Errare humanum est. Así pensaban nuestros abuelos y papás sobre la vida, pero no nos lo decían. Cagarla es tan natural que elegir “mal” la carrera a la que ingresaste no es el inicio del doomsday ni la razón de por qué los pandas se siguen muriendo.

Probablemente, ya pasaste por la primera semana en la universidad. Ya fuiste a tus primeras clases, te estás haciendo amigos de poco y hasta un par de cervezas compartiste con ellos. Quizá hasta te curaste y te nombraron el “mechón jugoso”. Pero puede que también, en tu corazoncito de joven adulto confundido, ya estés desmotivado porque los cursos no te gustaron y no tienes ganas de levantarte temprano. Puede que hasta ya te hayas dado cuenta que la carrera que elegiste no era lo tuyo. Respira tranquilo: no estás solo.

Según cifras del Servicio de Información de la Educación Superior (Sies) del Ministerio de Educación Superior, correspondiente al período 2012-2014, un 30% de los alumnos que ingresan a la educación superior desertan al primer año. Los motivos son muchos, desde vocacionales a económicos, pero no todo está perdido, porque de ese número, un 44% vuelve a la universidad.

Aparte, la universidad está sobrevalorada. Muchos seres humanos que hoy están en posiciones de poder, no fueron a la universidad. La Tía Coty no terminó el colegio y es alcaldesa de Viña. Mark Zuckerberg se salió de Harvard para dedicarse a ese mismo invento que te sirvió como medio para llegar a esta nota, Facebook. Kanye West no siguió estudiando y es uno de los raperos más importantes de la historia (y hasta le dieron un doctor honoris causa en su natal Chicago). Hoy, para algunas cosas, son más importantes las habilidades blandas y la capacidad de reinventarte (o ser seco para el DIY) que el cartón.

Ya, es muy posible que tenga claro que no quieres seguir yendo a la U. Quienes te están escribiendo también pasaron por lo mismo en algún momento de su vida universitaria, así que elaboramos una guía para que sepas que hacer si tu carrera te cargó:

Comunicarle tus inquietudes a tus papás y a tus amigos:

Los padres son los que generalmente te impulsan a estudiar; algunos te guían para que encuentres tu vocación y otros simplemente te lavan el cerebro para que sigas la carrera que ellos estimen conveniente. Si ya quedaste chato con lo que viste en la universidad y no te sientes motivado: diles. Pero como en la viña del señor hay diferentes tipos de padres, si el anterior no es tu caso, el consejo es hablarlo con alguien que pueda guiarte. Esa conversación te hará darte cuenta que no es el fin del mundo y que hay infinitas soluciones para encontrar lo que estás buscando en una profesión.

Darte un mínimo de tiempo para comprobar que realmente no es lo tuyo

Una de las personas que consultamos para hacer esta lista nos dijo que se dio cuenta que no le gustaba su carrera durante una clase en la cual un profesor les dijo a los alumnos que si habían llegado a estudiar por una razón específica, que tenía que ver con crear contenido propio, ese no era el lugar para quedarse. La realidad es dura y muchas carreras no te enseñan ni potencian mucho el lado de tu creatividad para hacer cosas nuevas, algo muy común en las humanidades y las ciencias sociales. Pero por alguna razón la elegiste y unas semanas quizás no es el tiempo suficiente para darte cuenta que no era lo tuyo. Esa misma persona decidió quedarse, terminó licenciándose y hoy su pregrado le sirve en áreas que jamás imaginó que lo harían. Te recomendamos poner un plazo prudente para darle una oportunidad. Cuando se cumpla ese tiempo determinado, vuelve a reflexionar sobre tu decisión de desertar. Además, generalmente los primeros ramos de la carrera no se parecen en nada a los que vienen más adelante.

Si ya superaste los dos consejos anteriores, viene lo radical: Salirte de la carrera

No quisiste esperar. O ya esperaste lo suficiente para que te quedara claro que no puedes seguir yendo más a clases. Se lo dijiste a todo el mundo interesado en el tema y te diste un par de días/semanas/meses para estar en la nada. Ya es tiempo de que generes un plan de acción y frente a esta decisión tienes miles de millones de opciones para darle rumbo a tu vida, entre esas:
a) Un año sabático, si es que tus padres tienen la suficiente plata para darte comida y servicios básicos. Hasta te alcanza para seguir teniendo tu dieta en base a completos y sopaipillas. Eres un ser afortunado.
b) Trabajar, porque tu mamá te dijo claro que “yo no voy a andar manteniendo vagonetas en mi casa”. La vida es dura.
c) Volver a tomar los facsímiles y hacer un preuniversitario. Tu sueño de sacar puntaje nacional e ir a tomar desayuno con el próximo Presidente todavía puede ser posible.
d) Porque si eres parte de los a) puedes saltarte b) y c) por un rato e irte a viajar por con la tarjeta de crédito de tus papás o postular a un work and travel y trabajar en un centro de ski en Canadá.

Quedarte en la carrera y comértela con mayonesa, ketchup y mostaza

Esta opción suena a suicidio y enfermedades mentales asociadas. La cuestión es: se puede. Muchos se han quedado, terminado sus carreras y ahora están recogiendo fruta en Australia (por eso quizá es mejor hacer eso antes). Otros tienen unos regios contratos con editoriales para escribir la saga de un personaje de ficción con muy mala suerte. Y algunos están trabajando en lo que se especializaron. Así que deja de llorar y súbete a la micro, que estás atrasado para llegar a clases.

Siempre puedes hacer un posgrado para mejorar tu rumbo

El último punto es el que más tiempo y planificación requiere. También necesita de tu paciencia, porque los postítulos tienen otro tipo de sistema de entrada. Primero, tienes que revisar los catálogos de todas las universidades para ver que están ofreciendo. Te darás cuenta que no necesariamente tienes que haber estudiado Ingeniería Comercial para hacer un magíster en Economía. Muchos posgrados están abiertos a otras disciplinas afines, sólo tienes que ser lo suficientemente busquilla para encontrarlos. A muchos estudiantes les cambia la vida y han encontrado trabajos perfectos para ellos. Existen muchas becas para magíster y doctorados, googléalas todas. También puedes cumplir ese sueño de irte al extranjero a continuar tus estudios en esa parte del globo donde siempre quisiste vivir.