Nicole Saavedra fue violada y torturada durante dos días según constataron los peritajes cuando se encontró su cuerpo sin vida en un terreno baldío de Limache. Nicole vivía en la comuna rural de El Melón, en la Quinta Región.
Era tímida, introvertida, y según su madre, tenía una personalidad muy inocente, de niña chica, porque madurar para ella tuvo muchas diferencias con el crecer de su pares heterosexuales. Tenía 23 años, la mejor parte de la vida de una persona. Se encontraba estudiando y quedaba poco para una independencia que, quizás, la hubiese llevado a la felicidad de ser libre.
Pero no ocurrió. A Nicole la secuestraron y golpearon durante una semana. La abogada del caso sostiene que la muerte de Nicole fue peor y más violenta que la de Daniel Zamudio, pero también afirma, con dolor, que a las personas parece no importarle.
Han pasado tres años, y no hay ningún sospechoso o detenido frente a la situación. El gobierno no menciona su nombre; los personalidades de las agrupaciones LGBT tampoco; no existen homenajes, solo silencio. Apatía.
Las organizaciones de mujeres por la disidencia sexual, acusan negligencia por parte de los autoridades en el tratamiento del caso.
“A tres años del secuestro, tortura y asesinato de Nicole Saavedra Bahamondes. A tres años de constantes negligencias, silencios e impunidad nos hacen converger nuestras rabias movilizarnos y encarar al Estado y a las instituciones que nos silencian y nos invisibilizan año a año”, señalan en la declaración presentada esta semana en la fiscalía nacional.
“El ser camiona, lesbiana, visible y fuera de la heteronorma no era algo que pasara desapercibido en una localidad (El Melón) como esta, en donde el capitalismo y el patriacardo son avales de las doctrinas latifundistas de este tipo de pueblos” agregaron.
¿Por qué carabineros no inició la búsqueda de manera inmediata? ¿Qué hacía la policía mientras Nicole estaba en manos de su secuestradores?
Ya han pasado tres años. La familia de Nicole Saavedra ha tenido que convivir con el doble dolor de encontrar su cuerpo torturado y la negligencia con el que se llevó el caso. Hay muchas como ella, y por esta razón, la impunidad en este crimen entrega un mensaje muy triste: que la intolerancia puede prevalecer por sobre la justicia y que estos casos pueden (y siguen) ocurriendo.