Recapitular lo que ha pasado en los últimos años con Internet no es muy complicado. Dos mil cuatro aparece este concepto de Web 2.0 con componentes sociales a todo lo que conocíamos hasta entonces. La evolución de websocial trajo más tarde nuevos protagonistas como Facebook, Twitter, Spotify o Netflix y la incursión de los smartphones en el mercado masivo llevaron a que la relación más íntima que establecemos con nuestros equipos, generara nuevamente una revolución en el campo de la comunicación ayudando así a que aplicaciones y servicios móviles se volvieran los nuevos niños mimados: Foursquare o Instagram son sólo algunos ejemplo.
Dentro de todo este proceso de evolución, fue desde el momento en que Internet entró a los hogares del mundo, que la mayoría de las marcas comenzaron a construir una imagen snob respecto al medio, considerándolo casi como un de segunda categoría. Por suerte frente a eso aparecen estudiosos y creativos un poco más visionario capaces de resaltar las posibilidades de internet como un puente para que las marcas se den a conocer, primero demostrando que podrían segmentar mucho mejor a sus usuarios, más tarde invitándolas a dialogar semanalmente con los mismos, luego diciéndoles que hay conversaciones dándose a cabo y que deben formar parte ella, para actualmente decirles que hay una pequeña forma de que estén 24/7 junto a nosotros a través de una aplicación móvil.
Malditos Banners / Malditos Blogs
Lamentablemente detrás de cada nuevo caso rescatable de marketing digital que veíamos, aparecían 200 que no son más que una molestia para la mayor parte de la gente.
Los pop ups de los 90, nos llevaban a pantanosos landing pages con concursos arregladísmos, con el único fin de robar nuestro email y ciertos datos para más tarde llenarnos de spam. En el 2005 la moda era el blog. Todo el mundo, todas las marcas necesitaban un blog para contarnos las fascinantes cosas que estaban pensando o haciendo en sus oficinas, en teoría, promover una suerte de estilo de vida o concepto con el que en serio, nadie estaba interesado.
¿Habían entonces blogs de marcas interesantes?. Claro, las habían, pero aquí radica la diferencia entre uno y otro.
Los blogs se justificaban cuando había gente que desde fuera de internet, deseaba y buscaba seguir en contacto con una marca.
Starbucks hay uno solo, y nunca nos han obligado a seguirlos a cambio de un mísero espresso.
Déjame en paz.
Internet es un medio que permite permanecer en contacto unos con otros– eso está claro– permite que le preguntes algo al Presidente de la República y si tienes algo de suerte te conteste, facilita que una marca valiosa esté en contacto con sus consumidores, pero, en serio, bajo ningún punto de vista una estrategia digital, por muy buena que sea, será capaz de lograr un crecimiento a largo plazo forzando la obtención de más seguidores, likes o lo que sea que le llamemos en el futuro.
El consumidor de hoy en día no es tonto, y si intentan engatuzarlo mediante RTs para probar una cerveza con sabor a agua probablemente lo logren, pero el problema viene después, cuando a ese tipo le toca contar la experiencia a sus amigos, y ahí no hay comunicado de prensa, actualización en facebook, o fotografía etiquetada que logre salvar un mal producto. En ese sentido vemos que en internet existen dos tipos de estrategias que tienen éxito y no son un pain in the ass para el resto de personas que no quieren tener que leer spam: en primer lugar están aquellas que tienen un storytelling, en las que la marca actúa como un anexo o sponsor de algún protagonista, y aquellas más laboriosas y lentas pero efectivas, enfocadas en que aquél consumidor que siente que la marca es valiosa, se toma la molestia de seguirlos en todos lados, retextear lo que dicen, citarlos y recomendarlos incluso en el offline.
Esta última estrategia es la más complicada -claramente- porque implica ofrecer un producto o servicio de calidad, que orgánicamente va ganando adeptos. Para ellos, es para quienes internet es perfecto, porque esos usuarios felices se convierte gratis y sin complejo en embajadores, capaces de defenderla con uñas y dientes si es necesario. Por le contario, si quieres internet para darte a conocer rápidamente, para tener más presencia que la competencia o simplemente porque crees que es el canal de moda, lamentamos decirte que el mayor parte de los casos estarás en un error (Pues hay excepciones, obvio).
Finalmente el mensaje al usuario, es que si crees que una marca está molestándote mucho por la vía que sea, patalees, después de todo es obvio que detrás habrá algún tarado (community manager) que seguro no sabrá cómo reaccionar, pues su expertiz debe ser cambiar fondos de twitter y pedir RTS para regalar basura.
Yo ahora me voy a desactivar todas las invitaciones a concursar por celulares que no me interesan, almuerzos en restoranes con mala atención y a marcar todos los cupones de descuento como spam… es que de las marcas que apoyo, no hay mejor regalo que el que sigan haciendo su trabajo tan bien como siempre.
— Firma un tipo aburrido de las invitaciones a concursos de todo tipo, de los regalos a los followers y los casi “pay for like” que nos tienen rodeados.