubiera alcanzado niveles masivos, quizá seguirían en lo mismo. Caleta de cabras han sufrido acoso y ciberbullying al sacar música.
Tu partiste siendo fan de la escena del trap antes de hacer música, ibas a la Trap House en 2016, 2017 como público…
Sí, iba caleta. Ahí conocí al Gianluca. Tuve la oportunidad de ver en vivo a todos los cabros antes de que nos hiciéramos mainstream. Esa escena era bien machista, hacían comentarios. No los cabros, sino los animadores quizá, otras personas. Pero ha ido mutando bacán la escena, todos hemos ido creciendo en el camino.
Acabas de estrenar tu nueva canción “Ya no quieres quererme”, y por lo que vi te inspiraste en un programa ochentero, ¿cierto?
Sí, Música Libre. A mi mamá le encantaba y siempre me cantaba “salta salta salta, pequeña langosta”. Siempre me gustaron los programas de baile. Crecí con Mekano y Fama contra Fama. Esta canción tiene influencias sesenteras, ochenteras. Quería creerme Rafaella Carrá, incluso cité a Buddy Richard.
Y la historia que cuenta la canción, ¿también es una fantasía?
Tiene cuota de realidad y cuota de fantasía. Siempre he tenido un diario, no escribo mi día a día no tipo “querido diario”, eso sí. Anoto mis sueños. Eso me ha servido mucho para escribir mis canciones.
Aunque hagas baladas, o sea, canciones con letras tristes, las haces alegres, ¿Es algo intencional?
Sí. Me gusta esa onda desdichada. La letra de “Convéncete” es súper triste, si te fijas. Me gusta eso de perrear llorando, como dice la Ms. Nina. Mis letras tienen que ver con eso: los amores no correspondidos; más que “soy inalcanzable”, “todos me aman”, o “soy bacán”. Es más, “en verdad nadie me quiere…”. Igual me siento así. Es mi inconsciente manifestándose.
Es curioso que te sientas así, porque muestras exactamente todo lo contrario, y eso demuestra que una no necesariamente es lo que aparenta. Como el síndrome del impostor.
Sí. He leído caleta sobre eso, ahora sobretodo. He visto varios tuits y tik toks que dicen: “Sí, soy insegura, y me siento la más bacán al mismo tiempo”.
Me pasa que puedo ver súper segura, pero en verdad soy súper insegura. En el escenario por ejemplo tengo mucha confianza en mí misma y lo paso bacán, es mi lugar. Pero en el colegio me cagaba de miedo al disertar sobre, no sé, Chile colonial. Me da risa esa dualidad que es súper contraria, pero existe.
En un principio eras mucho más callejera, tanto en lo estético como lo musical. ¿A qué se debe este cambio hacia un estilo pop y naif?
Es mi evolución. Siempre he pensado que yo no tengo una estética muy determinada, siempre voy cambiando. Mi estética es no tener estética, ser voluble y maleable en ese sentido. En 2017 estaba súper pegada con el trap y la música en español, como el reggaetón y de los sadboys. Se me pegan tendencias. Pero en el fondo siempre he sido súper pop. Si bien al principio mi música era trap, siempre fue trap súper pop, cloudy, miedo sync pop.
Para cada single intento armar una propuesta fresca, que tiene que ver con el pelo, con una manera de vestir, con un sonido musical. Eso me gusta harto del kpop. Proponen nuevos conceptos para cada canción.
De todas las críticas que te han hecho, ¿cuál crees que ha sido la más injusta?
No creo que sean críticas injustas. Se me dice que soy privilegiada, y efectivamente lo soy. No tengo ningún rollo en decirlo. Odio esta palabra, pero efectivamente mi familia viene de la meritocracia. No viví en cuna de oro siempre.
Fue injusto cuando se me criticó por mis pechugas, por ejemplo. Ahora lo pienso y me da rabia porque yo jamás me lo cuestioné, siempre pensé que mis pechugas son hermosas. Y esta gente me está diciendo que mis pechugas son feas, ¿por qué? si a mí me encanta, y son hermosas, y sí, son caídas, y qué tiene de malo.
Tuve bulimia casi toda mi adolescencia, así que considero que los rollos del cuerpo son un tema que hay que abordar más conscientemente.